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El status quo es el peor escenario

La negativa de CFC en Televisa-Iusacell mantiene la concentración en el sector, dice Antonio Rosas; el experto apunta que es necesario acabar con los monopolios poco a poco.
lun 13 febrero 2012 06:02 AM
El experto apunta que la CFC aún no es el árbitro nacional que promueve la competencia en los sectores de la economía. (Foto: Thinkstock)
telefono (Foto: Thinkstock)

La decisión de la Comisión Federal de Competencia de impedir que Televisa adquiriera el 50% de las acciones de Iusacell ha dejado insatisfechos a todos, incluyendo a dos integrantes de la CFC que votaron en contra. Con el fallo, la CFC demostró que aún no es el árbitro nacional que promueva la competencia en los sectores de la economía. No sólo por el sentido de su decisión, sino por el manejo del asunto, la falta de transparencia, y los criterios expuestos en su veredicto.

Delineemos un paralelismo entre la CFC y su equivalente en Estados Unidos. The Federal Communications Comission (FCC) regula las telecomunicaciones en este país. Recientemente, mostró su oposición a una gigantesca fusión entre los proveedores de telefonía celular AT&T y T-Mobile , este último de capital alemán.

Si bien AT&T retiró su plan de fusión, los comisionados de la FCC emitieron opiniones públicas del porqué no simpatizaban con la operación. El argumento era la reducción de opciones en el mercado que concentraría el 75% de los usuarios de telefonía celular en dos empresas. ¿Le suena familiar?

En el pasado, la FCC ha expresado dudas y notificado su rechazo a operaciones con potencial monopólico. Por ejemplo, en estos días analizan si dos filiales de Verizon Communications, el mayor proveedor de telefonía celular, pueden hacer sinergia mercadotécnica para promover el servicio de Internet de banda ancha por parte de la rama de su negocio que vende telefonía celular. Por el momento la idea no pinta con gran futuro.

Estas decisiones son tomadas bajo el ojo de poderosos intereses, como ocurre en México. Es decir, al norte de la frontera no hay un mundo perfecto.

Sin embargo, cuando la autoridad emite una decisión para evitar la concentración de servicios en pocas manos, lo hace velando por el interés de los consumidores. Al final notifican en público y en privado, sin empujones, filtraciones, ni espectáculos de cambios de domicilio.

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En México como en otras partes del mundo los grandes corporativos intentan crear divisiones de negocios donde consideran que está el futuro. Por eso Televisa invirtió en Iusacell.

En Estados Unidos esto se manifiesta cuando los grandes consorcios ofrecen servicios convergentes. La compañía de cable Comcast, dueña de la cadena NBC, ofrece paquetes triple-play, mientras que su competidora AT&T arma ofertas quadruple-play. Los gigantes empresariales extienden sus tentáculos si cumplen con las condiciones específicas que en cada operación les demanda la autoridad.

LA CFC negó la participación de Televisa en Iusacell no porque ésta no promoviera más competencia , sino por temer que las televisoras se coludieran para bloquear la publicidad de los competidores de Iusacell. Lo peor, que Iusacell abra la puerta para que TV Azteca y Televisa hagan equipo en cerrar la competencia en la televisión abierta, como si no lo hicieran ya.

En mi opinión, es claro que la CFC tomó una decisión salomónica. Con la regulación actual, tres miembros de ese órgano se negaron a eternizar el duopolio en la televisión abierta. Quizá el fallo fue un grito que urge a los líderes políticos a crear una nueva normatividad de acceso a nuevos competidores antes de fortalecer a quienes ya son jugadores dominantes.

En Estados Unidos usamos la frase: "Dos cosas malas, no generan una buena". Es decir, no habrá más competencia en televisión ni en telefonía móvil, y esto debería producir el benévolo resultado de no cerrar nuevas inversiones en la televisión abierta.

La CFC debe recordar que estas compañías reciben concesiones, ya que las frecuencias no son propiedad privada sino que le pertenecen al Estado. Las condiciones pueden ser modificadas para abrir sectores, o quizá diseñar pesadas multas a quienes observen prácticas monopólicas o desleales. En el extremo, se pueden retirar concesiones a los violadores recurrentes de la ley.

México debe incrementar el número de proveedores de servicios. Si las televisoras se unen en la telefonía celular no habrá argumento en contra válido para que alguien más, como grupo Carso, entre a la pantalla chica. Y una vez pasada la elección presidencial, se puede mejorar el marco legal, en el que ya se puede ir buscando consenso, para asegurar un terreno más plano para los competidores.

No permitir más competencia en un sector protege el estatus quo, muy criticado por el informe reciente de la OCDE . Para que México alcance el crecimiento económico que necesita es imprescindible terminar con las prácticas monopólicas, aunque sea caso por caso y no siempre sea de manera equitativa. Hay que abrir brecha ya.

Con la negativa para que Televisa invierta en telefonía móvil, se priva el crecimiento de un proveedor que sólo tiene el 4% del mercado. Y lo más grave, se niega a los mexicanos la oportunidad de escoger una opción adicional.

La CFC debe decir bajo qué criterios el trato de Iusacell es aceptable para que los participantes sepan a qué condiciones atenerse. Pero que quede claro que nadie quedará sin ser tocado en la diversificación de proveedores en telecomunicaciones. Si las televisoras quieren competir hoy en telefonía móvil, mañana lo harán en sus nichos de privilegio.

*El autor es analista enfocado en la relación binacional México-Estados Unidos y temas económicos.

   

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