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La muerte y el duelo, dignos de atención

En nuestra sociedad la muerte se asocia al miedo y negatividad: José Bezanilla y Amparo Miranda; los sentimientos por la pérdida de una persona pueden atenuarse mediante un duelo adecuado.
lun 01 noviembre 2010 06:10 AM
Para hacer un presupuesto de servicios funerarios debes considerar el ataúd, la ceremonia, las flores y el traslado del cuerpo. (Foto: Jupiter Images)
funeral-ataud-muerte-JI.jpg (Foto: Jupiter Images)

Así como el ciclo del otoño comienza con el gradual cambio entre de la luz y el color, el calor de la primavera y verano, por el frío y la obscuridad del otoño-invierno, también en los asuntos humanos las consecuencias del tránsito de la vida a la muerte, pueden afectar la vida personal, las relaciones con los otros, la productividad y el rendimiento laboral, afectando diversos ámbitos del individuo, si no se da un manejo adecuado del duelo. La muerte es un proceso natural, pero que en la sociedad occidental moderna, se le ha dotado de una carga de negativismo y miedo. Para algunos, este proceso "terminal" representa en muchos casos la transición de la persona a un estado mejor de consciencia, mientras que para muchos otros implica la desintegración y extinción de la existencia, lo que puede generar importantes estados de angustia en aquellas personas que no la esperan o que no han logrado integrar de forma constructiva su vida.

Para los que viven la muerte de un conocido, familiar o amigo, esto implica una pérdida real; la persona ya no está, deja sus cosas e, incluso, deja un espacio vacío en la mesa, la recámara y el corazón. La muerte también puede representar aspectos extremos como el alivio y descanso del sufrimiento, pero también puede significar el caos, el desgarro y la locura de quienes no comprenden la naturaleza del hecho; todo esto depende de la forma cómo se maneje el "duelo".

El concepto de duelo fue investigado de manera muy profunda por la psiquiatra Elisabeth Kübler Ross a partir de sus experiencias en las salas de terapia intensiva con pacientes moribundos. Ella se dio a la tarea de describir las etapas que tiene un proceso de duelo "sano", así como las posibles consecuencias de uno patológico.

La primera etapa es la de negación, en esta la persona niega completamente la perdida, incluso puede encontrarse en un estado de adormecimiento, alejado de sus emociones e incluso como si la muerte no se hubiera presentado. En el ámbito laboral, es posible que la persona que está atravesando esta etapa, se encuentre distraída, lenta, cometa errores y presente un proceso lentificado de reacción.

La segunda se refiere a la ira, ésta conlleva una importante intensidad de emociones especialmente de ira, enojo y resentimiento, y surge cuando la persona toma consciencia de la muerte del ser querido, aquí la persona se enoja con Dios, la vida y todas las personas que tiene cerca, debido a que dicha perdida le duele mucho e, incluso, de manera inconsciente, puede llegar a sentir envidia porque los otros no perdieron a una persona que amaban. Una persona que está pasando por esta etapa, puede estar irritable y poco tolerante, ser sarcástica e incluso agresiva.

La tercera etapa, Kübler Ross la llamó pacto o negociación, esta se caracteriza por un intento de pactar con la vida y las personas una tregua debido al gran dolor que se siente y a la consciencia de la imposibilidad de lidiar con él, de ahí que en el trabajo una persona que atraviesa por esta etapa, puede estar muy condescendiente y con importantes sentimientos de culpa tratando de resarcir los daños que pudo haber ocasionado durante su tránsito por la etapa anterior.

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En la cuarta etapa la persona se enfrenta con un estado depresivo, esto implica que la persona ha tomado consciencia de la muerte de su ser querido y puede experimentar intensos estados de tristeza, caracterizados por llanto descontrolado y alguna forma de aislamiento social. Es en este momento cuando la persona se da la oportunidad de contactar con el verdadero dolor y significado de su perdida, lo que le da la oportunidad de reelaborar la relación sanando el profundo dolor que siente en su alma.

Cuando una persona atraviesa por esta etapa, puede tener importantes arranques de llanto en el trabajo, se retrae y puede presentar una nueva etapa de distracciones. Es muy importante que durante esta etapa pueda expresar sin juicio ni censura sus emociones, especialmente el dolor, ya que el compartir esto implica una importantísima posibilidad de sanación.

La quinta etapa fue llamada de aceptación, y se caracteriza por una asunción profunda de la muerte de la persona amada y solo es posible lograrla si se ha transitado por las etapas anteriores. Cuando una persona llega a este momento, comenzará a recuperar su estado de ánimo y funcionamiento habitual, volverá a acercarse a las personas.

La persona que ha atravesado por un profundo periodo de duelo y se ha dado la oportunidad de vivirlo, habrá tenido la posibilidad de contactar con un profundo dolor y enojo, que le han dado la oportunidad de conocerse y madurar, por lo que cuando termine este tránsito será una persona mucho más sensible y madura, ya que ha contactado con una parte de su alma a la que otros le temen y, en general, la cultura empuja al escape.

Para que una persona tenga la oportunidad de sanar su duelo de forma adecuada, es muy importante que las personas cercanas se encuentren "cerca" para que la puedan escuchar y acompañar, siempre en una actitud de aceptación y sin juicios, ya que si el doliente expresa sus sentimientos de odio muerte y frustración, y éstos son censurados por el miedo del escucha, este se cerrará o no volverá a hablar, abriendo la posibilidad a que el proceso de duelo se vea obstaculizado y se quede fijada en alguna etapa generando algún estado patológico.

La resolución de un duelo normal puede variar de entre 6 meses y un año, dependiendo de la cercanía de la relación, la madurez y recursos emocionales del doliente. De ahí que si se observa que la persona ha tenido una perdida hace más de un año y no ha logrado recuperar su nivel de funcionamiento normal, es posible que se haya generado o combinado con algún estado depresivo anterior o se halla estancado en alguna etapa del duelo.

Si se detecta que una persona se encuentra inmersa en alguna especie de duelo patológico, es necesario que se recurra a ayuda profesional con un psicoterapeuta entrenado, para que se le acompañe en el trabajo de sanación y superación del proceso.

*Los autores son miembros de Psicología y Educación Integral, A.C.

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