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OPINIÓN: Trump tiene que vivir con las consecuencias de su decisión sobre Israel

Es probable que el mayor problema de Trump en el proceso de pacificación de Medio Oriente sea que está agotando la buena voluntad con sus aliados, opina Nic Roberton.
lun 11 diciembre 2017 10:29 AM
AFP

Egipto

Manifestantes gritan consignas y sostienen banderas palestinas durante una protesta antiTrump y contra Israel en la mezquita al-Azhar en el Viejo Cairo, Egipto
REUTERS/Mohamed Abd El Ghany
AFP

Yemen

Partidarios de Huthi asisten a una protesta contra la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, en la capital yemení, Sanaa
AFP PHOTO / MOHAMMED HUWAIS
AFP

Falta de respeto

Manifestantes palestinos pisan banderas estadounidenses e israelíes mientras que un par de zapatillas se colocan en los retratos de Trump (izq) y Netanyahu (der).
AFP
AFP

"Jerusalén es nuestro"

Los manifestantes de los países árabes y musulmanes aseguran que Jerusalén es suyo.
REUTERS/Mohamed al-Sayaghi
AFP

Contra Israel

En El Cairo, cientos de fieles rodeados de policías antidisturbios protestaron en la mezquita Al Azhar.
AFP
AFP

"Día de furia"

Un policía fronterizo israelí dispara contra manifestantes palestinos durante los enfrentamientos.
REUTERS/Mohamad Torokman
AFP

Peligro

La ONU está "muy preocupada por los riesgos de una escalada de violencia" en la región.
REUTERS
AFP

AFP

Palestinos lanzan piedras contra las fuerzas de seguridad israelíes en una manifestación contra la decisión de Trump.
REUTERS

Nota del editor: Nic Robertson es editor de CNN para asuntos diplomáticos internacionales. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) — En el epicentro, al lado de los muros de la Ciudad antigua, las reacciones a la declaración de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, respecto a su reconocimiento de la ciudad como capital de Israel , fueron contradictorias y débiles.

Un grupo reducido de mujeres palestinas se sentaron a corear consignas afuera de la antigua Puerta de Damasco; unos jóvenes, a quienes podrían considerar salvajes en otras ciudades, provocaron a la policía en un ir y venir de bravatas que parecía casi un ritual.

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No hubo violencia y el portavoz de la policía de Israel, Micky Rosenfeld, me dijo que la congregación fue "relativamente pequeña… hemos lidiado con más grandes".

Rosenfeld regresó el viernes, cuando los palestinos regresaban a casa después de las oraciones más importantes de la semana. Muchos temían que ese momento se volviera terriblemente violento.

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Pero no fue así. La gran mayoría de las personas se fue en paz. Tal vez 100 adolescentes se detuvieron para corear consignas furiosas y tuvieron escaramuzas con la policía cuando los retiraron. En ese mismo lugar, hace seis meses, la policía enfrentó a multitudes más grandes y mucho más violentas.

Si Rosenfeld estaba sorprendido por la poca gente que salió a protestar, no lo demostró. Me dijo que la policía seguía evaluando qué podría pasar en los próximos días.

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Yo estaba tratando de descifrar las conversaciones que había tenido. Algunos palestinos cultos y elocuentes me contaban que se sentían frustrados con sus líderes y molestos con Trump.

Casi 25 años después de que los primeros acuerdos de paz de Oslo ofrecieran una esperanza de llegar a una solución de dos Estados, no hay mucho que presumir, me dijo un hombre de treinta y tantos años, de clase media. Dijo que los palestinos necesitan líderes nuevos y un enfoque nuevo. Dijo que Mahmud Abás, el presidente de la Autoridad Palestina, estaba siendo particularmente débil.

Una mujer de 45 años estaba molesta con Trump. Me dijo que había crecido en la Ciudad Antigua y que él no entiende el impacto de su decisión, que solo le importa su popularidad en su país.

