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OPINIÓN: ¿Delfines en cautiverio?, ellos pertenecen al océano...

Parece que sonríen siempre, pero la realidad es que viven bajo estrés, sienten pánico y sus condiciones en cautiverio son deplorables
mar 23 abril 2013 06:50 AM

Nota del editor: Richard O’Barry es defensor de los delfines. Trabajó durante 10 años como entrenador de estos animales en cautiverio, principalmente en la popular serie de televisión Flipper. Por 40 años ha luchado contra la explotación de esta especie. En 2009 protagonizó el documental, ganador del Oscar, The Cove. Y actualmente es el director del Dolphin Project y Save Japan Dolphins, proyectos auspiciados por el Earth Island Institute.

(CNNMéxico) —Recuerdo el día en que inició el Dolphin Project como si fuera ayer. No bastó con una carta o con imprimir mis tarjetas de presentación. Algunas de estas cosas tomaron meses, incluso años, en completarse. Pero realmente todo comenzó en el instante en que un delfín llamado Kathy murió en mis brazos.

Yo trabajaba como entrenador para la popular serie de televisión Flipper en 1960. Tenía la responsabilidad de cuidar a los cinco delfines que participaron en el papel, debía enseñarles trucos y asegurarme de que lo hicieran en el momento de filmar. Cada uno de ellos era increíble —inteligentes, ágiles o agradables— pero Kathy sobresalió entre todos y fue la que interpretó al famoso animal en la mayor parte de la historia.

Conocí a Kathy en Bizcayne Bay, Florida, donde la capturamos junto con su manada. Pasados algunos días, después de ponerla en el tanque de entrenamiento en el Acuario de Miami, su madre fue enviada a Nueva York para participar en el show de delfines en la Feria Mundial de 1964. Nunca volvieron a verse.

Cuando terminó mi trabajo en Flipper, los delfines volvieron al acuario. Kathy se deprimió, lo noté un día que fui a visitarla. Cuando llegué a su tanque, me horroricé al descubrir que su cuerpo estaba cubierto de ampollas negras mientras flotaba con indiferencia por la superficie del agua.

Salté inmediatamente y la tomé en mis brazos. Me miró a los ojos y respiró por última vez. A diferencia de los humanos, los delfines respiran voluntariamente, así que cuando se negó a volver a hacerlo, ella murió en mis brazos.

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En ese momento pasé de ser un entrenador a un activista en busca de una solución a esta especie que vive en cautiverio, y lo he hecho por más de 40 años.

Es difícil entender por qué está mal. Después de todo, los delfines siempre parecen sonrientes. Pero la realidad es que sufren enormemente. Sus 'sonrisas' son uno de los mayores engaños de la naturaleza, siendo una característica hidrodinámica en lugar de una expresión. Sus rostros desmienten la emoción y revelan una verdad ante nuestros ojos esperanzados.

Hay muchas razones por las que no deben estar en cautiverio. Sabemos que son extremadamente inteligentes y que   su cerebro es más grande y complejo que el nuestro . Son conscientes de sí mismos.

Es una especie emocional, algunos dicen que de hecho lo son más que los humanos. Literalmente, pueden ver a través del cuerpo con su sonar, incluso, "ver" estados de ánimo contenidos.

Se identifican por nombres. Regularmente rescatan humanos y otros animales, y estoy seguro de que es el único animal salvaje que lo hace . Basado en esta información, es imposible deducir que no sufren al igual que nosotros cuando somos violentados. A pesar de todo, seguimos maltratándolos y creemos que nos pertenecen.

El Dolphin Project busca proteger lo que le pertenece al océano. Desafortunadamente, necesitan nuestra ayuda urgentemente. En lugares como Taiji, Japón, como aparece en el documental The Cove, los delfines son asesinados por miles cada año para vender su carne, a pesar de que la demanda ha disminuido.

No existe una manera digna de matar a un delfín, puede llevarle varios minutos de agonía, seguido de un largo proceso de captura en el cual la manada siente pánico y desorientación, conducidos así a aguas poco profundas por sus despiadados cazadores.

Nadie merece ser tratado así, sobre todo cuando se trata de alguien que puede sentir angustia, terror y dolor.

Durante esta temporada de cacería también se define cuáles serán utilizados para el cautiverio. Son apartados de su familia y sometidos a un estricto régimen de entrenamiento que incluye la privación de alimento.

Los distribuyen a diferentes acuarios alrededor del mundo, nunca vuelven a ver el océano ni a ser reunidos con su manada. Entretienen a los turistas cada día de su vida, sin la esperanza de retirarse algún día o si quiera tener vacaciones.

México es un ejemplo de ello, como Estados Unidos y otras, donde aún ocurre la explotación de los delfines en cautiverio. Los turistas desconocen la situación y solo disfrutan de la experiencia, pero estos animales funcionan bajo estrés y viven en condiciones deplorables.

También en México ocurre la persecución y cacería de miles de delfines, así que, cualquier atún que compres en México está manchado con la sangre de los delfines.

Estos animales son increíbles, más que la mayoría de las personas que conozco. Al mismo tiempo que se transmitía Flipper en la TV, sabíamos muy poco sobre ellos. Pero después la ciencia comenzó a revelar sus secretos y descubrió que pasa mucho más en la mente en un delfín de lo que conocemos.

Actualmente, está científicamente comprobado que hay alguien consciente de sí mismo, mirando hacia ti, desde las olas o a través de un mugriento cristal.

Si amas a los delfines no apoyes a la industria del cautiverio, no compres un boleto para esos shows o para nadar con ellos o ir a alguna exhibición. Ellos pertenecen al océano, hagamos lo posible para que siga siendo así.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Richard O’Barry.

Para más información, visita el sitio:  http://www.dolphinproject.org

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