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<em>La Última Cena</em> prueba que llevamos mil años comiendo de más

Un estudio comparó 52 réplicas de La Última Cena de Da Vinci y encontró que la cantidad de comida en ellos ha ido aumentando con los años
mar 23 marzo 2010 06:06 PM
foto del cuadro de Da Vinci
EFE- última cena foto del cuadro de Da Vinci

Analizando las distintas réplicas de La Última Cena a lo largo del último milenio, Brian Wansink, director del laboratorio de alimentos y marcas de la Universidad de Cornell, llegó a la conclusión de que las porciones de comida en el cuadro han ido aumentando de tamaño gradualmente.

El fenómeno de servir más cantidad de comida en platos más grandes –lo que lleva a que la gente coma más- no es un fenómeno reciente atribuible a los restaurantes de comida rápida, sino que se puede apreciar en las pinturas de los últimos mil años.

“Tomamos los 52 cuadros más famosos de La última cena y analizamos el tamaño de las entradas, del pan y de los platos, en relación al tamaño de la cabeza de Cristo”, explica Wansink, que también es profesor de economía aplicada.

El estudio, publicado en The International Journal of Obesity, señala que en este tiempo, el tamaño de las entradas aumentó 69 %, el de los platos, 66 % y el del pan 23 %.

La investigación fue realizada por el hermano de Wansink, Craig, profesor de estudios religiosos en la Universidad Wesleyan de Virginia y ministro presbiteriano.

Todo surgió de la fascinación de Craig por los cuadros de La Última Cena. El propio Craig dijo a CNN que sintió el mismo interés que Dan Brown -autor del libro El código Da Vinci- en detallar las pinturas y encontrar referencias que no se ven a simple vista.

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Su área de estudio es el Nuevo Testamento, y observar las referencias sociales y culturales sobre ese texto durante la historia le pareció muy interesante.

“Me interesa ver cómo las imágenes forman la concepción que tenemos de las cosas”, explica Craig Wansink.

Brian -que investiga la parte alimentaria del estudio- fue quien tuvo la idea de examinar cómo iba cambiando la comida en esos cuadros que su hermano observaba con tanto interés.

Con el uso de tecnología informática escanearon las pinturas y calcularon su tamaño, partiendo de la base de que el ancho promedio del pan es dos veces la anchura promedio de la cabeza de los discípulos.

“En los últimos mil años se han visto incrementos drásticos en la producción, disponibilidad, seguridad, abundancia y asequibilidad de la comida”, dice Brian, autor del libro Mindless Eating: Why we eat more than we think.

“Creemos que, en tanto que el arte imita a la vida, estos cambios se han reflejado en las pinturas de la cena más famosa de la historia”, agrega.

Pero aunque el arte representa la realidad, lo más fiel al momento histórico de la última cena de que se tiene registro es el Nuevo Testamento.

Después del texto, todas las representaciones pictóricas responden a diferentes razones artísticas y teológicas del momento de la pintura y de cada uno de los autores.

En la de Da Vinci, por ejemplo, se sirve una anguila con gajos de naranja, un plato poco probable de encontrar en las mesas de la Judea de Cristo.

Por eso cada cuadro de la Última Cena puede aportar claves sobre los hábitos alimenticios de cada época, como el tamaño de las porciones.

“Desde luego no se puede llegar a una conclusión histórica con una muestra de 52 pinturas”, dice Craig. Pero agrega que sí se puede apreciar una tendencia de incremento que se puede atribuir a las condiciones de vida de cada época en que se hicieron las obras.

“Se puede decir que después de la temprana Edad Media la comida se vuelve protagonista en el arte”, afirma Craig Wansink.

"A medida que había más abundancia y más medios de producción, la comida era representada con mayor importancia. Pero es difícil suponer las razones de cada artista, si fueron o no deliberadas”, dice.

“Puede haber razones teológicas, como la inclusión de una cabeza de cordero, que tiene una connotación religiosa. Pero en general se debe más al condicionamiento de la imagen: cuanta más comida ve la gente, más les agrada la representación”.

Y ese es precisamente el objetivo de los hermanos Wansink con el estudio: lograr que la gente ponga atención a los cuadros, que los observen con detalle, que los analicen.

Entretanto, ya podemos decir que para el Jesús representado en los cuadros, la Última Cena se fue haciendo cada vez más grande.

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