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OPINIÓN: ¿Por qué el debate es crucial para el presidente Barack Obama?

Aunque el debate necesita ser ganado por Romney si quiere afianzar su campaña, para Obama también existe mucho en juego
mar 02 octubre 2012 01:53 PM

Nota del editor: David Gergen es un analista senior de CNN y ha sido asesor de cuatro presidentes. Graduado de la Escuela de Leyes de Harvard, es profesor en el servicio público y director del Centro para el Liderazgo Público en la Escuela de Gobierno Kennedy de la Universidad de Harvard.

(CNN) —  Hay un acuerdo general en que el debate presidencial del próximo miércoles por la noche es crucial para Mitt Romney. Casi seguro es su última oportunidad para darle la vuelta a la elección. Lo que es menos obvio es que hay mucho en juego también para Barack Obama: este debate puede tener un impacto poderoso en su habilidad para gobernar en un segundo término.

Romney está peligrosamente cercano a reventar la campaña que muchos modelos electorales afirmaban ganaría con facilidad. Sí, tres encuestas nacionales publicadas este lunes, incluyendo una de CNN, ponen a los dos candidatos a menos de tres puntos de distancia. Pero para Romney, el problema es que, mientras las encuestas suben y bajan cada semana, hay una constante: como lo ha demostrado Real Clear Politics, Obama está al frente y ha estado por casi un año. Las noticias para el Partido Republicano de estados clave son aun peores, especialmente en el medio oeste.

A menos de que quiera solo cumplir con su trabajo como candidato, Romney está en la posición poco envidiable donde él tiene que cimbrar la dinámica de la campaña este miércoles por la noche. Traducido, eso significa que tiene que anotar una victoria convincente en los ojos de los votantes. Simplemente ser tan bueno como Obama no será suficiente, un empate es para el líder.

¿Puede Romney lograr una victoria en el debate? Desde luego —umm teóricamente. Tal como lo ha demostrado en los debates republicanos, es rápido, puede tirar golpes y contragolpes, y se mira presidencial. Pero su campaña lo ha dejado con tanto terreno que recuperar que será muy difícil: en el espacio de 90 minutos tiene que convencer a los votantes por primera vez que tiene un mejor plan para la economía, presentar su idea de que Obama no lo tiene y probar que es más agradable que nunca. Y todo el tiempo, tendrá que defenderse de los golpes de Obama, que tiene mucho material para utilizar en los errores de Romney del pasado. Entonces, sí, Romney puede ganar, pero será complicadísimo. No basta con haber estado practicando demasiado.

Pareciera, entonces, que Obama simplemente será cauteloso, eligiendo un cuerpo a cuerpo en el centro del ring en vez de golpes duros, y simplemente salir de ahí con un empate. Pero viéndolo de cerca, Obama debería de buscar también una victoria.

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En algunas encuestas en semanas recientes, especialmente en estados clave, el presidente ha abierto una segunda posible vía a la reelección. Por mucho tiempo, sus asesores de campaña han asumido que ganará por un margen de victoria que sería estrecho, de menos de tres puntos. Inclusive ahora, sus asesores están asustados, asumiendo que la carrera presidencial se cerrará de forma significativa en las semanas finales.

Pero al parecer hay otra posibilidad: contrario a la sabiduría convencional, Obama podría ganar casi todos los estados que ganó el año pasado y lograr una victoria por un margen de cinco puntos.

La diferencia entre un triunfo grande y uno pequeño de Obama es, utilizando la famosa frase de Mark Twain, casi la diferencia entre un rayo y una luciérnaga.

Viendo más allá de noviembre, lo que realmente importa para Obama es si efectivamente puede gobernar un segundo término. Si gana por amplio margen, puede argumentar persuasivamente que los estadounidenses hablaron fuerte y claro, al elegir su propuesta sobre la de Romney, al menos, puede reivindicar un mandato a favor de altos impuestos para los ricos, una fuerte red de seguridad para quienes están en problemas y abordar con cautela la reducción de los costos de seguridad social: Medicare y Medicaid. A los republicanos les será mucho más difícil confrontar su mandato si gana por amplio margen.

Por otra parte, una gran victoria de Obama haría que el Senado estuviera de manera segura en manos de los demócratas y —menos probable— podría poner algunos asientos de la Cámara baja en juego. Los asesores de la campaña de Obama han establecido una gran estrategia por meses, tienen por mucho más oficinas en estados clave que Romney. Sus esperanzas se basan en que, si se logran los suficientes votantes, una marea creciente llevará río abajo a muchos botes. Especialmente en el Senado, hay esperanzas de que un candidato demócrata puede llegar a tres puntos de Obama. Si rompe la barrera del 53% en estados clave, eso puede resultar en el triunfo de muchos demócratas.

Sumen la posibilidad de un mandato convincente con los resultados del Congreso que pueden ser mucho mejor de lo esperado hace unos meses y ¿qué tienes? Bingo: el resurgimiento de Obama rumbo a un segundo mandato. Para algunos de sus asesores, esto haría mucho más probable que pudiera alcanzar un "gran acuerdo" sobre el déficit, rompiendo el estancamiento que paraliza ahora a Washington y que está frenando la inversión empresarial.

En resumen, Obama también tiene mucho en juego en el debate del miércoles. Los miembros de su equipo pueden hablar como si tuvieran menos en juego que su oponente, pero en sus corazones, saben que si Obama puede poner a Romney lejos en su primer debate, que bien podría tener algo de chispa a sus órdenes en un segundo término.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a David Gergen.

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