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Chef revela secretos de la cena de estado en la Casa Blanca

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jue 20 mayo 2010 10:23 PM

La comida mexicana fue la gran protagonista de la segunda cena de Estado organizada por la Casa Blanca desde que Barack Obama llegó a la presidencia.

El invitado de honor, el presidente Felipe Calderón, fue agasajado con un menú de platillos mexicanos, pero elaborados con productos autóctonos de Estados Unidos y con hierbas y vegetales cultivados en los jardines de la residencia presidencial.

¿Y quién osaría sorprender a un presidente de México con platos mexicanos, en Washington? El elegido fue el chef Rick Bayless, uno de los grandes profetas de la cocina mexicana en Estados Unidos a través de sus programas de televisión, sus libros de cocina y, por supuesto, sus restaurantes: "Frontera Grill", "Topolobampo" y, más recientemente, "Xoco".

Restaurantes, por cierto, situados en Chicago y que frecuentaban los Obama antes de llegar a la presidencia.

"No me lo podía creer, verifiqué varias veces para ver si me habían invitado en serio, o si era un error... es un tremendo honor que te inviten a cocinar en la Casa Blanca", dijo Bayless en entrevista con CNNMéxico.

El menú se eligió a conciencia, después de consultar con Michelle Obama y con la chef ejecutiva de la Casa Blanca, la filipina Cristeta Comerford.

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"Empezamos con unos menús que sabíamos que les habían gustado al presidente y a la primera dama cuando venían a nuestros restaurantes, y preparamos dos o tres distintos porque no sabíamos cómo hacían el servicio en la Casa Blanca y tienes que adaptar el menú a la disposición de la cocina. No sé puede hacer todo en cualquier cocina", explicó Bayless.

"Por ejemplo, no pudimos servir sopa a pesar de que a la primera dama le gustaba mucho nuestra sopa de tortilla. Era muy difícil servir sopa para 200 personas porque el servicio es muy rápido".

Y finalmente, ¿cuál fue el menú?

Los comensales se encontraron en sus mesas con una ensalada de jícama con naranja, toronja y piña con vinagre cítrico, acompañado de un vino Chardonnay Ulisis Valdez "Russian River" de 2007.

A continuación se sirvió un ceviche de hierbas verdes y Opah, un pescado típico de Hawai, con galletas saladas de sésamo y cilantro, receta que compartió con CNNMéxico.

El plato fuerte fue una carne de res Wagyu de Oregon en mole negro de Oaxaca, con un tamalón de frijol negro y ejotes verdes a la parrilla, todo regado con un Cabernet Sauvignon Herrera "Selección Rebecca" de 2006.

Y finalmente, el postre, que consistió en una tarta de chocolate con cajeta, malvaviscos caseros tostados, y helado de galletas graham con queso de cabra, acompañado de un champán Mumm Napa "Carlos Santana Brut".

"La idea de una cena de estado es ofrecer lo mejor de la comida local estadounidense porque eres el anfitrión", dijo Bayless. "Servir comida mexicana es un gran cambio de Obama... No obstante, utilizamos varios ingredientes espectaculares de Estados Unidos, como la Opah de Hawai o la carne de Wagyu de Oregon".

"Me encantó... fue un menú tan bueno que vamos a ponerlo para degustación en Topolobambo en un par de semanas", agregó el chef, nacido en Oklahoma City pero profundo conocedor de México, país en el que vivió entre 1980 y 1986.

De todos los elogios que recibió por la cena, hubo dos que le hicieron especialmente feliz. Uno, el de la primera dama mexicana, Margarita Zavala, "que dijo que le encantó el ceviche verde que hicimos, y me lo dijo dos o tres veces". El otro, el del presidente Calderón, "que me dijo que fue uno de los mejores moles negros que había comido en su vida", contó Bayless.

Precisamente ese mole fue quizás lo más complicado de la cena, no sólo por la veintena de ingredientes que se utilizaron en su confección y por las siete horas que invirtió en hacerlo, sino también por otro factor.

"No quería que al tostar el chile los olores salieran de la cocina e impregnaran la Casa Blanca. El chef de la casa Blanca me aseguró que tenían muy buenos extractores de humos, y tenía razón, pero por si acaso tosté pocos chiles cada vez", comentó.

Al final, el trabajo valió la pena, parece ser porque según el propio chef, "es uno de los mejores moles que me han salido nunca".

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