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Las ‘apps’, tu nuevo asistente personal

Google y Wikipedia se han convertido en asistentes virtuales al alcance de tu mano; pero en el mundo ejecutivo un asistente personal es un oasis de calma y gran ayuda en el trabajo.
mar 25 septiembre 2012 06:03 AM
El asistente debe ser capaz de organizar reuniones, informar a los miembros del personal, y establecer contactos. (Foto: Archivo)
asistente (Foto: Archivo)

Nadie puede manejarlo todo por sí mismo. Incluso los mayores líderes, desde Alejandro de Macedonia hasta Nelson Mandela, se han visto obligados, ahora y entonces, a contratar los servicios de algún tipo de asistente personal. Creo que llegó el momento de dar a esos asistentes lo que merecen.

El asistente arquetípico es eficiente y modesto, no le importa ser eclipsado por su líder o empleador y, por lo tanto, la historia lo ha pasado por alto enormemente. La ficción ha sido más amable con ellos: sabemos cómo Don Quijote se apoyaba constantemente en el sufrido Sancho Panza; cómo Robinson Crusoe jamás habría logrado sobrevivir sin Viernes; y lo absolutamente perdido que habría estado Bertie Wooster sin su muchísimo más inteligente y talentoso mayordomo, Jeeves.

Uno de los primeros buscadores de Internet, se llamó "Ask Jeeves", (pregúntele a Jeeves), ahora es conocido como ask.com. Hoy en día, recurrimos cada vez más a la tecnología informática para facilitar nuestras vidas.

Usamos Google o Wikipedia en gran parte de nuestras investigaciones cotidianas. Compramos aplicaciones para nuestros teléfonos celulares que nos conectan de inmediato con servicios e información, de la cual pasamos a depender en seguida. En ese proceso, ahorramos además enormes cantidades de tiempo y dinero.

Entonces, ¿para qué necesitamos un asistente personal? Me resulta difícil saber por dónde comenzar, ya que necesito de la ayuda de varios asistentes, algunos humanos, algunos electrónicos, los que con frecuencia trabajan en forma simultánea en diferentes lugares y zonas horarias.

Buena parte de eso llega bajo el encabezado de información, y es ahí donde las Tecnologías de la Información (TI) nos ofrecen muchas alternativas. Con la aplicación Wikipedia , por ejemplo, tenemos acceso instantáneo a un almacén de información que antes nos habría exigido encaminarnos a la biblioteca más cercana. Con una aplicación meteorológica, comprobamos el clima donde sea que vayamos y planificamos de acuerdo con esa información. Y con Google Maps , encontramos el camino hacia casi cualquier lugar.

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Cada persona tiene su aplicación favorita. Twitter, Skype y Facebook pueden ayudar con ideas, negocios, creación de redes, o simplemente a mantener el contacto con amigos y familiares por todo el mudo.

Luego están las aplicaciones de juegos , adictivas, aunque satisfactorias para llenar esos momentos muertos durante el día, en los aeropuertos, estaciones de trenes o paradas de autobuses, o mientras se está haciendo cola en cualquier lugar.

Mi propia vida se ha vuelto mucho más sencilla durante estos últimos meses con la aplicación BA, que me permite planificar mis viajes, reservar y pagar mis pasajes, y luego revisar mis opciones cuando cambio de planes.

Entre los servicios más interesantes se encuentra Word Lens, un servicio de traducción instantánea que afirma que con sólo señalar las palabras en un menú se puede ver como se transforman hacia su propio idioma. Parece agradable, ¿cierto?

Sin embargo, llega un momento en que no basta con la información y es necesario establecer contactos con personas. Responder el teléfono es una tarea esencial.

Casi todos los empresarios jóvenes se ven en seguida en la necesidad de estar en diferentes lugares al mismo tiempo, mientras necesitan que sus clientes, o posibles clientes, puedan contactarse con ellos, y no sólo por medio de sus teléfonos celulares. Por razones de credibilidad, necesitan de algún lugar que por lo menos se oiga como si fuese una oficina, donde haya una persona real en el otro extremo de la línea.

Hay servicios de atención telefónica en todo el mundo, muchos de las cuales son indispensables para las pequeñas empresas y emprendimientos incipientes, y Regus es uno de los proveedores líderes de ese servicio. Sin embargo, hay momentos en que necesitamos de un recepcionista, conserje, subalterno y muchos otros.

Necesitamos que esa persona sea alguien bien informado, confiable, inteligente, discreto e imperturbable. Él o ella debe ser capaz de organizar reuniones, informar a los miembros del personal, establecer contactos, atender reclamos, bajar la tensión y hacer que todo marche en forma adecuada.

Pero tal vez la cualidad más importante del asistente ideal (una que comparten Sancho Panza, Viernes, y también Jeeves, si bien en menor grado) es que él o ella debe carecer casi por completo de ego.

En los escalones más altos de la vida empresarial y pública, es frecuente encontrarse con personalidades fuertes que compiten por la atención y la supremacía.

En medio de esos egos aplastantes, envidias mezquinas y politiquería permanente, el asistente perfecto es un oasis de calma y tranquilidad, una confiable caja de resonancia que dejará fuera lo emocional, apaciguará los enojos y las impaciencias y nos ayudará a que las cosas se hagan sin inconvenientes.

Con un asistente virtual o con una aplicación electrónica no hay, por cierto, problemas de ego, y este es uno de sus mayores atractivos. Si bien la tecnología no siempre funciona como uno desea, no es habitual que se convierta en una amenaza para la presión sanguínea o que nos genere alguna distracción emocional no deseada de la manera en que las personas reales pueden hacerlo.

Pero no existe aplicación o programa de TI que pueda asumir una instrucción instantánea, comunicar una idea, evaluar a personas, negociar, interpretar e informar de vuelta.

Estas son tareas para las que usted necesita de un asistente personal verdaderamente excepcional, de alguien que se conforme en un rol intrínsecamente subordinado. Escogí el adjetivo con cuidado, ya que cuando digo subordinado, ciertamente no me refiero a inferior.

Esas cualidades de inteligencia y sensibilidad que constituyen a alguien que sabe escuchar son cualidades que no abundan. Suelen darse junto a la amabilidad, la generosidad y la paciencia.

Me gusta pensar que Regus, con su servicio de conserjería y los demás servicios disponibles en nuestros centros de negocios, entrega a nuestros clientes algunas de esas cualidades.

En mi calidad de directora general de la empresa, me considero afortunada de poder solicitar personalmente los servicios de diversos asistentes personales. Algunos son hombres y otras son mujeres. Todos son inteligentes, sensibles y tolerantes. No sería correcto nombrar a alguno en particular, pero sé que no podría arreglármelas sin ellos.

Cervantes, Defoe y Wodehouse estaban en lo correcto. El asistente perfecto es una joya invaluable.

*La autora es directora de Regus en México.

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