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La Fed necesita un CEO

El próximo dirigente debe imprimirle a la Reserva Federal una visión de negocio, dice Moshe Silver; más que un economista, la entidad necesita a alguien que sepa gestionar recursos y presupuestos.
jue 27 junio 2013 06:04 AM
Aunque EU pierda su calificación triple A, la deuda del país seguirá siendo razonablemente atractiva, dice Joe Balestrino. (Foto: AP)
obama bernanke (Foto: AP)

Los científicos que observan los patrones de vuelo de las aves nos dicen que el ganso líder en el patrón migratorio con forma de "V" cambia entre mirar hacia adelante y mirar hacia atrás todo el tiempo. Comprueba constantemente la formación detrás y ajusta su posición para asegurarse de que permanece en la punta de la bandada. Periódicamente, el ganso líder vira hacia fuera y otro avanza para reemplazarlo, realizando el mismo ejercicio de liderar, reposicionar, liderar y reposicionar.

El presidente estadounidense Barack Obama armó un alboroto la semana pasada acerca del futuro del presidente de la Fed, Ben Bernanke. Sus comentarios están siendo interpretados como una clara señal de que Bernanke dejará la Fed cuando su actual mandato expire. Una candente especulación se desató cuando el presidente Obama dijo que Bernanke ha estado en el puesto "más de lo que se suponía que debía estar".

"¿Será Bernanke despedido? ¿Se le permitirá que termine su mandato? ¿Está en la zona de castigo presidencial?" Los observadores están furiosamente conectando los puntos a medida que los expertos se golpean la frente diciendo: "Debimos haberlo sabido cuando Bernanke no se presentó en la confabulación de bancos centrales mundiales este año en Jackson Hole, Wyoming ¿Qué puede significar todo esto?"

El mandato de Bernanke como presidente de la Fed termina el 31 de enero de 2014. Su mandato como miembro de la Junta de la Reserva Federal termina el 31 de enero 2020. Dejando de lado la especulación, no parece tener mucho sentido dejar que se marche en esta coyuntura ("Tal vez el presidente Obama no miró su teleprompter cuando hizo ese comentario", reflexionó un comentarista). El presidente Obama no tiene reelección, y con las ruedas de la economía estancadas, es demasiado tarde para que alguien más intervenga y tome ya sea el crédito o la culpa.

Por supuesto, hay quienes desean que nunca hubiera conseguido el nombramiento en primer lugar. Hedgeye Risk Management se ha opuesto a las políticas de Bernanke desde el principio -comenzando mucho antes de su llegada. Bernanke, en muchos aspectos, no es un líder, sino un seguidor de la escuela de Alan Greenspan-Henry Paulson-Tim Geithner de mimar a los ricos. Hemos estado firmemente a favor de una sacudida tipo Volcker, una que comprima todo el sufrimiento en un corto periodo, y que luego salga del camino.

Al mismo tiempo, deseamos dejar constancia de que tenemos una tremenda admiración por la inteligencia de Bernanke, por su dedicación y por el profundo compromiso que ha aportado a su paso por el servicio público. Fungir como el "Jefe designado de Todas las Cosas" es una propuesta de "malo si lo haces, malo si no lo haces" en el mejor de los casos. No se necesita un doctorado de Princeton para reconocer que Bernanke no ha tenido que lidiar con el mejor de los casos.

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Sin embargo, la pregunta sigue siendo la siguiente: ¿cuánto de eso es su culpa?

El enfoque de Bernanke ha sido estimular los mercados financieros, y con ellos a las principales firmas bancarias y financieras. No está claro para nosotros que Bernanke alguna vez creyera que múltiples billones de dólares en garantías, ganancias gratuitas en diferenciales del Tesoro y llanas entregas de efectivo alguna vez fueran a convertirse en préstamos reales para los negocios estadounidenses. La lectura de Bernanke de la Gran Depresión -un tema sobre el que es un experto mundialmente reconocido- es que el gobierno no hizo lo suficiente. Y la historia podría, de hecho, juzgarlo bajo una luz positiva. En una sociedad con tantas libertades tirando de los hilos de la política -y con un proceso tan comprometido y un conflicto que conduce tanto el proceso legislativo como el proceso regulatorio- no puede ser fácil manejar la economía de una manera vertical. O ¿sí?

