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Eficiencia, necesaria para crear empleos

El mercado se ha vuelto tan eficiente que perjudica a firmas de baja capitalización: Scott Kupor; es necesario llevar liquidez a empresas más pequeñas para que impulsen las contrataciones.
mié 13 noviembre 2013 06:04 AM
La eficiencia del mercado es un objetivo deseable, pero no a expensas de la simplicidad. (Foto: Getty Images)
nyse

Como personas amamos la eficiencia. En grandes cantidades, y con nuestras billeteras bien abiertas, nos lanzamos hacia cualquier cosa que genere un menor costo como los mercados de alta liquidez. Piensa en ello. McDonalds, Amazon y Costco dominan sus industrias con una combinación de gran variedad, menores precios generales y volumen masivo.

A pequeña escala, los mercados eficientes pueden ser geniales. Los consumidores obtienen más por menos, y los productores se benefician de la combinación de gran volumen a bajo costo. Y la eficiencia engendra aún más eficiencia -los productores reinvierten sus beneficios para desarrollar nuevos productos y para seguir reduciendo los costos de producción, mientras que la capacidad de elección del consumidor se expande-.

Nota relacionada: Amazon, la acción más sobrevalorada.

A veces, no obstante, la búsqueda de la eficiencia va demasiado lejos. En particular, cuando conduce a la complejidad y a costos ocultos.

Tal es el caso del mercado de compraventa de acciones de las empresas de baja capitalización, acciones de compañías con un valor de mercado de menos de 750 millones de dólares. Es como tomar el autobús de la eficiencia solo para descubrir que las ruedas están cayéndose.

El mercado de la baja capitalización necesita menos eficiencia -más o menos del valor de cinco centavos- y más simplicidad junto con ella. Sin eso, el mercado que históricamente ha creado puestos de trabajo, desarrollado tecnologías innovadoras y que ha premiado a inversores con la valorización de los precios de las acciones se paralizará para siempre.

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Se han cometido errores

Antes de llegar a esos cinco centavos, reflexionemos cómo hemos llegado hasta aquí.

Una serie de cambios en los mercados accionarios estadounidenses desde mediados de la década de 1990 -el comercio electrónico, la gestión de pedidos, los precios y las normas comerciales, y la conversión a los decimales- han conducido a una reducción de los costos de transacción para los inversores.

Como resultado, el mercado de renta variable de Estados Unidos en su conjunto es un mercado altamente eficiente, líquido.

No busques más allá: el aumento de las transacciones de alta frecuencia y otras estrategias basadas en algoritmos representan el 70% del volumen total de transacciones. Estas estrategias tienen perfecto sentido en un mercado líquido. Aún si se tienen bajos costos de transacción y diferenciales menores a un centavo, los operadores pueden obtener beneficios mediante las transacciones rápidas de alto volumen.

Pero no todos los papeles son iguales. Mientras que las acciones de alta capitalización se benefician de un ambiente que apoya su liquidez comercial -específicamente de una amplia cobertura de investigación por parte de analistas y bancos de inversión; y de mesas de operación que facilitan grandes operaciones con inversores institucionales que crean mercado- muchas acciones de baja capitalización son prácticamente invisibles.

A medida que la marcha hacia la eficiencia ha aumentado la complejidad y reducido los márgenes de incrementos inferiores a un centavo, todos estos recursos para mejorar la liquidez han sido redirigidos a oportunidades comerciales de volumen alto y alta capitalización.

Aún más importante, la industria de los fondos de inversión, que gestiona 5.2 billones de dólares en inversiones en renta variable a nombre de inversores individuales, prácticamente ha abandonado el universo de las firmas de baja capitalización debido a la complejidad y a la fragmentación de la actual estructura del mercado.

