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OPINIÓN: La matanza de elefantes, por sus colmillos, 'financia' el terror

Diferentes grupos armados matan a más elefantes en África para financiar sus actividades mediante la venta ilegal de sus colmillos
mié 26 junio 2013 09:39 AM
marfil
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Nota del Editor: Mark Quarterman es el director de investigación de Enough Project, un proyecto del Center for American Progress para poner fin al genocidio y a los crímenes contra la humanidad.

(CNN) — El ritmo acelerado de la matanza de elefantes para obtener sus colmillos ha puesto a los elefantes africanos en un riesgo catastrófico para las próximas décadas. Para empeorar las cosas, algunos de los grupos armados más infames de la región utilizan los colmillos para financiar sus atrocidades.

Los terroristas somalíes de al-Shabaab, la milicia janjaweed apoyada por el gobierno sudanés que ha sido responsable de gran parte de la violencia durante el genocidio de Darfur, y el Lord's Resistance Army (LRA), que ha secuestrado a cientos de niños y niñas a lo largo de África central para hacer convertirlos en combatientes y esclavos sexuales participan en este comercio ilegal.

Típicamente, estos grupos matan elefantes utilizando las armas automáticas que también utilizan para matar personas. A medida que los militantes se involucran más con el negocio de la caza furtiva, aplican la misma carencia de discriminación al matar elefantes que la que han demostrado con sus víctimas humanas. Por ejemplo, los cazadores furtivos que se piensa son janjaweed sudaneses, junto con chadianos, mataron al menos 86 elefantes incluyendo crías y 33 hembras preñadas a lo largo de una semana.

El Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales encontró que al menos 400 elefantes fueron masacrados entre enero y marzo de 2012 en el Parque Nacional Bouba Ndjida, en Camerún. Los grupos de derechos de los animales dicen que la caza furtiva es mucho peor de lo que ha sido en décadas. Dicen que puede ser aún peor de lo registrado en la década de 1980, antes de la puesta en operación de la prohibición internacional sobre el comercio de marfil.

Normalmente, a los elefantes solo se les mata por sus colmillos. Los cazadores primero les cortan la trompa y después los colmillos con sierras y machetes y dejan que los cuerpos se pudran. Se ha informado, que algunos grupos del Lord's Resistance Army han comido la carne de algunos en elefantes que han matado, lo que no es de sorprender dada la dificultad de supervivencia en la selva.

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Esta abrumadora realidad presenta una oportunidad para los grupos de conservacionistas, grupos que combaten atrocidades y grupos de derechos humanos, para unir fuerzas y combatir la amenaza contra las personas y los elefantes por parte de estos grupos armados.

Achim Steiner, el subsecretario de las Naciones Unidas para el Programa del Medio Ambiente (UNEP) dijo que "el aumento en la matanza de elefantes en África y el comercio ilegal de otras especies protegidas amenaza a nivel global no solo a las poblaciones de vida silvestre, sino al sustento de millones de personas que dependen del turismo para subsistir y la vida de los guardias forestales y personal dedicado a la vida silvestre, quienes tratan de eliminar el comercio ilegal".

De acuerdo con un informe publicado en marzo de 2013 por el UNEP, 17,000 elefantes que habitaban en reservas supervisadas 2011 fueron masacrados en 2011.

La cuenta se elevó en 2012. El número de elefantes masacrados para obtener sus colmillos ha crecido en años recientes debido a los altos precios que genera la gran demanda de marfil, en particular en China y Tailandia. El ritmo de matanza supera la tasa natural reproductiva de los elefantes.

Los grupos armados aprovechan el incremento del valor del marfil para financiar sus atrocidades. Los combatientes tienen el entrenamiento y las armas para matar a un gran número de elefantes y comerciar con sus colmillos a cambio de armas, municiones y comida. El Proyecto Enough y el Proyecto Satellite Sentinel publicaron recientemente un informe enfocado en la explotación de colmillos de elefante de la LRA en el Parque Nacional Garamba en la República del Congo. La LRA, cuyo líder es Joseph Kony está sujeta a una orden de arresto por parte de la Corte Penal Internacional (ICC) por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad y por haber aterrorizado durante décadas a los pueblos en África central. Otros grupos como al-Shabaab y los janjaweed parecen enfrentar situaciones similares.

La caza furtiva con fines de lucro por parte de grupos armados no es nueva. En la década de 1970, de acuerdo con el investigador de la Universidad de Londres, Keith Sommerville, la milicia sudafricana financió parcialmente su apoyo a las fuerzas blancas de Rodesia que luchaban en contra de grupos rebeldes africanos a través de ganancias provenientes de la matanza de elefantes en ese país, que en ese entonces era legal. Los rebeldes en Angola y Mozambique, también apoyados por Sudáfrica, tomaron colmillos y los vendieron a lo largo de Sudáfrica.

Tanto los grupos de cazadores furtivos como los grupos armados, tales como la LRA, surgen de un vacío de gobierno. De hecho, el corresponsal del New York Times, Jeffrey Gettleman, y otros, dicen que miembros de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Sudán y Uganda, también han participado en el comercio ilegal del marfil.

Solo la acción local, nacional y transnacional efectiva puede detener este horror. Los grupos que combaten este tipo de atrocidades, como el Proyecto Enough, pueden buscar acciones para eliminar la demanda del marfil en Asia. Los grupos conservacionistas pueden ampliar su enfoque e incluir esfuerzos para detener las guerras que han creado una relación simbólica entre la explotación del marfil y el sufrimiento de civiles. Ambos tipos de organizaciones deberían enfatizar el requisito a largo plazo de un gobierno efectivo para minimizar la probabilidad de una guerra y de la explotación del marfil.

Una acción conjunta y paralela podría emplear a las organizaciones activistas, aumentar la presión sobre los creadores de políticas para que se tomen acciones, y se amplíe el conocimiento sobre ambos problemas entre las organizaciones.

Los esfuerzos conjuntos de los grupos de conservación y de derechos humanos podrían estimular los esfuerzos de los gobiernos y de las organizaciones internacionales para frenar la destrucción del elefante africano y liberar a las personas de África central y del este de la amenaza de Joseph Kony y los personajes de su tipo. Este podría ser el comienzo de una hermosa amistad que podría ayudar a detener la masacre, tanto de humanos como de animales en África.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Mark Quarterman.

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