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OPINIÓN: No, la comida mexicana no tiene por qué ser 'engordadora'

Pues sí, puedes comer pozole, tacos, tlacoyos o chiles rellenos sin ningún tipo de culpa, lo único que debes cuidar es su preparación
vie 13 septiembre 2013 10:21 AM
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Nota del editor: Raquel Pérez de León es licenciada en Nutrición por la Escuela de Dietética y Nutrición del ISSSTE. Especialista en nutrición clínica y deportiva por la Universidad del Valle de México y Escuela de Estudios Universitarios Real Madrid. Síguela en Twitter: @raq_nutriologa

(CNNMéxico) — ¿Tiene algo que ver la comida mexicana con los índices de obesidad en México? Yo creo que no.

Según el último informe de las Naciones Unidas, casi el 70% de los adultos mexicanos tiene sobrepeso y, lo más alarmante, es que la obesidad infantil no se queda atrás.

La transición de nuestro país hacia la obesidad ha sucedido en las últimas décadas, sin embargo, la comida mexicana tiene sus orígenes desde la época de las culturas indígenas.

De acuerdo con el libro, Los alimentos mágicos de las culturas indígenas mesoamericanas , nuestros antepasados mesoamericanos fueron los que cultivaron y conocieron la diversidad de alimentos con que contamos actualmente, inclusive antes de la llegada de los españoles, por ejemplo el tomate, maíz, frijol, chile, amaranto, cacao y la calabaza.

México tiene una gran riqueza culinaria no únicamente por sus frutas, verduras, especias, y demás, sino por la forma de preparar y el toque gastronómico de los platillos, algo que caracteriza nuestra cultura, siempre apreciada por sus propiedades aperitivas.

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Los platillos mexicanos son nutritivos

No falta quién le tenga miedo a la comida mexicana porque cree que es "engordadora", pero no es así. Los platillos mexicanos son completos en cuanto a los nutrimentos que aportan, aunque lo importante es cuidar la preparación de los mismos y saber cómo combinarlos. Aquí algunos ejemplos:

- Pozole: contiene verduras, productos de origen animal y maíz. Aporta vitaminas, minerales, fibra, proteínas e hidratos de carbono que nos dan energía. Puede ser preparado con distintos tipos de carne y tenemos la opción de elegir la que sea baja en grasa, como el lomo de cerdo o el pollo. Si no abusamos de las tostadas con crema para acompañar, no tiene por qué ser un platillo descartado de nuestra alimentación.

- Tlacoyos y sopes: la combinación de los frijoles con el maíz, aporta proteínas de alta calidad que se pueden comparar con las de la carne. Los podemos preparar con guacamole y pico de gallo para incluir algo de verdura, y preferirlos al comal o con muy poco aceite.

- Chiles rellenos: preparados sin capear serán un platillo muy saludable. Contienen verduras que aportan nutrimentos inorgánicos y el relleno, ya sea de picadillo o de atún, es una buena fuente de proteínas. Combinado con los frijoles tenemos un alimento muy completo.

- Tacos, quesadillas y enchiladas. Una forma fácil de incluir verduras en nuestra dieta, es agregarlas en quesadillas y tacos, por ejemplo, los champiñones, nopales, epazote, rajas, le dan sabor a nuestra comida. Si son al comal y sin gratinar, mucho mejor.

Lo que puede afectar más tu salud es el aceite recalentado, por eso hay que tener precauciones.  

Los alimentos mexicanos contienen los nutrimentos que necesitamos; la gran variedad de frutas, verduras, leguminosas, carnes y cereales pueden incluirse perfectamente en nuestra dieta.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés), la comida es parte del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad y con mayor razón hay que aprovecharlo.

No llegamos al sobrepeso por comer tacos y garnachas

No son malos los tacos, el problema es cuántos nos comemos y con qué los acompañamos.

La problemática de la obesidad involucra muchos factores, uno de ellos el proceso de industrialización y comercialización masiva de alimentos. Las bebidas azucaradas y la "comida rápida" han invadido nuestra vida cotidiana. Me parece que son alimentos pobres en nutrimentos, con altas cantidades de azúcares y grasas poco saludables, mismos que son atractivos al paladar, pero también generan una adicción que se vuelve difícil de controlar.  

El estilo de vida del mexicano ha cambiado, del mexicano que comía alimentos naturales sin procesar y que hacía mayor actividad física, al sedentario que no tiene tiempo de cocinar ni preocuparse por su salud. Las enfermedades crónicas no transmisibles, consecuentes a la obesidad, incrementan día a día, como son la hipertensión arterial y enfermedades del corazón.

Lo que no cambia es nuestra cultura y raíces. Las fiestas mexicanas son celebradas todos los años y cada festividad está relacionada con los alimentos.

Se dice que al mexicano le encanta festejar, lo cual es un hecho y no tenemos por qué dejar de hacerlo. Enfoquémonos más a consumir alimentos que son propios de nuestro país y que pueden contribuir a mantenernos en un buen estado de nutrición. Comer saludablemente nos parece demasiado complicado y no tiene por qué ser así. Disfrutemos de la cultura de México y cuidemos nuestra salud, seguramente aprovechando la diversidad de alimentos que tenemos, podremos comer mucho más rico y saludable de lo que pensamos.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Raquel Pérez de León.

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