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OPINIÓN: Los estudiantes de medicina practican contigo mientras duermes

Un cirujano plástico revela cómo los estudiantes de medicina realizan sus primeras suturas en pacientes anestesiados
dom 16 octubre 2011 10:08 AM
cirugia sutura pie coser
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El médico Anthony Youn es un cirujano plástico del área metropolitana de Detroit. Es el autor de In Stitches, un libro de memorias humorísticas sobre cómo fue crecer como asiático y convertirse en médico.

Otoño. El aire es fresco y seco, las hojas cambian de color, y los estudiantes de medicina de tercer año llegan a los hospitales para  aprender a ser médicos de verdad ... practicando con personas reales.

Como cirujano plástico, parte de mi trabajo incluye el arte de la sutura. En los últimos 15 años, he tratado más de 10,000 cortes, incisiones, mordeduras y heridas.

Lo he visto todo —gente que se ha cortado con botellas de cerveza, que ha sido atacada por animales salvajes, e incluso, herida por dispositivos personales, íntimos. He hecho tantas suturas que coser a la gente se ha convertido en mi segunda naturaleza. Puedo reparar una mordedura de perro en la cara con los ojos vendados.

Pero, ¿cómo un cirujano se convierte en un experto en la sutura? Practicando con personas, algunas que ni siquiera lo sospechan.

Cuando llegué a la escuela de medicina, nunca había cosido a una persona. Lo más cerca que estuve fue cuando vencí a mi hermano mayor en el juego Operando. Tenía un largo camino por recorrer.

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Primero aprendí a hacer nudos quirúrgicos. Nunca había sido un scout o un marinero por lo que mi experiencia para atar nudos se limitaba a anudar los cordones de mis Nike. Comencé con un “tablero de práctica de nudos”. El tablero estaba formado por cordones de zapatos y una incisión quirúrgica simulada hecha de plástico y ligas.

La primera vez que lo tomé sentí como si tuviera seis pulgares en cada mano. Me tomó varias horas, pero al fin tuve una idea de cómo atar nudos. Luego me convertí en experto. Luego, me convertí en un mago para hacer nudos.

El siguiente paso, enfrentarse a la realidad: suturar. Muchos hospitales guardan sus viejos kits de sutura para que los estudiantes practiquen.

Para impresionar a los cirujanos y obtener una buena nota, tenía que deslumbrarlos con mis habilidades de sutura. Así que la presión estaba sobre mí.

En primer lugar, recogí una tonelada de suturas del hospital que no habían sido usadas. Tomé prestados algunos instrumentos quirúrgicos de mi padre (un ginecólogo obstetra), y fui a la carnicería a comprar una docena de patas de cerdo. Las traje a casa y las metí al congelador ¿Por qué? La textura de la piel de la pata de un cerdo es muy similar a la piel humana.

Todas las noches llegaba a casa y practicaba. Había cortado la pata del cerdo con un cuchillo de cocina y practicaba a unirlo con costuras, una y otra vez, innumerables veces, hasta que mis dedos estaban adoloridos. Si el carnicero no tenía patas de cerdo, las sustituía por pechugas de pollo, una alternativa decente en términos de textura de la piel… y con mucho más sabor.

Cuando comencé mi tercer año, ya estaba listo para trabajar en verdaderos seres humanos, quienes —afortunadamente para nosotros— estaban por lo general profundamente dormidos.

La primera persona que suturé fue una joven madre que me permitió cerrar su incisión quirúrgica mientras su ginecólogo obstetra me supervisaba. Seré honesto: era un manojo de nervios. Las manos me temblaban, mi pulso estaba acelerado, el sudor me escurría por la frente. Por un momento, mi visión se puso borrosa. La simple incisión giraba, se expandía, y se contraía. Sentí como si estuviera mirando a través de un caleidoscopio.

Entonces cerré los ojos e imaginé mi confiable pata de cerdo.

Me visualicé suturando. Abrí los ojos. Me sentí tranquilo. Respiré profundo. Con la guía del médico, até un nudo perfecto de cirujano. Comencé a suturar, poco a poco. Sin problemas. Sin esfuerzo.

Ése momento —la primera vez que un nervioso e inexperimentado estudiante de medicina sutura a un paciente vivo— no sólo es un suceso común, es un componente crucial de la educación de un cirujano. Para llegar a ser excelentes cirujanos, los estudiantes de medicina tienen que practicar en personas reales.

Ésta es la revelación completa: Si te sometes a cirugía y te encuentras con un estudiante de medicina antes del procedimiento, lo más probable es que el alumno practique su sutura en ti. Yo fui ese estudiante cientos de veces. Sin embargo, a menos que el paciente lo preguntara, el cirujano jamás admitía que yo era quien suturaba.

Los cirujanos a menudo omiten esta importante información, para no preocupar innecesariamente al paciente. A menudo me despertaba por la noche, preocupado por que las suturas que había anudado ese día se deshicieran, la incisión se abriera, y las tripas del paciente cayeran al suelo.

A pesar de que esto nunca sucedió, no me gustaría que el paciente se preocupara por esta situación. A decir verdad, los cirujanos que me supervisaban siempre se aseguraban de que mi sutura resultara exactamente como la habrían hecho ellos.

Por supuesto, el paciente tiene derechos. Un paciente puede negarse a permitir que un estudiante de medicina participe en su cuidado. Entiendo si alguien se siente incómodo permitiendo a un principiante suturarlo  mientras duerme . Pero para quienes me han permitido hacerlo cuando estudiaba, mis pacientes de ahora y yo les decimos "gracias".

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