Como resultado, el pequeño mercado de operaciones de las acciones de baja capitalización es cualquier cosa, menos líquido. Considera lo siguiente:

  • La empresa de baja capitalización promedio tiene solo dos analistas de investigación, en comparación con las 12 de las empresas de alta capitalización. Y un 29% de las firmas de baja capitalización no tienen cobertura de analistas (frente al 1% de las firmas de alta capitalización).
  • Los volúmenes de transacción diarios como porcentaje del total del capital flotante de las empresas de baja capitalización -el mejor indicador de la liquidez de una acción- son 40% inferiores a los de las firmas de alta capitalización.
  • Como resultado, los inversores institucionales representan solo el 27% de los accionistas de las firmas de baja capitalización, en comparación con 81% de las firmas de más alta capitalización.

Son los empleos, estúpido

¿Por qué es de vital importancia llevar la liquidez de vuelta al mercado de las firmas de baja capitalización? En pocas palabras, porque los empleos penden de un hilo.

Hasta la última década, alrededor de 300 emprendimientos se volvían públicos cada año, y más de la mitad de esas empresas eran ofertas públicas iniciales (OPI) de baja capitalización . Si observamos la última década, menos de 100 empresas han salido a Bolsa al año, y menos de un tercio de ellas han sido OPI de empresas de baja capitalización.

De acuerdo con la Kauffman Foundation, las empresas de baja capitalización aumentan su contratación tras su OPI en 156%. Como resultado, la desaceleración de las OPI de empresas de baja capitalización nos han costado un estimado de 1.9 millones de nuevos empleos.

Además de los empleos, la falta de liquidez en el mercado de baja capitalización está costando a los inversores dinero real. Debido a que los inversores institucionales no quieren participar en un mercado que carece de liquidez, las personas -que constituyen el 73% de la base de accionistas de las empresas de baja capitalización- terminan con las manos vacías.

Los papeles no líquidos son menos propensos a poder obtener capital adicional en el mercado público o a utilizar sus acciones como moneda para financiar adquisiciones, pagar a los empleados y competir por el talento. Esto a su vez impide el crecimiento, lo que se traduce en una menor valorización del precio de las acciones para el inversor individual al menudeo.

El aumento de la liquidez en las acciones de baja capitalización no solo ayudaría al 73% de los accionistas individuales que ya están en el mercado, sino que, de manera más significativa, también abriría el mercado a una más amplia inversión de fondos de inversión.

Alrededor del 90% de los activos de los fondos de inversión son propiedad de casi la mitad de los hogares estadounidenses, lo que representa casi una cuarta parte de toda la riqueza de los hogares de Estados Unidos. Hacer accesible el mercado de las empresas de baja comercialización a los fondos de inversión actualmente abriría una nueva oportunidad para la valorización de los activos de jubilación de los 58 millones de hogares estadounidenses que invierten en fondos de inversión.

La solución

Lo cual nos lleva de nuevo a esos cinco centavos, y a cómo una pequeña ineficiencia podría tener un gran impacto.

Como parte de la JOBS Act (aprobada el año pasado), a la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) se le pidió a estudiar los efectos del cambio al sistema decimal sobre la liquidez del mercado de baja capitalización. Hasta la fecha, la SEC ha realizado una serie de audiencias públicas sobre el tema, pero no ha aplicado ningún cambio formal a los mercados de capitales.

Como copresidente del Equity Capital Formation Task Force, hago un llamado a la SEC para implementar un programa piloto de varios años diseñado para demostrar que elevar los incrementos de negociación de acciones de baja capitalización de 0.01 dólares a 0.05 dólares ciertamente aumentaría la liquidez de las operaciones en estos mercados -generando así un mayor volumen de OPI de baja capitalización, más puestos de trabajo y la creación de atractivas oportunidades de inversión para 58 millones de hogares-.

No cabe duda que la eficiencia del mercado es un objetivo loable, pero no a expensas de la simplicidad, y no si eso significa el colapso de un mercado que tiene la clave para el crecimiento sostenido del empleo, el desarrollo económico y los avances tecnológicos en Estados Unidos.

*El autor es socio gerente de Andreessen Horowitz , donde es responsable de todos los aspectos de la dirección de la empresa. Anteriormente, fue vicepresidente/gerente general de Servicio a Clientes Global y Software como Servicio de Hewlett Packard. Sigue a Scott en Twitter, en @skupor .

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