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OPINIÓN: ¿Cuál es el papel de Estados Unidos en el conflicto egipcio?

Los acontecimientos en Egipto aún no indican que la democracia y la libertad se estén restaurando en el país árabe
lun 08 julio 2013 01:05 PM

Nota del editor: Analista político y uno de los más reconocidos especialistas en relaciones internacionales. Es conductor del programa Fareed Zakaria GPS, de CNN.

(CNN) — Los acontecimientos que han tenido lugar en Egipto durante la última semana han sido fascinantes y desconcertantes. La mayoría de nosotros no sabemos muy bien qué pensar al respecto. ¿Es bueno o malo lo que ha ocurrido? Empecemos con algunos datos básicos.

El gobierno derrocado en Egipto era un gobierno electo . El Partido para la Libertad y la Justicia de Mohamed Morsi ganó las elecciones presidenciales, las parlamentarias y un referendo para promulgar una nueva constitución. No hay otra explicación: este era el partido que representaba los deseos que el pueblo egipcio manifestó en las urnas.

Por otro lado, el gobierno de Morsi se caracterizó por sus políticas arbitrarias y arrogantes  y en muchos, muchos casos, violó los derechos humanos y proscribió a sus opositores políticos. El presidente Morsi anunció que sus decretos estaban por encima del escrutinio judicial. Prohibió que el partido que gobernaba previamente participara en la política. Hizo poco para contrarrestar los ataques que sufrieron las minorías cristianas en Egipto.

La Hermandad Musulmana , a la que Morsi ha pertenecido toda la vida, había prometido no buscar la presidencia ni la mayoría en el parlamento e incumplió ambas promesas, ya que creó el Partido para la Libertad y la Justicia como fachada.

En 1996 escribí un ensayo que se publicó en la revista Foreign Affairs, en el que describí el auge de las “democracias iliberales”: gobiernos electos que abusaban de los derechos y las libertades individuales. El gobierno de Morsi es el claro ejemplo de un régimen de ese tipo. Sin embargo, es importante señalar que el actual sistema en Egipto tampoco parece estar defendiendo la libertad en ningún sentido. Persisten los arrestos y la represión y crece la impresión de que el viejo complejo militar-industrial de Mubarak se ha vuelto a coronar sobre las cenizas de la democracia.

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Esta ha sido la tragedia de Egipto y del mundo árabe. Estas tierras están atrapadas entre las dictaduras represivas y las democracias iliberales; en este círculo vicioso no parece haber suficiente espacio para que brote la libertad.

¿Qué debería hacer Estados Unidos para apoyar a la causa de la libertad y la estabilidad en Egipto? Bueno, si Estados Unidos suspendiera su ayuda económica, el país que ya está en bancarrota caería en el caos. Sin embargo, Washington debería anunciar que mantendrá la asistencia durante un periodo limitado —digamos, dos meses— mientras decide si el nuevo gobierno realmente busca restaurar la democracia genuina en Egipto.

Específicamente, debería pedir tres cosas:

— El fin de los arrestos arbitrarios de los miembros de la Hermandad Musulmana o de cualquier grupo o individuo a causa de su oposición política, además del cese a cualquier clase de represión contra los medios.

— La creación de una nueva constitución a través de un proceso que incluya a las principales voces de Egipto.

— La programación de elecciones parlamentarias y presidenciales en las que todos los ciudadanos puedan participar, especialmente la Hermandad Musulmana.

Si no se cumplen estas condiciones, no tendremos más opción que reconocer que esta no es la restauración de la democracia ni una vía a la moderación y a la inclusión. Este es un típico golpe militar y debe ser tratado como tal.

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