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OPINIÓN: El último debate en EU trató de algo más que de política exterior

En su tercer encuentro, los candidatos de EU no querían referirse a otras naciones sino a la problemática de sus propios ciudadanos
mar 23 octubre 2012 01:42 PM
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Nota del Editor: David Gergen es analista político experto para CNN y ha sido consejero de cuatro presidentes. Egresado de la Escuela de Leyes de Harvard, es profesor de servicio público y director del Centro Público de Liderazgo de la Escuela de Gobierno Kennedy en la Universidad de Harvard. 

(CNN) — El último debate presidencial abordó los temas principales a nivel mundial —desde Siria e Irán hasta Afganistán e Iraq— pero si escuchas con cuidado, también percibirás una conversación totalmente diferente: señales de electores en sus casas intentando decidir sobre unas elecciones directas y contundentes.

Hace un mes, este encuentro final acerca de política exterior  parecía ligeramente irrelevante.

En una serie de encuestas se pidió a los electores que clasificaran el tema que consideraran más importante, la política internacional ocupó el nivel más bajo. Solo el 6% escogió “política exterior y Medio Oriente” en una encuesta de la NBC News/Wall Street Journal. CBS News y New York Times presentaron una versión abierta de la misma pregunta en la que los asuntos internacionales ni siquiera se ubicaron en la lista de los primeros 10.

Pero los debates han transformado el panorama de las elecciones. Con la contienda muy cerrada a 15 días de las elecciones y el encuentro final, ambos candidatos están desesperados por hacer sus alegatos finales a los electores que aún están indecisos. Y aunque la noche del lunes aparentó representar el papel de los estadounidenses en un mundo de cabeza, seguramente será con el fin de tratar temas al interior.

Para el presidente Obama es una gran oportunidad para perfeccionar al grupo que podría ser el más importante en esta elección: las mujeres. Como lo señaló Ron Brownstein, uno de los mejores discípulos de la relación entre la política y la demografía, Obama podría ganar las elecciones si se gana a más mujeres con educación universitaria en el suroeste y más mujeres sin educación universitaria en el oeste. Ya ha incursionado en ambas, pero necesita un poco más de peso.

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La pieza clave de Obama son las mujeres a las que intentará convencer de que no solo protegerá nuestra seguridad sino que dejará al país sin guerra alguna. Lo argumentó con la captura de Bin Laden y el retiro de las tropas de Estados Unidos de Iraq y Afganistán.

Las sanciones que han llevado a Estados Unidos y a sus aliados a acercarse a Irán, podrían desactivar la posibilidad de un conflicto armado. Probablemente, la historia que filtró la administración del New York Times el fin de semana acerca de las nuevas pláticas con Irán, tuvieron la intención de preparar precisamente esa conversación.

El equipo de Obama presentó a Romney con una opción engañosa, o simplemente va con el acuerdo de que más pláticas con Irán serían inteligentes antes de cualquier atentado con bomba o tomar una línea más fuerte con Irán. Con la primera opción corre el riesgo de que Romney diga “yo también”, pero la segunda podría hacer que se viera simplemente muy bélico —un George W. Bush 'recargado'—. De cualquier manera, tuvo que sortear la trampa. Otras preguntas igualmente difíciles alrededor de otros temas surgieron sobre todo acerca de la creciente disputa sobre si Estados Unidos debe intervenir en Siria  o la inminente guerra civil entre Turquía y Líbano.

Para Romney, un factor clave durante la noche del lunes fue el de encontrar una manera de entregar su mensaje central: él será mejor que Obama con nuevas oportunidades de empleo, sorteando el déficit y creciendo la economía.

En la superficie, un debate de política exterior no se presta para dicho mensaje, pero un candidato inteligente puede encontrar la manera de argumentar que la amenaza más grande a la seguridad nacional de Estados Unidos es el debilitamiento de la economía y la desmoralización en el hogar. Los líderes militares, desde la época de Eisenhower han discutido exitosamente que la paz viene a través de la fortaleza, tanto por la vía de las armas como por la de la economía.

Ha quedado claro desde hace algún tiempo que Obama y Romney manejan campañas cada vez más diferentes. Obama crea mensajes y acciones para que varios grupos sigan su fórmula: mujeres, minorías y los jóvenes.

Romney, por otro lado, trata de ganar a través de un solo mensaje que va dirigido a todos: yo puedo mejorar esta economía.

Cada uno mejoró sus estrategias e intentó enviar su mensaje durante el debate, que representa una oportunidad para detallar quién será mejor comandante en jefe. Obama ganó durante casi toda la campaña, pero desde el primer debate, como en otras áreas, Romney está muy cerca.

Las elecciones de Estados Unidos, pocas veces, se ganan por un tema en particular acerca de política exterior, pero a los electores les interesa sentirse seguros y confiados acerca de la persona que dirigirá la Casa Blanca y recibe llamadas a las 3 de la mañana. Obama avanzó mucho con ese historial desde su candidatura hace cuatro años. Pero la reciente rebelión en Medio Oriente, y su administración, han causado algo de nerviosismo.

Mientras tanto, Romney fue torpe en asuntos exteriores —recuerden su fallido viaje  a Europa durante el verano— pero parece que se ha estabilizado desde entonces.

Entonces, aunque los temas de política exterior fueron clasificados como una de las prioridades menos importantes para los votantes estadounidenses, el debate emergió como otro momento crítico en la larga y emocionante carrera al día de la elección.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a David Green.

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