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Política fiscal, el riesgo de aumentar el gasto público

El tipo de cambio ha incrementado la deuda externa del sector público federal, dice Félix Boni; el gasto presupuestario y otros gastos no relacionados a la política fiscal dispararon el balance.
lun 08 junio 2015 06:01 AM
El peso avanza ante el dólar en jornada de poca liquidez. (Foto: iStock by Getty Images )
mexican peso (Foto: iStock by Getty Images)

La política fiscal puede resultar contraproducente si se busca estimular el crecimiento a través del gasto público y se termina por incrementar la deuda gubernamental sin conseguir los resultados esperados .

En los últimos meses, la acelerada depreciación del tipo de cambio contribuyó al incremento en la deuda externa del sector público federal, procurando que la política fiscal expansiva consiguiera resultados muy modestos para el crecimiento económico durante el primer trimestre del año. 

En los doce meses terminados en marzo, el balance tradicional del Gobierno federal y el sector paraestatal alcanzó 3.4% del PIB, un nivel relativamente elevado. De forma similar, la medida más amplia del déficit, aquel correspondiente a los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP), alcanzó también un alto nivel de 4.81% del PIB.

Este representó el quinto semestre consecutivo en que este déficit supera el 4.0%. A pesar de esta tendencia, el desempeño del PIB se ha mostrado muy por debajo de las expectativas del mercado, provocando que la deuda en términos del PIB subiera a un ritmo lejos del deseable. 

El fuerte crecimiento del déficit público en el primer trimestre del año fue resultado de un incremento real de 11.9% en el gasto presupuestario, contra el mismo periodo en el año anterior, y de un incremento real de los ingresos presupuestarios de 9.3%; provocando un crecimiento real del déficit tradicional del sector público de 57.3%. Por lo que es importante monitorear al Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), la medida más amplia de la deuda.

Esta deuda creció en $1,010 millones de pesos (mdp), o en 333 puntos base (pb) de su cociente al PIB (de 40.7% a 44.0%), mientras que la economía experimentó un crecimiento anual de tan sólo 2.53% (2.27% si se considera al promedio de los últimos doce meses). Esto sugiere fuertemente que el aumento en el gasto no logró estimular lo suficiente a la economía como para ver una reducción en el cociente de deuda a PIB. 

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La última vez que la economía mexicana mostró un crecimiento anual por arriba de 3.0% en algún trimestre fue en diciembre de 2012. Entonces, el SHRFSP era $1,748 mdp de pesos menor y se ubicaba en 31.8% del PIB. En aquel periodo, la deuda había aumentado en $1,077 mdp de pesos a lo largo del año y tan sólo en 146 pb con respecto a su cociente en el PIB. Este es un saldo mucho más favorable al experimentado en los últimos doce meses (UDM) a marzo de este año, especialmente al considerar que el crecimiento anual del PIB en el último trimestre de 2012 fue de 3.57% (4.02% si se considera al promedio de los UDM). 

También es importante considerar que ciertos factores no relacionados a la política fiscal tienen un impacto muy importante sobre el desempeño económico, como el débil crecimiento de la economía estadounidense y la debilidad en el sector minero por las reducciones en la extracción de petróleo crudo por parte de Pemex. En lo que refiere al crecimiento de la deuda la Secretaría de Hacienda se debe considerar la probabilidad de que el dólar de los Estados Unidos se continúe revalidando. 

Este último factor, junto al eventual incremento de las tasas de interés, implicaría que al adquirir nuevas obligaciones se podría restringir aún más de lo esperado la capacidad de la política fiscal para estimular el crecimiento, principalmente si se considera que estas variables están fuera del control de Hacienda. Lamentablemente el resto del año luce desalentador ya que la revaluación del dólar no será el único reto para las finanzas públicas- aunque la política fiscal tiene el mérito de haber aprovechado los bajos niveles de las tasas de interés en los últimos años.

Otro reto será la evolución de los ingreso petroleros, Hacienda reportó una caída real en estos de 42.6% en el primer trimestre de este año contra el mismo periodo del año anterior, la cual es exagerada. Esto se debe a que la recaudación del IEPS en gasolinas y diésel se registra exclusivamente en el rubro de ingresos tributarios, al incluirlos en los ingresos petroleros la caída real se reduce a 22.6%. Si suponemos que de los 113.2 millones de barriles de crudo exportados en el 1T15 las coberturas protegieron a 70.2 millones de estos (62% de la producción del periodo) a un precio de $76.4 USD, la caída real sería de un aún relevante 11.5%. 

También resulta importante considerar que hasta el momento no se ha percibido de forma clara el ajuste al gasto que Hacienda anunció para 2015 en el pasado mes de enero, especialmente sobre Pemex.

Aquellos que consideran que el gasto y el déficit tienen efectos difícilmente predecibles sobre la evolución del crecimiento económico seguramente estarán atentos a muchos otros factores que indudablemente afectan la evolución del PIB. Pero para aquellos de corte Keynesiano, con un entorno caracterizado por recortes al gasto la situación podría resultar más preocupante. Por lo pronto, el primero en reaccionar ha sido Banxico y ha colocado su estimación de crecimiento entre 2% y 3% para el año.   

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