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Por una educación de calidad en México

Los actuales sistemas educativos en AL refuerzan la desigualdad, dice Juan Pablo Castañón; la mala calidad de la educación es uno de los factores que limitan la competitividad de México.
lun 14 enero 2013 06:00 AM
La nueva formación, rápida y en línea. (Foto: Getty Images )
educacion escuela

La Reforma al artículo 3° Constitucional aprobada por el Congreso de la Unión y avalada por siete congresos estatales es un paso trascendente que sitúa a México en el umbral de una revolución de capital humano similar a la que han emprendido otras naciones que hoy lideran los índices globales de calidad educativa, como Corea del Sur y Finlandia. 

América Latina es la región más desigual del mundo, desde el punto de vista de la distribución del ingreso. Lamentablemente los sistemas educativos en nuestros países en ocasiones preservan y refuerzan esa desigualdad, pues las mejores escuelas y los maestros mejor capacitados están destinados a las familias de ingresos medios y altos.

La reforma que estamos emprendiendo en México puede ayudarnos a romper con ese círculo vicioso mediante mecanismos de evaluación con consecuencias, para que los niños y jóvenes de todas las familias de bajos ingresos puedan acceder a una educación de calidad y eventualmente puedan dejar atrás las condiciones de precariedad en las que viven.

La reforma establece un servicio profesional docente con nuevas reglas del juego, que fija criterios de evaluación a los que se sujetarán los maestros; fortalece al Instituto Nacional de Evaluación Educativa, promueve la creación de un Sistema de Información y Gestión Educativa; otorga una participación activa a los padres de familia en la elaboración de los planes de estudio y establece el aumento de escuelas de tiempo completo, atendiendo el criterio de mayor calidad de la educación.

Hemos logrado algunos avances, pero son insuficientes. De  acuerdo con el reciente Reporte de la UNESCO titulado Los jóvenes y las competencias, las políticas de protección social destinadas a grupos específicos que han sido puestas en práctica durante los últimos años de la década de los 90 en México y Brasil, han logrado mejorar las calificaciones medias y reducir la desigualdad en cuanto a resultados de aprendizaje.

El porcentaje de alumnos con resultados bajos en cada cuartil de condición socioeconómica en ambos países, ha disminuido entre 2003 y 2009, lo que se traduce en progresos realizados por los alumnos desfavorecidos.

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Hemos hecho esfuerzos por asignar mayores recursos a la educación, actualmente destinamos el 22% del gasto público al sector, contra un promedio de 13.3% de la OCDE. A pesar de ello, seguimos ocupando las últimas posiciones entre los 32 países de dicho organismo multilateral evaluados por el programa PISA. El 50% de 1.3 millones de estudiantes mexicanos de tercero de Secundaria tiene un dominio elemental del lenguaje y matemáticas.

La mala calidad de la educación es uno de los factores que limitan la competitividad de México, de acuerdo con el índice global del Foro Económico Mundial, indicador en el que ocupamos los últimos lugares, en el sitio 118 de entre 144 países.

Aumentar la calidad y equidad educativa es clave para la transformación de nuestra nación, y así lograr un desarrollo sostenible con justicia social.

En esta tarea, el elemento fundamental es el maestro.

La revolución del capital humano que se ha dado en los países desarrollados y muchos emergentes parte de este principio: una política eficaz e integral para formar, reclutar, actualizar y profesionalizar a los mejores maestros. El énfasis debe estar en el aprendizaje efectivo de los alumnos, a partir de un cuerpo docente que lo asegure y un sistema que lo sustente.

Celebramos que el centro del debate sobre la educación en México saliera  del ámbito sindical y político. El eje debe ser la construcción del modelo educativo que México necesita.

Esta es una tarea de la sociedad civil. En momentos de crisis y cambio, Coparmex ha impulsado la renovación de instituciones de acuerdo a las necesidades de la coyuntura histórica. Dos ejemplos son la ciudadanización del IFE y la autonomía del Banco de México. Hoy, proponemos a todos los maestros y al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación ampliar sus miras y trabajar para elevar la calidad de nuestro sistema.

Llegó la hora de la voluntad. Tomemos como inspiración el ejemplo de José Vasconcelos y los maestros que en la primera mitad del Siglo XX impulsaron la alfabetización de México, con una reforma educativa y un renacimiento cultural reconocido en todo el mundo.

Para Coparmex, la educación no sólo es un instrumento para el mejoramiento económico de las familias, sino un elemento indispensable en la emancipación integral de las personas.

Reafirmamos nuestro compromiso de pugnar por una educación en la familia, en la escuela y en la empresa, para que todos los mexicanos puedan adquirir las competencias y habilidades  necesarias para enfrentar el mundo global, siempre respetando la dignidad del ser humano.

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