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OPINIÓN: La vida en Valle de Bravo... ¿dos realidades, dos historias?

Ricardo Monreal cuestiona el clima de inseguridad que vive el Edomex y comparte testimonios de quienes han sido víctimas de la delincuencia
mié 20 agosto 2014 05:45 PM
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Nota del editor: Ricardo Monreal Ávila es diputado federal por Movimiento Ciudadano y líder de la bancada en San Lázaro de este partido; es licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Zacatecas y doctor en Derecho Constitucional por la Universidad Nacional Autónoma de México. Síguelo en su cuenta de Twitter: @ricardomonreala

(CNN) — En Valle de Bravo el clima alpino ha cambiado. Los diciembres ya no son lo mismo: chamarras gruesas, guantes y bufandas de lana, ni mucho menos chimeneas con leña de oyamel u ocote. La deforestación y la sobreexplotación de los acuíferos de la región han hecho su parte, junto con el calentamiento global.

Pero el clima principal que se ha deteriorado es el de la seguridad.

Un empresario de origen libanés, avecinado en el municipio, vecino de las casas de descanso de altos ejecutivos de televisoras y de bancos, terminó mudándose al Distrito Federal, pues en menos de un año lo asaltaron dos veces. En su dormitorio, en plena madrugada, con modus operandis similar: comando de cinco encapuchados, vestidos de negro, con siglas de la Policía Federal y armas largas. Los delincuentes sometieron a los vigilantes y durmieron al par de rottweilers que cuidan la casa. Iban por la caja fuerte y las joyas. La primera vez denunció, pero la segunda vez, mejor se mudó.

Deja su casa y una mina de arena camino a Michoacán, porque "entre el ZAT y el SAT me dieron en la madre". ¿El ZAT? "Sí, el sistema de derecho de piso que cobran presuntos zetas a todo tipo de comercios y establecimientos de la región. Sabían todo de la mina, traían copia de estados bancarios y hasta la declaración de impuestos. Tienen tanta información o más que el mismo SAT. Hasta pienso que los empleados de uno y otro lado trabajan en equipo”.

La familia González Ponce salió de su domicilio en Satélite, Estado de México, el tercer domingo de junio. Iban a Ixtapa Zihuatanejo a pasar una semana de vacaciones, tres adultos y dos menores de edad, en una Pathfinder. Planearon salir temprano de Naucalpan a fin de llegar a desayunar a Valle de Bravo, recoger a un amigo de su hijo adolescente y continuar el camino. Saliendo de Valle y antes de llegar a Temascaltepec, dos camionetas suburban negras, con hombres armados, les cerraron el paso y los sacaron de la carretera. Se llevaron tablets, laptops, celulares, relojes, tarjetas de débito y crédito, así como la camioneta a la que allí mismo le cambiaron las placas. Les dejaron parte del equipaje, algo de efectivo y el oso de peluche de la hija menor, "con tal de que ya no llore".

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Como pudieron regresaron a Valle a levantar la denuncia. La secretaria del juzgado los consoló: "corrieron con suerte, porque en otros casos los desaparecen",  "les vamos a levantar el acta, para efecto del seguro de la camioneta, pero no den descripciones ni detalles del asalto ni de los asaltantes, porque luego el problema es para nosotros con estos señores. Ustedes se van, pero nosotros vivimos aquí".

La alerta del Departamento de Estado de los Estados Unidos tiene que ver en parte con lo que sucede en Valle de Bravo, donde una pareja de norteamericanos está secuestrada y desaparecida desde hace tres semanas, a decir del empresario exiliado en el Distrito Federal, 70 ciudadanos norteamericanos secuestrados en el país durante el primer semestre del año son para alertar hasta la Embajada de Pakistán. Ni la franja de Gaza-Cisjordania o Afganistán tienen este récord.

Mientras la inseguridad, la corrupción que la incuba, el desempleo y la carestía de la vida no sean objeto de atención prioritarias, las reformas estructurales recién aprobadas, cuyos frutos se verán por allá del 2025, harán que el país luzca como un modernísimo Jumbo 787 de doble cabina, pero con un pequeño defecto, que no es precisamente alguna pequeña fuga en las baterías de litio: es el tren de aterrizaje que no baja, y como dijo don Teofilito...

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Ricardo Monreal Ávila.

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