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OPINIÓN: Instagram, una herramienta creativa y no el final de la foto

La famosa aplicación de filtros no extinguirá el arte de entender y capturar la iluminación, el encuadre y una composición
mar 16 octubre 2012 10:36 AM
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Nota del Editor: Richard Koci Hernández fue galardonado con el Emmy nacional de productor multimedia. Ha trabajado como fotoperiodista por más de 15 años. Fue nominado al Pullitzer en dos ocasiones, actualmente da clases en la Escuela de Posgrado de Periodismo de la Universidad de Berkeley, en California.

(CNN)  Es el truco de magia más grandioso del mundo. El encantamiento ocurre ciento de millones de veces todos los días al presionar un botón, o aún mejor, con un toque en la pantalla, y ¡bang!, el tiempo se detiene.

La magia es la fotografía.

Hoy en día subimos más de 200 millones de imágenes al día solamente en Facebook. Nuestros teléfonos se han convertido en el aparato ideal para grabar y fotografiar. O, desde mi punto de vista, mi cámara también puede hacer llamadas.

Los teléfonos inteligentes reviven la época dorada de la fotografía. Pero tristemente la conversación se enfoca en el aparato y el uso de los ficticios y nostálgicos filtros, en lugar de pensar en cómo los fotógrafos pueden elegir de entre  un amplio rango de posibilidades para ser creativos .

No debemos olvidar que las herramientas de un mago, así como la elección de una cámara para un fotógrafo, son solo parte de la producción de la ilusión. Cuando sale el conejo del sombrero, su color o raza es irrelevante. Lo que es importante es la habilidad del mago para evocar el asombro de la audiencia. En la fotografía, el equivalente es tomar una imagen que transmita fuertes sentimientos, sin importar el aparato que capturó la imagen o su tinte nostálgico.

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Los smartphones democratizaron la fotografía, e Instagram, en particular, nos brinda una plataforma sin precedente para nuestras imágenes. Pero en lugar de maravillar con todas sus opciones, hay algo de quejas. Algunos profesionales se sienten amenazados al ver el nivel del campo de juego, lo interpretan como el final de la habilidad y la maestría de la fotografía. No deberían temer.

La fotografía tiene sus raíces en la rebosante cultura del amateur. Lo que sucede hoy es similar a la proliferación de la cámara Brownie de Kodak a principios de 1900. Una cámara barata y fácil de usar por cualquiera, esto no quería decir que era el final de la fotografía o automáticamente convirtió a todo el mundo en Richard Avedon.

Las apps de foto no le darán a Jane, fotógrafa de smartphone, un mejor sentido de la composición, o de iluminación o de encuadre. Las aplicaciones y filtros solo cambian la forma en que se ve una foto y su sentimiento estético. Eso no la hace una mejor fotografía. Si le pones labial a un cerdo, seguirá siendo un cerdo.

Fotografiar con un smartphone

Para mí, la fotografía es mi memoria. La he escogido para probar que existo. Veo mi visión del mundo en lo que he capturado, es mi búsqueda por un significado. Muchas veces las palabras son inadecuadas para mí, entonces elijo definir mis experiencias con fotografías.

Este pequeño acto de magia no me separa —como la crítica Susan Sntag dio a entender en su libro On Photography— del aquí y el ahora. De hecho, estrecha mi lazo con el presente.

Una imagen salpicada con nostalgia sintética le dice a todos: "Estuve aquí y esto es lo que vi". La cámara del teléfono me permite ofrecer una probadita de mi yo, aquí y ahora, en niveles sin precedente, a una audiencia global con una inmediatez impresionante.

Por qué usar filtros

Las fotografías de mi niñez tenían un sentimiento cálido, desvanecido  y un poco fuera de foco. Son la huella de las cosas del pasado, comida reconfortante para los ojos. Parece natural añadir la opción de filtros nostálgicos durante mi proceso fotográfico.

Cuando descubrimos una imagen desvanecida, agrietada y rota, la manejamos con respeto y cuidado. El tiempo la honra con su bendición.

Sin embargo, mis imágenes digitales nunca verán los estragos, siempre se conservarán impecables y siempre estarán en su estado original, en la perfección del ahora, sin la posibilidad de que las fallas del pasado le afecten y la deterioren.

Quiero que mis memorias, como las impresiones de mi niñez, se desvanezcan, que se mezclen con el éter de mi pasado. Sé que a mis imágenes no las puede tocar el tiempo, por eso retraso el momento con los filtros.

Aceptar el presente

Todo tiene que ver con el tiempo. El que perdemos y lo que el futuro hará con nuestros recuerdos. Se trata de la capacidad que tiene la tecnología de comprimir instantáneamente nuestros pensamientos e imágenes colectivas en dígitos binarios de 1s y 0s.

Ahora tenemos un mar de imágenes. En el horizonte percibo la formación de un nuevo lenguaje fotográfico. Aceptemos la fotografía, así, como es ahora. Y sigamos en busca de nuestra voz, perspectiva, historia y estilo individual, sin importar el medio.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Richard Koci Hernández.

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