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¿Una Nueva Licitación de Fibra?

SCT piensa abrir una nueva red para hacer más competitivo el mercado, dice Víctor Pavón-Villamayor; la nueva licitación de fibra oscura puede ser incompatible en objetivos con la recién entregada.
jue 24 junio 2010 06:03 AM
El Grupo de Inversionistas Telefónica-Televisa-Megacable es el único participante por hilos de fibra oscura. (Foto: SXC)
fibra (Foto: SXC)

En días pasados, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) concluyó la licitación de un par de fibras oscuras de la red de operación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Los derechos para la explotación de esta infraestructura fueron asignados finalmente al grupo de inversionistas integrado por Telefónica, Televisa y Megacable a un precio aproximado de 884 millones de pesos.  

La semana pasada, funcionarios de la SCT indicaron que la dependencia tenía planes de retomar las negociaciones con la CFE para iniciar un nuevo proceso de licitación de otro par de fibras oscuras de su red. La declaración muestra, sin duda, el gran interés de las autoridades federales por mejorar las condiciones de competencia que prevalecen actualmente en el segmento del transporte a gran escala de voz, datos y video en la industria nacional de telecomunicaciones. Sin embargo, el contexto en el cual toma lugar esta declaración genera la impresión de que nuestras autoridades están enfrentando un problema clásico de "inconsistencia intertemporal". El problema típico de inconsistencia intertemporal ocurre cuando las decisiones que se toman para periodos de tiempo largos, se revisan y cambian conforme transcurre el tiempo porque los incentivos que le dieron origen también cambiaron. En economía se considera que este fenómeno representa un problema porque el riesgo de observar inconsistencias y contradicciones entre la decisión inicial y las decisiones posteriores crece, generando así cierto grado de incertidumbre. Las implicaciones económicas de este fenómeno son ampliamente conocidas. El Premio Nóbel de Economía, Ronald Coase, estableció, por ejemplo, que un monopolio que vende productos duraderos no puede ejercer su poder de mercado -esto es, no puede establecer precios monopólicos- si sus decisiones son inconsistentes intertemporalmente.

Se entiende que el objetivo planteado inicialmente en la licitación de un par de fibras oscuras fue mejorar las condiciones de competencia en las redes de transporte, por lo que se estimó que la licitación de dos fibras generaría la suficiente capacidad adicional para alcanzar este objetivo. La conclusión de la presente licitación esta en línea con este objetivo, por lo que restaría esperar el despliegue de las inversiones complementarias de red que Telefónica, Televisa y Megacable tienen que realizar para explotar la infraestructura concesionada -se habla de inversiones del orden de 1,400 millones de pesos adicionales a los pagados por la adquisición de los derechos sobre la fibra, a materializarse en un periodo de 18 meses. Es precisamente el despliegue de estas inversiones de red y la operación misma de la infraestructura concesionada lo que permitiría, en principio, conocer en qué medida la licitación fue instrumental en la consecución del objetivo inicialmente planteado. ¿Cuál sería entonces la lógica de anunciar una nueva licitación de capacidad de transporte? Se antojan dos respuestas.

En primer término, es posible que la declaración obedezca a un reconocimiento implícito de que la asignación de la capacidad inicial (dos fibras) no es suficiente para lograr el objetivo de generar condiciones de competencia efectiva en las redes de transporte. En este caso, no existe un problema de inconsistencia intertemporal, sino uno de evaluación económica -toda vez que se reconoce, ex post, que se requiere de una mayor asignación de capacidad para lograr los impactos previstos inicialmente. En segundo término, es posible que estemos efectivamente frente a un problema de inconsistencia intertemporal, esto es, que las dos fibras recién asignadas sí sean compatibles con los objetivos planteados inicialmente, pero que éstos se hayan cambiado recientemente por otros objetivos más ambiciosos -lo cual explicaría la necesidad de una nueva asignación de capacidad.

Es difícil conocer en cuál de estos dos escenarios nos encontramos, pero en cualquier caso existe el riesgo de que una nueva licitación afecte el ritmo de las inversiones de red (complementarias y no comprometidas) necesarias para explotar la infraestructura concesionada. La razón es que la tasa de retorno de estas inversiones depende, en última instancia, de las condiciones generales de demanda que, entre otros factores, depende del nivel de competencia en el mercado. Una mayor competencia en este tipo de infraestructura podría atomizar demasiado la demanda y con ello, bajar la rentabilidad esperada de ciertas inversiones. El resultado podría ser entonces un menor despliegue de inversiones.

No se cuestiona que un nueva licitación de fibras pudiera ayudar a fortalecer las condiciones de competencia efectiva en las redes de transporte, pero es necesario que esa nueva licitación parta de un análisis serio y bien fundado de sus impactos económicos, particularmente a la luz de las nuevas inversiones de red que en los próximos meses estarán desplegando los ganadores de la actual licitación.

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* El autor es Doctor en Economía por Oxford, profesor del ITAM y socio del Grupo de Economistas y Asociados (GEA). Evaluador experto del Centro de Estudios Espinosa Yglesias en el área de política de competencia.

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