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La salmonela es una bacteria común, excepto cuando cambia tu vida

Para la mayoría, padecer salmonelosis no va más allá de un incómodo malestar estomacal, pero en algunos casos puede ser mortal
mar 24 agosto 2010 04:37 PM
salmonelosis
salmonela salmonelosis

Para la mayoría de personas, la salmonela puede ser un tormento durante unos días, hasta una semana, pero luego desaparece. No es necesario tomar un tratamiento específico para recuperarse.

Los síntomas comunes son la diarrea y el vómito, y la bacteria en los intestinos puede dañar las células, causando diarrea con sangre. “Ahí es cuando tu sistema inmunológico la detiene”, dijo Craig Altier de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Cornell.

Pero en casos excepcionales, la infección bacteriana puede ser mortal. En Estados Unidos se presentan cerca de 400 casos de muerte por salmonelosis al año, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades.

El retiro de huevos en Estados Unidos por un posible brote de salmonela le trae recuerdos a Barbara Pruitt, quien casi murió cuando su salmonelosis se salió de control el año pasado.

Pruitt, de 42 años, no se ha recuperado del todo del daño que la infección le hizo a su sistema. “Yo hablo, camino, y respiro problemas médicos todo el tiempo”, dice.

Todo empezó en agosto de 2009. Un día se sentía como si tuviera gripe: con dolor, fatiga, y náuseas. Sus síntomas empeoraron en los días siguientes, hasta que una madrugada despertó y casi no podía caminar. Estuvo vomitando y perdiendo control de sus intestinos mientras trataba de hallar su celular.

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Su hija adolescente la llevó al hospital. Los doctores dijeron que estaba teniendo choque séptico y taquicardia y en una cirugía le quitaron parte del intestino delgado. Perdió cerca de de 18 kilos en tres semanas.

Los recuerdos de Pruitt de esos días son vagos, pero sí recuerda tener un tubo en su garganta mientras sus niños la veían. “No podía entender dónde estaba, y honestamente estaba tratando de darme cuenta de si estaba viva o muerta”.

Después se enteró de que uno de los doctores le dijo a su esposo que no pensaba que Pruitt sobreviviera. Su familia pensó que su muerte estaba cerca.

La causa de su enfermedad fue Salmonella typhimurium, que no es la misma reportada en la retirada de huevos de ahora. Pero ambas provocan diarrea, y usualmente se manifiestan en maneras similares, dijo Altier.

Para que la salmonelosis cause daños severos, como en el caso de Pruitt, la bacteria tiene que migrar del intestino al sistema sanguíneo, causando septicemia, dijo Altier.

Los que corren mayor riesgo de salmonelosis graves son los ancianos, los bebés y las personas con sistema inmunológico deficiente, dijo.

“Es un resultado extremo de la salmonela”, dijo Pruitt. Los doctores “no saben por qué me impactó tanto”, en tanto que otras personas se recuperan en pocos días.

En medio de las varias hospitalizaciones, autoridades del departamento de salud pública del estado donde vive, Oregon, Estados Unidos, contactaron a Pruitt, preguntándole sobre lo que había comido antes de que empezara su enfermedad. Lo que ella y otros con ese tipo de salmonela tenían en común era la lechuga. Pruitt había comido un sándwich con lechuga el día antes de enfermarse.

Pruitt estuvo en hospitales de agosto a noviembre. Hoy, todavía tiene complicaciones intestinales, dolor extremo en las articulaciones y le duele mucho el estómago. No puede trabajar más de cuatro a seis horas al día, dice.

Tanto en el trabajo como en las actividades familiares, tiene que planear con sumo cuidado las situaciones en las que necesita un baño con urgencia. Todo el mundo sabe de su condición, pero ella también lucha contra la vergüenza.

“Todo mi día gira alrededor de enfrentar los problemas médicos”, dijo. “Ahora planeamos cómo hacer algo, más que enfocarme en cómo voy a disfrutar lo que me gusta hacer”.

Sobre el retiro masivo de huevos, Pruitt dice que pasará mucho tiempo antes de que vuelva a comerlos. Ni siquiera come lechuga que ha cultivado en su propio jardín, porque le dan ganas de vomitar.

“Es muy difícil hablar sobre eso y tratar de contener las lágrimas”, dijo. “Si puedo decir algo con seguridad, es que no puedo creer cómo ha cambiado mi vida”.

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