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OPINIÓN: El yerno de Donald Trump podría jugar la carta de Nixon

El yerno de Donald Trump está nuevamente bajo escrutinio porque presuntamente quiso establecer un canal secreto de comunicación entre Estados Unidos y Rusia.
lun 29 mayo 2017 10:45 AM
Jared Kushner
¿En líos? El problema no es que a Jared Kushner le interese crear un canal secreto; sin embargo, el contexto es lo que hace que la revelación sea tan sospechosa, aseguran analistas. (Foto: Kevin Lamarque/REUTERS)

Nota del editor: Julian Zelizer es profesor de Historia y Asuntos Públicos en la Universidad de Princeton, además de miembro numerario de New America. Escribió los libros Jimmy Carter y The Fierce Urgency of Now: Lyndon Johnson, Congress, and the Battle for the Great Society. También es conductor del podcast Politics & Polls. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) — El fin de semana, el diario estadounidense The Washington Post reportó que el actual asesor presidencial, Jared Kushner (yerno de Donald Trump), y el exasesor de Seguridad Nacional, Mike Flynn, hablaron en diciembre de 2016 con el embajador de Rusia en Estados Unidos, Serguei Kislyak, sobre la posibilidad de crear un canal secreto de comunicación entre ambos países.

Al principio, ninguno de los dos (que se volverían personajes clave en la presidencia de Trump) reconoció que esas conversaciones habían tenido lugar. En ese momento, Kushner era civil y no funcionario del gobierno estadounidense.

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Lo que genera más dudas sobre la naturaleza de este intercambio es que según el reportaje del Post, en el que se cita a funcionarios estadounidenses a los que se informó sobre los reportes de inteligencia, Kushner sugirió que las conversaciones se llevaran a cabo en las instalaciones diplomáticas de Rusia con la intención de quedar fuera del alcance de las agencias de investigación estadounidenses.

Los funcionarios de Trump dirán que no hay nada indecoroso en lo ocurrido. Argumentarán que Kushner estaba tratando de crear un canal secreto con un adversario para mejorar las relaciones y para tener negociaciones constructivas.

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Lo que podrían hacer primero es compararse con Richard Nixon, quien tras las elecciones de 1968 autorizó a sus asesores a crear un canal secreto de comunicación con la Unión Soviética antes de asumir la presidencia en enero de 1969. Para ello, el presidente electo Nixon pidió a su amigo Robert Ellsworth y también a Henry Kissinger que entraran en contacto con el embajador de Rusia, Anatoly Dobrynin y con agentes de inteligencia de la KGB.

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Nixon incluso dijo en su discurso de toma de posesión que "nuestras líneas de comunicación estarán abiertas" para demostrar que él, un ferviente soldado de la Guerra Fría, hablaba en serio respecto a la búsqueda de una nueva vía.

La razón por la que esta comparación podría ser tan atractiva para la presidencia de Trump es que el canal secreto de Nixon dio grandes resultados. En una época de grandes tensiones entre las dos superpotencias nucleares, Kissinger, quien se volvería asesor de seguridad nacional de Nixon, usaría este canal secreto después de que Nixon asumiera la presidencia para entablar negociaciones que culminaron con el histórico acuerdo nuclear SALT I, hito en la política de la distensión y a final de cuentas, con la conclusión de la Guerra Fría.

Pero hay otra comparación menos favorable en lo que Kushner supuestamente hizo. Se trata del escándalo Chennault . En plena campaña presidencial en contra del entonces vicepresidente de Estados Unidos, Hubert Humphrey, Anna Chennault, recaudadora republicana de fondos, habló con el embajador de Vietnam del Sur. En una de sus conversaciones, Chennault propuso que los vietnamitas del sur abandonaran las negociaciones con la presidencia de Johnson para que pudieran llegar a un acuerdo mejor con Richard Nixon si resultaba electo.

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A Nixon le preocupaba que Johnson estuviera a punto de lograr un avance importante en las negociaciones de paz en París, con lo que la guerra llegaría a su fin. Las negociaciones se rompieron. En su nueva biografía de Nixon, John Farrell escribe sobre un memorando escrito por H. R: Haldeman, asistente de Nixon: "Que Anna Chennault siga trabajando" en Vietnam del Sur. "¿Hay alguna otra forma de causar disrupción? ¿Algo que RN pueda hacer?".

nullCuando el entonces presidente Johnson se enteró sobre las conversaciones, estaba furioso. Le dijo al senador Richard Russell, representante demócrata de Georgia y mentor suyo: "Hemos descubierto que nuestro amigo, el candidato republicano, nuestro amigo de California, ha estado jugando por fuera tanto con nuestros amigos como con nuestros enemigos, y lo ha estado haciendo a través de fuentes muy subrepticias".

Más tarde, cuando se confirmó la historia a través de la vigilancia, Johnson le dijo al líder de la minoría en el Senado, Everett Dirksen, que "esto es traición". Dirksen respondió: "Lo sé".

El problema no es que a Jared Kushner le interese crear un canal secreto. Sin embargo, el contexto es lo que hace que la revelación sea tan sospechosa.

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Si es cierto que Kushner consideró crear un canal secreto, debe haber ocurrido luego de que Rusia interviniera para ayudarle al ganador de las elecciones, como han afirmado varias agencias de investigación. La negociación sobre el canal secreto debió haber cobrado forma con la venia de un presidente electo cuyos intereses económicos (incluidos sus intereses en Rusia) siguen siendo un misterio.

Es difícil separar la idea de que Kushner estuviera pensando en entablar una comunicación secreta del contexto en el que muchos funcionarios (de la campaña de Trump, del equipo de transición y de la presidencia) ocultaron su contacto con los rusos. Si sumamos todo eso, la Casa Blanca se queda con muy poca credibilidad para defenderse diciendo que no hay nada que amerite preocuparse.

Es muy posible que la comparación con el exitoso canal secreto para la negociación del acuerdo SALT I sea adecuada. Pero si a final de cuentas los intentos de Kushner terminan pareciéndose más al escándalo Chennault, la noticia podría ser devastadora para esta presidencia.

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La pregunta que deben hacerse ahora el fiscal especial, el FBI y las comisiones legislativas que investigan el escándalo de Rusia es si esta fue una iniciativa diplomática genuina o algo más . ¿Las constantes conversaciones secretas entre los rusos, Jared Kushner y otros asesores de Trump, en las que se propuso un canal secreto de comunicación y tal vez se haya hecho la promesa de aliviar las sanciones económicas , fueron una especie de remuneración para los rusos por haber ayudado a Donald Trump a ganar las elecciones o tal vez algo más?

La verdad es que en este momento no lo sabemos y es por eso que las investigaciones tienen que continuar, sin obstrucciones del presidente de Estados Unidos. De igual forma, tenemos que seguir conscientes de que los rusos podrían estar filtrando información falsa para causar efectos devastadores (como ocurrió en la campaña), con la esperanza de sembrar el caos en la política estadounidense.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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