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OPINIÓN: ¿Hillary Clinton puede ganarse a los hombres?

Las elecciones intermedias demostraron que dar demasiada importancia a uno de los sexos es una estrategia contraproducente
vie 17 abril 2015 10:10 AM
Hillary Clinton
Hillary Clinton Hillary Clinton

Nota del editor: S.E. Cupp es autora del libro Losing Our Religion: The Liberal Media's Attack on Christianity, coautora del libro Why You're Wrong About the Right y columnista del diario New York Daily News.

(CNN) — Desde que arrancó la campaña de Hillary (un anuncio-comercial de campaña que se estrenó el domingo 12 de abril por la tarde) quedó claro que hará que el centro de sus esfuerzos sean las mujeres y el ser mujer.

En caso de que tengas dudas, Vox publicó una útil "infografía" para su video de campaña y hay 38 personas además de Clinton en el anuncio de dos minutos. Veinte son mujeres. Se menciona la maternidad en tres ocasiones distintas.

Todo esto está bien (y es predecible) si reconoces que la proporción de mujeres que votan ha superado a la proporción de hombres que votan en cada elección presidencial desde 1980 . Tampoco hay que pasar por alto que Clinton es mujer y que eso es algo bueno que hay que celebrar.

Pero en realidad ella no tiene que preguntarse si centrar la campaña en la mujer es la mejor estrategia. Ella simplemente puede remontarse a las elecciones más recientes para ver que dar demasiada importancia a una mitad de la población en aptitud de votar falló espectacularmente en todo el país, en estados demócratas y republicanos, cuando los candidatos, varones y mujeres, recurrieron a esa estrategia.

Como he escrito en otras ocasiones , en las elecciones intermedias murió un meme político: la "guerra contra las mujeres". Cierto es que eso no se debe a que los republicanos convencieron al país de que son el partido de las mujeres. Pero es notable que los demócratas que consintieron a las mujeres a costa de situaciones reales (y de los hombres) fracasaron estrepitosamente.

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Es decir, en Colorado, el senador Mark Udall recibió el mote de Mark Útero por haber pasado tanto tiempo infundiendo temor a las mujeres por sus derechos reproductivos, lo que según las encuestas de salida solo sirvió para darle ocho puntos de ventaja con las mujeres. Su oponente, Cory Gardner, terminó 17 puntos arriba con los hombres.

En Nueva York, Martha Robertson, una candidata demócrata al Congreso, hizo reír al público durante un debate por acusar a su oponente de emprender una "guerra contra las mujeres". Repito: es mujer, demócrata, en Nueva York.

En Louisiana, la senadora Mary Landrieu quiso dar un impulso a su campaña renqueante culpando en parte al sexismo por la falta de popularidad de los demócratas en el Sur. No es de sorprender que los electores votaran por su oponente, Bill Cassidy.

En Texas, la liberal Wendy Davis, quien basó su campaña casi totalmente sobre el derecho al aborto, acusó a los republicanos de ser sexistas por atreverse a someter su biografía imprecisa a escrutinio. Su oponente, Greg Abbott, ganó por 20 puntos y Davis obtuvo solo el 47% del voto femenino.

Ya sea Texas o Colorado, Nueva York o Louisiana, los electores dejaron claro que los temas reproductivos no son lo único que les importa y que no los van a obligar a votar por los demócratas con falsas acusaciones de sexismo.

Pero mientras los demócratas acusaban la "guerra contra las mujeres" de los republicanos, se reconoció poco en los medios que el rezago de los demócratas con los hombres es aún mayor que el de los republicanos con las mujeres. Las encuestas de salida de 2014 indicaron que los hombres prefirieron a los republicanos sobre los demócratas por un margen de 16 puntos, mientras que las mujeres prefirieron a los demócratas por solo cuatro puntos.

Sin importar a quién postulen los republicanos a la presidencia, es muy probable que Hillary Clinton gane el voto de las mujeres. Lo que ella necesita es a los hombres. Así que en vez de centrar su campaña en las mujeres, tal vez deba encontrar una forma de cortejar al otro sexo.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a S.E. Cupp.

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