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OPINIÓN: Cómo arruinar tu próximo viaje a la playa en un paso

Factores como las emociones pueden motivar a las personas a elegir opciones de gratificación instantánea, opina Ilse Santa Rita.
sáb 19 agosto 2017 07:00 AM
playa
Objetivo La fuerza de voluntad también es un factor clave para lograr tus metas, aseguran expertos. (Foto: ImageFlow/Shutterstock / ImageFlow)

Nota del editor: Ilse Santa Rita es periodista de finanzas y negocios con siete años de experiencia. Trabajó en el periódico El Economista, en El Financiero-Bloomberg y en Grupo Expansión, donde fue –en diferentes etapas- reportera de finanzas personales y de empresas. Actualmente encabeza el área de contenido de www.piggo.mx , de GBM Grupo Bursátil Mexicano. Escríbele a su correo ilse@piggo.mx. Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor.

(Expansión) – Ustedes no están para saberlo ni yo para contarlo, pero estos días ya empiezan a oler a mi cumpleaños.

Yo no soy de esas personas que hacen una gran fiesta, pero al final siempre termino organizando una comida con amigos, familia y pastel de chocolate. Pero este año, en lugar de reunión con Jarritos de tamarindo y tacos de guisados, lo que quiero es irme a la playa.

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El problema -que da origen a esta reflexión- es que el plan está todavía en veremos, pero no por falta de ganas, sino porque mi Yo-del-pasado le puso el pie y mi Yo-del-presente. Dejen les cuento.

Yo desde niña a prendí a ser cuidadosa con mis pesos. No es mérito propio, tuve el buen ejemplo de mis papás que siempre cuidaron el dinero en casa. A los seis años ellos me regalaron un pequeño monedero negro donde yo iba guardado las monedas que ellos me daban. Cuando tenía como ocho años me compré una Barbie y mi monedero quedó casi vacío, pero mi corazón muy lleno. Desde entonces nunca dejé de ahorrar.

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A pesar de mis varios años de práctica, debo reconocer que este año he flaqueado. Todo empezó como no queriendo la cosa: una mañana salí corriendo de casa al trabajo y, según yo, para llegar más rápido, pedí taxi a través de una app. “¡Qué!”. El taxi me estaba cobrando muchísimo. “Ni modo”. Y le di clic al botón. Jamás pensé que ese botón me estuviera arruinando las vacaciones.

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Después de eso, me fui como en tobogán. Se me hizo fácil pedirlo otra vez. Y el fin de semana. Y el lunes siguiente también. Cada vez era más frecuente incluso en situaciones en las que perfectamente pude usar transporte público.

Ahora que quiero irme de viaje de cumpleaños me doy cuenta de que en siete meses he gastado en taxis tres veces más de lo que me hubiera costado irme de viaje. (¡¡Qué!!) Sí, ya sé, es horrible.

nullTomé medidas drásticas en ese renglón específico, pero el daño a mi cartera ya estaba hecho. Definitivamente en este momento hubiera preferido gastarme ese dinero en unas vacaciones en la playa que gastármelo en taxis. ¿Cómo remediarlo?

La explicación científica

Este tipo de situaciones está bien identificado por la economía conductual, una disciplina que estudia y reconoce que nuestras decisiones financieras también están influidas por nuestra personalidad y emociones.

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Factores como las emociones pueden motivar a las personas a elegir opciones de gratificación instantánea (The Role of Emotion in Economic Behaviour, 2008). En mi caso, yo elegí gastar porque quería obtener un beneficio rápido. Pero no solo eso, sino que mi decisión estuvo ayudada por un dispositivo que me hacía muy fácil gastar.

Si te sientes identificado, es probable que tú también estés haciendo un gasto que afectará tus planes futuros. ¿Cómo evitar que eso pase?

Yo resaltaría dos cosas: primero, estableciéndonos metas que nos gusten mucho y, mientras más específicas, mejor. Si yo hubiera tenido en mente un viaje (el viaje es como mi Barbie de la niñez) o pagarme un nuevo curso o hacer una nueva inversión, lo más probable es que hubiese elegido posponer ese gasto en lugar que quemármelo en taxis.

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Si hoy no tienes en mente un destino súper específico, no es pretexto. Puedes hacer una guardadito para los viajes del año. Así evitas que tu Yo-del-presente le ponga el pie a tu Yo-del-futuro (un concepto que le aprendí a Moisés Pérez Peñaloza @yo_jubilado).

Pero ahí no acaba la cosa. La fuerza de voluntad también es un factor clave para lograr tus metas. Es posible que, incluso cuando tenemos muchas ganas de irnos a la playa, nos cueste trabajo dejar de gastar en tonterías.

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Afortunadamente hoy ya hay herramientas que te permiten ahorrar igual de fácil que es gastar, sólo deslizando tu dedo en una app. Lo que hacen estas apps es que automatizan tu ahorro, por lo que la tecnología puede darle una muy buena ayudadita a nuestra fuerza de voluntad.

¿Y el viaje?

Mejor díganme de qué pedimos los tacos.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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