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La neutralidad monetaria mejora en México

La verdadera fuente del crecimiento permanente es la acumulación de capital, indica Alfredo Coutiño; la economía puede ser desviada de su equilibrio por interrupciones internas o externas, señala.
lun 29 febrero 2016 05:03 AM
Las participaciones crecerían 4.5% en términos nominales para el siguiente año. (Foto: iStock by Getty Images )
pesos monedas (Foto: iStock by Getty Images)

La eliminación de ineficiencias en una economía es lo que permite que la mayor competencia produzca una distribución más óptima de los recursos, y que las variables fundamentales reflejen de mejor manera la estructura de la economía.

Así, las variables fundamentales cambian cuando cambia la capacidad productiva de la economía. En este sentido, los precios clave como la tasa de interés neutral y la inflación estructural solo cambian si la capacidad potencial de la economía también cambia.

Cuando una economía funciona a su tasa natural, el crecimiento queda determinado por la capacidad productiva existente. Es decir, en estado estacionario la economía crece a su capacidad potencial y sin generar desequilibrios macroeconómicos: pleno empleo de recursos (ni sub ni sobre utilización).

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Sin embargo, la economía puede ser desviada de su equilibrio por interrupciones tanto internas como externas. Es aquí donde toma relevancia la política económica, la cual debe ser usada precisamente para moderar las altas y bajas del ciclo económico. Así, la política económica debe ser usada para producir efectos compensatorios en la economía, y no para pretender determinar el crecimiento.

De hecho, la verdadera fuente del crecimiento permanente es la acumulación de capital, la cual se da a través de la inversión en capital físico y humano. Este capital está representado tanto por la inversión en planta productiva e infraestructura como por la formación de recursos humanos de mejor calidad.

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Así, la inversión productiva es la generadora de progreso tecnológico y productividad, los cuales son resultados más que fuentes del crecimiento. Por lo que, si un país desea crecer más, la manera sana de hacerlo es aumentando la capacidad productiva a través de mayor inversión.

Sin embargo, la atracción de mayor inversión requiere de la apertura de mejores oportunidades, desregulación, instituciones fuertes, eliminación de privilegios, transparencia, etc.

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Es decir, cambios estructurales significativos, sobre todo en economías con tradición reguladora y obstáculos a la competencia. En todo esto, las reformas estructurales juegan un papel relevante, lo cual al final redunda en un mejor ambiente de negocios y en una capacidad productiva mayor y más eficiente y con empleos mejor remunerados.

Así, cuando se produce un cambio positivo en la capacidad productiva, el estado estacionario de la economía mejora y el crecimiento potencial aumenta. Esta mayor eficiencia económica, producto del cambio en las fuentes fundamentales, es lo que determina que los precios clave del estado estacionario como la tasa de interés neutral y la inflación estructural también mejoren.

En el caso mexicano, después de la reducción de la capacidad productiva que generó la recesión de 2009 como consecuencia de la destrucción de capital físico, el crecimiento potencial ha tenido cierta mejoría al pasar de 2% en el 2010 a 2.7% en el 2015.

Esto fue básicamente consecuencia de una mejoría en la razón de inversión a producto que pasó de 22% a 22.5% en el mismo periodo, lo cual posiblemente también tuvo un efecto positivo sobre la productividad.

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Esta mejoría en la capacidad productiva se debió mayormente a medidas de desregulación y apertura sobre todo en sectores altamente concentrados o de baja competencia como el bancario y telecomunicaciones, entre otros. Como resultado, algunas variables fundamentales mejoraron, como fue el caso de la inflación estructural y la tasa de interés neutral.

Así, la mejoría en el crecimiento potencial generada por una mayor eficiencia y desregulación en la economía tuvo un efecto positivo sobre la inflación estructural, la cual se redujo desde una tasa de 4.0% en el 2010 hasta 2.8% en el 2015. Es decir, la economía tuvo espacio productivo para crecer más y con menor inflación.

Así mismo, la mayor capacidad productiva con mejor estabilidad de precios permitieron una reducción de la tasa de interés real neutral, la cual disminuyó desde un 1% hasta 0.6% en el mismo periodo.

De esta manera, la relativa mejoría estructural de la economía en los últimos cinco años permitió niveles menores de neutralidad monetaria e inflación estructural. Esto da evidencia de que la mejor receta para lograr una estabilidad permanente de precios y un nivel de neutralidad monetaria más favorable es a través de fortalecer las fuentes fundamentales del crecimiento y no de políticas económicas transitorias cuya prolongación producen más distorsiones que beneficios.

cnnexpansion

*Alfredo Coutiño es director para América Latina en Moody’s Analytics. Las ideas expresadas son de la exclusiva responsabilidad del autor y de ninguna manera deberían ser atribuidas a la institución para la cual trabaja.

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