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OPINIÓN: Érase una vez cuando la guerra digital como arma sonaba a ficción

Para el creador de WikiLeaks, el control de internet por parte de las naciones más poderosas impide el desarrollo del resto de los países
vie 12 julio 2013 06:33 AM

Nota del editor: CNNMéxico reproduce con autorización de Editorial Planeta, bajo su sello Temas'de hoy, el prólogo escrito por Julian Assange para el libro Cypherpunks, la libertad y el futuro de internet.

(CNNMéxico) — La lucha de WikiLeaks tiene muchas facetas. En mi trabajo como periodista he luchado en contra de la guerra y para que los grupos poderosos rindan cuentas a la gente.

A través de este trabajo he llegado a entender la dinámica del orden internacional y la lógica del imperio. He visto países pequeños sufrir abusos y ser dominados por países más grandes, ser infiltrados por empresas extranjeras y obligados a actuar contra sí mismos. He visto cómo se niega la libre expresión a la opinión pública, cómo se compran y venden elecciones y cómo las riquezas de países como Kenia son robadas y subastadas a plutócratas en Londres y Nueva York.

Como criptopunk, estoy informado de estas experiencias. Me han dado una perspectiva sobre los asuntos discutidos en este libro que son de interés especial para los lectores en Latinoamérica. El libro no explora estos asuntos de manera detallada. Esa es tarea para otro libro —para muchos otros—. Pero quiero en este espacio llamar tu atención hacia estos problemas y pedirte que los tengas en mente mientras lees.

Los años recientes han sido testigos del debilitamiento de viejas hegemonías. Poblaciones desde el Magreb hasta el golfo Pérsico han combatido la tiranía en su búsqueda de libertad y autodeterminación. En el ámbito mundial, movimientos populares en Pakistán y Malasia prometen nueva fuerza. Y Latinoamérica ha presenciado el albor de una largamente esperada soberanía e independencia, después de siglos de dominación imperial. Estos acontecimientos son la esperanza de nuestro mundo, mientras el sol se pone sobre la democracia en Occidente. He tenido mi propia experiencia sobre la nueva independencia y vitalidad de Latinoamérica cuando Ecuador, ALBA, UNASUR y hasta la OEA defendieron mis derechos después de haber recibido asilo político.

La constante lucha por la autodeterminación de Latinoamérica es importante porque traza el camino al resto del mundo para evolucionar hacia la libertad y la dignidad. Pero la independencia latinoamericana está aún en su infancia. Los intentos de subversión de la democracia en Latinoamérica por parte de Estados Unidos siguen sucediendo, más visiblemente en Honduras, Haití, Ecuador y Venezuela.

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Es por esto que el mensaje de los criptopunks es de especial importancia para las audiencias latinoamericanas. El mundo debe estar consciente de la amenaza de vigilancia contra Latinoamérica y lo que se consideraba el Tercer Mundo. La vigilancia no es solamente un asunto de democracia y gobierno, sino también de geopolítica. La vigilancia de una población completa por un poder extranjero amenaza naturalmente la soberanía. Intervención tras intervención en los asuntos de la democracia en América Latina nos han enseñado a ser realistas. Sabemos que los viejos poderes coloniales utilizarán cada ventaja para suprimir cualquier brote de independencia.

Este libro discute lo que pasa cuando empresas estadounidenses como Facebook tienen una penetración casi absoluta en la población de una nación, pero no discute los asuntos geopolíticos profundos.

Un aspecto importante surge si consideramos la geografía simple. Todos saben que los recursos petroleros dirigen la geopolítica global. El flujo de petróleo determina quién es dominante, quién es invadido y quién es aislado de la comunidad global. El control físico, incluso sobre un segmento de un conducto petrolero, genera gran poder geopolítico. Los gobiernos en esta posición pueden obtener grandes concesiones.

De esta manera, de un solo golpe, el Kremlin puede sentenciar a Europa del Este y Alemania a padecer un invierno sin calefacción. E incluso el prospecto de Teherán de construir un conducto hacia el Este, a India y China, es pretexto para una lógica belicosa desde Washington.

De igual manera que con los conductos petroleros sucede con los cables de fibra óptica, el control físico de los flujos gigantes de información que conectan a la civilización global. Este es un nuevo juego: controlar la comunicación de billones de personas y organizaciones.