Pero lo que más me llamó la atención fue que aunque en Estados Unidos se considera que Trump es un líder polarizador (algunos lo alaban, otros lo detestan), estos palestinos creen que él es el verdadero rostro de Estados Unidos. Dicen que Trump finalmente está revelando al Estados Unidos real que los presidentes anteriores habían logrado ocultar.

Lee: Así reaccionó el mundo a la medida de Trump sobre Jerusalén

Sin importar cuánto me esforzaba por argumentar que Trump ganó las elecciones por muy poco y que más de la mitad de la gente que votó no lo eligió, su postura era inamovible: los estadounidenses son fundamentalmente pro-Israel, antiárabes y antimusulmanes.

Trump cree que mudar a la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén simplemente refleja la realidad (la mayoría de los edificios gubernamentales clave están en Jerusalén); parece que esa lógica se refleja en los palestinos con quienes hablé. Para ellos, Trump simplemente confirmó lo que pensaban que estaba pasando en Jerusalén.

La pregunta es: ¿las negociaciones de paz entre palestinos e israelíes serán ahora más difíciles o más fáciles? Mucho dependerá de qué pase en los próximos días.

Hamas convocó a una intifada y ya se han disparado al menos cuatro cohetes de Gaza a Israel. Israel devolvió el fuego contra lo que según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) son blancos de Hamas; murieron dos personas en los ataques, según el Ministerio de Salud de Palestina.

nullA diferencia de Jerusalén, las protestas en la Margen Occidental y en Gaza fueron más concurridas y se volvieron violentas y letales: dos hombres palestinos murieron a tiros en Gaza. Las FDI señalaron que habían "disparado selectivamente contra varios de los instigadores principales y se confirmaron bajas".

Siete personas quedaron arrestadas durante los enfrentamientos en la calle Salah el Din en Jerusalén, de acuerdo con Rosenfeld; más tarde, agregó a través de Twitter que cuatro agentes habían resultado levemente heridos a pedradas y que habían arrestado a 13 manifestantes en la zona de la Puerta de Damasco.

La Media Luna Roja palestina señaló el sábado 9 de diciembre que había tratado a 231 personas heridas en la Margen Occidental, Jerusalén y Gaza, entre ellos a 12 heridos de bala, 24 heridos por balas de goma y 172 personas que inhalaron gases lacrimógenos.
Sin embargo, a diferencia de las protestas y los enfrentamientos de años anteriores, estos fueron más reducidos y de menor intensidad.

Muchos líderes del mundo criticaron a Trump; algunos observadores experimentados se preguntaban por qué parecía que faltaba el fervor por una intensificación prolongada.

Lee: ¿Por qué declarar a Jerusalén capital de Israel es tan controversial?

Aunque esto sea incómodo para los palestinos, parece que la decisión de qué hacer ahora está en sus manos.

Como me dijo Rosenfeld, Israel está listo para lo que pase: "Si hay incidentes locales, incidentes a pequeña escala, lidiaremos con ellos, así como con los incidentes a gran escala".

Ya sea intencional o accidentalmente, Trump orquestó un momento de política real. También podría terminar siendo una apuesta arriesgada. Aunque los negociadores de paz palestinos reaccionen a lo que muchos de ellos consideran una gran provocación de parte de un aliado en el proceso de paz que ya perdió la credibilidad, otras personas podrían pensar diferente.

Hezbolá, representante de Irán, se reunió con Hamas el jueves 7 de diciembre y dieron a entender que están listos para inmiscuirse más que antes en las cuestiones políticas entre israelíes y palestinos. Para Irán, encontrar una causa en común con los palestinos siempre ha sido una forma de molestar a Israel.

nullEn esta ocasión, parece que Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, está calibrando su lanza y llamó a emprender una campaña en redes sociales, a aplicar presión diplomática y a protestar (sin violencia) para atormentar a los israelíes y a Estados Unidos.

Todos están midiendo sus pasos, principalmente Trump y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. Ambos se esforzaron por afirmar que la decisión de Trump no cambia nada en el terreno.

