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OPINIÓN: Trump y Kim tienen algo en común… ninguno quiere la guerra

Es posible que la beligerancia creciente de EU sea para sacudir a China lo suficiente como para que se tomen en serio las sanciones contra el régimen norcoreano y no las tomen como un mero símbolo.
dom 30 abril 2017 07:00 AM
Tensión
Tensión Los mercados financieros permanecen a la expectativa del intercambio de advertencias entre EU y Norcorea. (Foto: Reuters / Fotoarte: Oscar Obregón)

Nota del editor: Euan Graham es director del Programa de Seguridad Internacional del Instituto Lowy para la Política Internacional en Sídney. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.

(CNN) — Lo gracioso de las tensiones en la península de Corea es que entre más lejos está la guerra, más cerca parece estar.

Los surcoreanos son quienes más han vivido a la sombra de las amenazas de Corea del Norte . Entienden las bravatas, pero también saben que de vez en cuando, esas bravatas se transforman en violencia real. Los habitantes de Seúl viven dentro del rango de alcance de la artillería norcoreana, pero la vida sigue.

Al otro lado del océano, el gobierno japonés inició una campaña de información pública sobre cómo preparase para un ataque con misiles balísticos; el primer ministro de ese país advirtió que el ataque podría incluir armas químicas.

Aún más lejos, en Washington, la guerra es un tema prevalente. "Todas las opciones" siguen sobre la mesa, entre ellas emprender ataques preventivos para evitar que Corea del Norte desarrolle un misil balístico intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés).

¿Cuál es la explicación para esta reacción en cadena invertida? El factor principal es que Corea del Norte está intentando desarrollar su capacidad para causar destrucción masiva en círculos concéntricos cada vez más grandes con el fin último de construir un ICBM nuclear que pueda llegar a Estados Unidos, cosa que hasta el momento solo pueden hacer China y Rusia.

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Después de una serie de pruebas de cohetes en Corea del Norte, el desfile en el que se mostró una plétora de misiles balísticos, que se llevó a cabo en Pyongyang el 15 de abril (e incluía lanzamisiles intercontinentales), fue una señal audaz de que esas son justamente sus intenciones. No lo han logrado, pero la práctica hace la perfección. Es muy probable que el gobierno norcoreano alcance esta capacidad durante la presidencia de Trump.

Como es la máxima garantía de supervivencia del régimen, no es realista creer que se pueda persuadir a Kim Jong Un de sacar su as nuclear de la baraja.

Lee: Las armamentistas ganan con las tensiones EU-Corea del Norte

El ICBM nuclear cambia las cosas radicalmente, lo que explica por qué Estados Unidos se ha tomado tantas molestias para encarar a Corea del Norte desde que Trump asumió la presidencia. Es seguro que el programa de misiles nucleares de Corea del Norte tendrá prioridad en cualquier lista de alertas de seguridad de la Casa Blanca. Pero no está claro si la administración de Trump ha desarrollado una estrategia coherente para contrarrestarlo.

Como dijo hace poco el principal experto en Corea del Norte del Departamento de Estado de Estados Unidos, Christopher Hill, es como si la administración de Trump estuviera intentando ser más norcoreano que los norcoreanos, de combatir las políticas suicidas con políticas suicidas. Pero les apuesto que estamos en una fase de guerra falsa. Si hay algún motivo subyacente para la beligerancia creciente del gobierno estadounidense, incluida la acumulación de elementos de ataque alrededor de la península de Corea, es para sacudir a los chinos lo suficiente como para que se tomen las sanciones en serio y no las tomen como un mero símbolo. Si no es así, entonces Estados Unidos empezará a pensar seriamente en sancionar a las entidades chinas que hacen negocios con Corea del Norte. Si, y solo si esto falla habrá un impulso auténtico a la acción militar por parte de Estados Unidos.

Para ser totalmente claros, en ese caso no habrá opciones fáciles ni libres de riesgos. Esto no es Siria. Una segunda guerra de Corea sería una cuestión sangrienta e impredecible. Las intervenciones recientes de Estados Unidos en Medio Oriente no serían punto de comparación. Sin embargo, es posible que un ICBM de prueba, interceptado sobre el mar o incluso destruido en tierra, no desencadene automáticamente la escalada norcoreana que todos esperan.

Lee: ¿Estados Unidos puede sabotear los lanzamientos de misiles de Corea del Norte?

En vista de que son inferiores en general, las fuerzas armadas norcoreanas dependen de una escalada rápida para disuadir a Estados Unidos y a Corea del Sur de invadir. Para ello es probable que ataquen bases estadounidenses en la región con armas nucleares en las primeras fases del conflicto. Los norcoreanos, incluido Kim Jong Un, son sobrevivientes calculadores y racionales . La amenaza es su ventaja.

Adoptar una política suicida también incluye saber cuándo dar marcha atrás. La ausencia de una prueba nuclear en las semanas pasadas indica que Kim está calibrando sus desafíos. Esta semana presidió un ensayo de artillería masivo para conmemorar un aniversario militar, pero nada más.

Ahora, Kim Jong Un se enfrenta a un riesgo creciente: no solo Estados Unidos se envalentonó con Trump, sino que su aliado distanciado, China, está apretando las tuercas económicas.

Lee: China se está hartando de Corea del Norte y se acerca a EU

Nunca debemos olvidar que Kim está cuidándose de sus generales, cuyas exigencias materiales debe seguir satisfaciendo y quienes probablemente no quieren pelear una guerra convencional o nuclear que representaría su muerte. El enemigo interno siempre es el más difícil de combatir.

Trump y Kim tienen más en común de lo que muchas personas imaginan. Ninguno quiere la guerra. Sin embargo, existe el riesgo de que ambos se acorralen o de que Kim llegue a la conclusión de que Trump está blofeando y se pase de la raya. Ese sería el desenlace más desestabilizador para este episodio.

No creo que Estados Unidos pretenda emprender un ataque con misiles en algún momento cercano. Supongo que le dará a China algunos meses para dar resultados, enfoque que podría prolongarse si los norcoreanos siguen jugando a la segura. Desafortunadamente, ninguno de los dos es de los que juegan a la segura.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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