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OPINIÓN: Homosexualidad y homofobia, una cuestión de derechos humanos

Es una forma de discriminación que niega la igualdad de derechos, la dignidad humana y promueve la violencia
vie 17 mayo 2013 09:46 AM
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Nota del editor: Ricardo Bucio Mújica es presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación ( @CONAPRED ) de México. Síguelo en su cuenta de Twitter:  @ricardobucio  

(CNNMéxico) — La homosexualidad no es un problema, pero la homofobia sí: es discriminación.

Se basa en un conjunto de estigmas inmerecidos, prejuicios desventajosos, estereotipos enraizados y tabúes aceptados acríticamente. Disminuye la esperanza de vida, la protección contra los riesgos y el acceso a los servicios.

Fortalece la intolerancia a la diversidad y facilita los abusos de la autoridad. Promueve la ruptura de las familias y el odio entre los grupos. Legitima la ley del más fuerte. Es caracterización de superioridad y de inferioridad, y negación de igualdad en derechos . Normaliza la desigualdad.

Se expresa en maltrato, abusos, exclusión, miedo y ruptura del tejido social. La homofobia, como toda forma de discriminación, es negación de la dignidad humana, afianza la pobreza, es tierra fértil para la violencia y cáncer para la democracia.

Es, sin duda, un fenómeno complejo. Por ello, es indispensable comprenderla mejor, y descifrar cómo ha influido en la construcción histórica de nuestra sociedad. Comprender cómo hace imposibles las relaciones interpersonales basadas en el respeto, la igualdad y el reconocimiento mutuo.

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LEER: La discriminación, algo tan prohibido como acostumbrado

Personas homosexuales, gays, lesbianas, bisexuales, travestis, transexuales, transgénero e intersexuales (LGBTTTI), viven en todo el mundo situaciones complejas en razón de su orientación sexual o de su identidad de género. Las viven en cada lugar del país de manera continua y continuada, en las casas, en el bullying homofóbico, en el trabajo, en la calle, en los comercios o los hospitales.

Aún no hemos logrado pasar del reconocimiento de la diversidad al de la igualdad, que se construye a partir de las diferencias y no de la uniformidad, que supone la eliminación de la desigualdad de trato desde todos los ámbitos de la sociedad y en todos los rincones del país.

Ello supone, fundamentalmente, la certeza de que la orientación sexual e identidad de género de cada persona es un tema de derechos humanos, es decir, de obligaciones sociales y políticas, y no solo de lo más profundo de cada persona. Esta certeza ha ido avanzando de diversas formas en el mundo, pese a que sigue siendo un tema de gran complejidad.

México participó en la Conferencia Internacional sobre Derechos Humanos, Orientación Sexual e Identidad de Género, celebrado en Oslo, Noruega, el pasado mes de abril. El propósito fue realizar una análisis sobre en dónde estamos en este tema a nivel mundial, hacia dónde nos dirigimos, y qué tan certeros serán esos avances en materia de derechos humanos.

Resulta necesario reconocer el papel fundamental que ha desempeñado la ONU en relación a la situación y los retos que atañen a grupos de la diversidad sexual .

"Todos deberíamos estar indignados cuando vemos cómo hay personas que sufren discriminación, agresiones e, incluso, asesinatos por ser lesbianas, gays, bisexuales, transexuales o transgénero. Todos deberíamos alzar la voz cuando alguien es arrestado y encarcelado por a quien ama o por la apariencia que tiene", expresó Ban Ki-Moon, secretario general de Naciones Unidas en el mensaje enviado a los participantes de la Conferencia .

Ban Ki-Moon negó que la cultura, la religión o la tradición puedan ser utilizadas por las autoridades de un país para justificar la discriminación a personas de la comunidad LGBTTTI. Agregó que los gobiernos tienen la obligación de proteger a todos, pero todavía muchos de ellos se niegan a reconocer la injusticia de la violencia homófoba y la discriminación. "Tenemos que documentar el problema y compartir la información con los Estados de forma regular para fomentar el debate y la acción", dijo.

Parte de lo que se definió en la Conferencia mencionada, fue:

— Apoyar la creación de mecanismos de la ONU para atender problemas relacionados con la discriminación a la comunidad LGBTTTI.

— Afirmar que nadie tiene derecho de obstruir los derechos humanos y de infringir en forma de discriminación por su género o preferencia sexual.

— Enfatizar que es obligación del Estado proceder, respecto a los derechos humanos, bajo las leyes internacionales que hay al respecto.

— Aplaudir las resoluciones tomadas por la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), así como la jurisprudencia de la Corte Europea sobre los Derechos Humanos, el trabajo de la Unión Europea y la comisión de los derechos humanos en Asia y África.

— Expresar que la meta a lograr es que en el mundo no exista discriminación de ningún tipo.

— Reconocer la necesidad de  promover un trato digno y apropiado para quienes sufren esta violencia y sensibilizar a la población.

LEER: Expresiones homofóbicas en México datan del siglo XVIII, según estudio

Un alto porcentaje de quejas y reclamaciones que recibe y atiende el Conapred tienen su base en la homofobia. De enero de 2011 a marzo de 2013 suman 377 los presuntos casos de discriminación en agravio de personas de la comunidad LGBTTTI. Estos datos contradicen la Declaración de Derechos Humanos y Orientación Sexual e Identidad de Género (apoyada por 66 países en la ONU), que indica que "el principio de no discriminación exige que los derechos humanos se apliquen igualmente a cada ser humano sin importar la orientación sexual y la identidad de género".

Lo expuesto en Oslo evidencia que esta situación es una problemática mundial con diferentes niveles de avance.

En México debemos enfocarnos  a revertir lo más pronto posible la exclusión y la cultura social de rechazo y obstaculización en el ejercicio de derechos para la diversidad sexual, pero principalmente pensar que debemos terminar con el sufrimiento, la violencia y la discriminación que todos los días viven las víctimas de homofobia y de transfobia.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Ricardo Bucio Mújica.

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