"No estamos adoptando una postura en ninguna cuestión de estatus definitivo, incluidos los límites específicos de la soberanía israelí en Jerusalén", dijo Trump. "Pido a todos los interesados que mantengan el statu quo en los sitios sagrados de Jerusalén", agregó, señalando que la solución entre dos Estados sigue siendo una opción.

En un mensaje grabado que se difundió poco después, Netanyahu hizo su propio compromiso: "No habrá cambio alguno en el statu quo en los sitios sagrados… Israel siempre garantizará la libertad de cultos de los judíos, los cristianos y los musulmanes por igual".

Lee: La medida de Trump sobre Jerusalén mina el proceso de paz

Ambos hombres tienen problemas de credibilidad con los públicos a los que intentan llegar, pero eso no cambia la realpolitik de la situación. Esa es su línea y eso fue lo que acordaron.

El tercer sitio más sagrado del islam, la mezquita de Al Aqsa, está en Jerusalén. Muchas personas de la región temían que si Trump hubiera dicho específicamente que todo Jerusalén es la capital de Israel, habría dado impulso a grupos como ISIS o Al Qaeda, grupos a los que Trump quiere derrotar.

Sin embargo, es probable que el mayor problema de Trump en el proceso de pacificación de Medio Oriente sea que está agotando la buena voluntad con sus aliados.

Muchos le dijeron que no tomara esta decisión ahora y desde entonces lo han rebatido muy públicamente.

Lee: Evangelistas aplauden la decisión de Trump sobre Jerusalén

Es difícil encontrar a un solo diplomático que piense que este era el momento para presionar. Jerusalén es la zanahoria más efectiva en cualquier negociación de paz. Su futuro es el premio al final de las arduas negociaciones.

En este momento, los palestinos creen que es como un palo: el cetro que arruina la ilusión de que le importan a este presidente, que le importan sus ambiciones o su lugar en el mundo.

Entre más grande sea la brecha que Trump abra entre él y los viejos amigos de Estados Unidos, menos influencia tendrá sobre sus enemigos.

Parece que Trump no tiene eso presente. Se ha vuelto un toro suelto en una tienda de porcelana y un torero al mismo tiempo: rompe voluntariamente la vajilla diplomática mientras acicatea y provoca a sus viejos aliados y amigos.

nullQue Trump haya concedido lo que muchos israelíes querían desde hace tanto no puede ni debe ignorarse. Es sumamente importante que una de las superpotencias del mundo los respalde. Sin embargo, sería un error imperdonable que el hogar seguro de los judíos termine siendo menos seguro por ello.

Sin importar qué pase ahora, Trump no puede alejarse de su decisión, de sus consecuencias ni de su impacto. Las advertencias estaban allí.

Entonces ¿su decisión sirve para que la paz sea más probable?

Depende de qué más quiera hacer. ¿Pretende transformar el capital político que ha generado con los políticos israelíes en influencia sobre ellos? ¿Transformará los halagos recibidos (Netanyahu dijo que es valiente) en concesiones que ningún presidente estadounidense ha podido obtener de ningún primer ministro israelí anterior?

Se ha reportado que los aliados saudíes de Trump (el rey Salmán y su hijo, el príncipe heredero Mohamed bin Salmán) le dijeron a Abás que tiene que moderar sus expectativas respecto al acuerdo de paz. Sin embargo, Abás se está debilitando. Sus condenas al anuncio de Trump palidecieron al lado de las de sus subalternos más importantes y parecen definitivamente vulgares al lado del llamado de Hamas al levantamiento.

Lee: Arabia Saudita tilda de "irresponsable" la decisión de Trump

El problema para la paz es que la dirigencia tradicional palestina se deja guiar por la atmósfera en las calles. El curso que tomen las protestas definirá el rumbo político.

Trump lanzó los dados; cuando ceda el frenesí, se sabrá cuáles son las probabilidades de que un forastero tan inesperado haga la diferencia.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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