Como el presidente ejecutivo de Hedgeye Keith McCullough ha observado en reiteradas ocasiones, el efecto más predecible y constante de la intervención del gobierno es aumentar la volatilidad en el mercado mediante la aceleración de los ciclos económicos, en lugar de dejar que las cosas se desarrollen a su propio tiempo. No sabemos cómo se mide el dolor social, pero siempre hemos sido de la opinión de que un impacto tipo Volcker corto y agudo hubiera sido mucho más saludable para el sistema que el malestar prolongado que hemos vivido durante casi tres presidencias.

Creemos que el próximo presidente podría considerar un cambio sustancial en la política. La Fed no necesita un economista para dirigirla. Podría incluso no necesitar a alguien con un profundo conocimiento de los mercados financieros. De manera creciente, nuestro gobierno electo ha abdicado de su responsabilidad en la toma de decisiones, los aspectos prácticos de la gestión económica han sido entregados a expertos designados.

Tal vez la Fed necesita ejecutarse como un negocio. Tal vez necesita a alguien con experiencia en cumplir presupuestos operativos, en contratar y gestionar empleados, y seguir los flujos de la economía para mantenerse dentro del presupuesto. Nunca tendremos que permanecer dentro de un presupuesto siempre y cuando tengamos acceso ilimitado a la imprenta de dinero. Tal vez el próximo presidente de la Fed deba ser el dueño de una importante casa de suministros de plomería o de una tienda de maquinaria.

La tarea de Bernanke se ha dificultado por el hecho de que los bancos centrales de las principales economías están presionando el mismo acelerador. Desde Japón hasta Europa, las imprentas están funcionando las 24 horas al día para crear liquidez, con la esperanza de que eso estimule la economía global. Esto ha tenido el efecto de hacer que la flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés) de Bernanke vaya "al infinito y más allá" lo que la gente en el mundo de los fondos de cobertura llama un "comercio atestado".

Cuando una persona inteligente compra una acción barata, puede ganar dinero con ella. Cuando todos se apiñan en la misma "idea inteligente", suceden dos cosas: primero, eleva el precio a niveles donde no ya hay más beneficio posible para el próximo comprador; y segundo, elimina la liquidez del mercado, dejando a los titulares sin nadie a quien vender. En el eventual comercio atestado, los beneficios desaparecen y el siguiente movimiento es hacia abajo. Por lo general, hasta el fondo. Y por lo general, con un golpazo.

En su más reciente testimonio, Bernanke se dijo "sorprendido" de que las tasas de interés hayan subido recientemente. Esto no ocurre en el vacío. Esta semana Keith escribe: "La última de las burbujas de planificación central que quedan en el mundo está reventando ahora. Se llama la burbuja de la superdeuda soberana". ¿Deberíamos adornarnos señalando que Bernanke debería haberse suscrito a la investigación de Hedgeye?

El aspecto impenetrable del juego de la Fed es que en realidad no sabemos lo que piensa el presidente Bernanke. "El juego se juega" tanto con declaraciones públicas cuidadosamente seleccionadas como con transacciones reales de mercado abierto para añadir liquidez. (Sabemos que también hay una opción teórica de política para disminuir la liquidez, pero siempre ha sido tratada como hipotética. Bernanke es como un piloto que nunca se enteró de que los coches tienen frenos).

Nuestra visión sobre el desempeño de Bernanke es que él reconoce que los mercados se están alejando de su capacidad para controlarlos. QE o no QE, esa ya no es la cuestión. Tras haber dirigido desde el frente, comprobando las reacciones del mercado asiduamente a lo largo del camino -y tras haber aparentemente seguido el más ardiente deseo de política de los estadounidenses, al enfocarse en el empleo y la vivienda- Bernanke está tratando de quitarse del camino de una forma lo suficientemente gradual como para que la construcción completa no se derrumbe como un edificio de diez pisos en un gran sumidero.

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