No es un secreto que en internet y el teléfono todos los caminos desde y hacia América Latina pasan por Estados Unidos. La infraestructura de internet dirige todo su tráfico desde y hacia Latinoamérica sobre líneas de fibra óptica que cruzan físicamente las fronteras de Estados Unidos. El gobierno de ese país ha mostrado su falta de escrúpulos al romper sus propias leyes para intervenir estas líneas y espiar a ciudadanos extranjeros. Todos los días, cientos de millones de mensajes de toda el área latinoamericana son devorados por agencias de espionaje estadounidenses y almacenados por siempre en bodegas del tamaño de ciudades. Los hechos geográficos sobre la infraestructura de internet tienen, por lo tanto, consecuencias para la soberanía e independencia de Latinoamérica.

El problema también trasciende la geografía. Muchos Gobiernos y militares latinoamericanos aseguran sus secretos con hardware criptográfico. Estas son cajas y software que revuelven mensajes y los reorganizan al otro lado. Los Gobiernos compran esta tecnología para mantener sus secretos, muchas veces a un alto costo para los ciudadanos, porque están acertadamente preocupados a causa de la intercepción de su comunicación por parte de Estados Unidos.

Pero las empresas que venden estos caros dispositivos gozan de lazos cercanos con los servicios de inteligencia estadounidenses. Sus directores y empleados de confianza son matemáticos e ingenieros de la NSA, y capitalizan los inventos que han creado para la vigilancia de Estado. Sus dispositivos son a menudo descompuestos de manera deliberada: descompuestos con un propósito. No importa quién los esté utilizando o como se estén utilizando, las agencias de Estados Unidos pueden reorganizar la señal y leer los mensajes.

Estos dispositivos son vendidos a Latinoamérica y otras regiones como una forma de proteger sus secretos, pero en realidad son una forma de robarlos. Los Gobiernos estarían más seguros utilizando paquetes de software criptográfico hechos por criptopunks, en los que el diseño está abierto a todos para comprobar que no son una herramienta de espionaje, y que están disponibles por el precio de una conexión a internet.

Mientras tanto, Estados Unidos está acelerando la siguiente gran carrera armamentista. Los descubrimientos del virus Stuxnex primero, y luego de los virus Duqu y Flame, proclaman una nueva era de armas de software altamente complejas hechas por Estados poderosos para atacar a Estados más débiles. Su utilización agresiva en Irán está determinada a socavar los esfuerzos persas por obtener soberanía nacional, un proyecto que es anatema a los intereses de Estados Unidos e Israel en la región.

Alguna vez, el uso de virus computacionales como armas ofensivas fue un elemento en la trama de novelas de ciencia ficción. Ahora es una realidad global, alentada por el comportamiento imprudente de la administración de Obama, en violación a las leyes internacionales. Otros Estados seguirán el mismo ejemplo, desarrollando su capacidad ofensiva para mantenerse en el mismo nivel.

Estados Unidos no es el único responsable. En años recientes, la infraestructura de internet en países como Uganda ha sido enriquecida por inversiones directas chinas. Grandes préstamos han sido repartidos a cambio de contratos africanos otorgados a compañías chinas con el propósito de construir infraestructura medular de internet, enlazando escuelas, ministerios de gobierno y comunidades dentro del sistema global de fibra óptica.

África se conecta a la red, pero con hardware provisto por un país de otro continente, aspirante a potencia mundial. ¿Será el internet el motivo por el cual África siga siendo sometida en el siglo XXI? ¿Se convertirá África una vez más en el escenario de la confrontación entre las potencias mundiales?

Estas son algunas de las formas importantes en que el mensaje de este libro va más allá de la lucha por la libertad individual.

Los criptopunks originales, mis camaradas, eran mayoritariamente libertarios. Buscábamos proteger la libertad individual de la tiranía del Estado, y la criptografía era nuestra arma secreta. Esto era subversivo porque la criptografía era entonces propiedad exclusiva de los Estados, utilizada como arma en sus diferentes guerras. Al escribir nuestro propio software en contra de las superpotencias y extenderlo a lo largo y ancho del planeta, liberamos a la criptografía y la democratizamos. Esta fue una lucha realmente revolucionaria desarrollada en las fronteras del nuevo internet. Las medidas fueron rápidas y onerosas, y aún están en proceso, pero el genio está fuera de la botella.

La criptografía puede proteger no solamente las libertades civiles de los individuos, sino también la soberanía e independencia de países enteros, la solidaridad entre grupos con causas comunes y el proyecto de emancipación global. Puede ser utilizada para combatir no solamente la tiranía del Estado sobre el individuo, sino también la tiranía del imperio sobre la colonia.

Este es un mensaje en el que creo firmemente, y está escrito entre las líneas de este libro, aunque no se discute detalladamente. Merece su propio libro, y lo tendrá cuando el tiempo sea adecuado y mi situación lo permita. Por ahora, espero que esta explicación sea suficiente para lla mar tu atención y que la tengas en mente mientras lees.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Julian Assange.

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