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Un páncreas artificial puede ayudar a controlar la diabetes en los niños

Un grupo de investigadores trabaja en un dispositivo que realiza las funciones del órgano y advierte sobre niveles de glucosa bajos
mar 06 marzo 2012 04:48 PM
pancreas artificial ninos
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A las 3:30 de la madrugada, Stefany Shaheen despertó con una sensación de malestar. Algo no estaba bien con su hija Elle.

Shaheen desenvolvió la aguja y picó el dedo de su hija. Observó los resultados en la tira de prueba: sangre peligrosamente baja en glucosa. Despertó a Elle y le dio jugo de naranja para impedir que quedara inconsciente. Sintió alivio porque su intuición materna le advirtió bien sobre su hija esa noche, pero deseó no tener que depender de eso. Anhelaba que existiera una forma automática para saber cuando Elle presentaba niveles peligrosamente altos o bajos de glucosa en su sangre; y no sólo en la noche, sino también en la escuela, donde la niña de 12 años es responsable de monitorear sus propios niveles de glucosa en la sangre.

La semana pasada Shaheen obtuvo su deseo.

Elle fue seleccionada para probar un dispositivo experimental conocido como un páncreas artificial o biónico .

Durante el estudio de tres días, Elle no tenía que picar su dedo cada cierto periodo de horas para conocer su nivel de azúcar en la sangre porque su páncreas biónico le recordaba automáticamente y ajustaba su dosis de insulina según los resultados.

Shaheen no tenía que programar su alarma para despertarse cada tres horas en la noche porque el dispositivo está diseñado para capturar los niveles peligrosamente altos o bajos de azúcar en la sangre y tratarlos.

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“Por primera vez desde que fue diagnosticada, no me tengo que preocupar”, dice Shaheen, que vive en Portsmouth, New Hampshire.

Las compañías de dispositivos médicos están compitiendo por ser las primeras en el mercado en crear un páncreas artificial, que sustituya el trabajo del órgano multifuncional en el diabético. El dispositivo puede ser potencialmente usado para la diabetes tipo 1 o 2 que usan insulina .

“Es tecnología de transformación”, dice Aaron Kowalski, vicepresidente asistente para la investigación de terapias de tratamiento en JDRF, una fundación de investigación para la diabetes juvenil.

JDRF está financiando pruebas para un páncreas artificial en 13 lugares a nivel mundial, incluidas la Universidad de Yale, la Universidad de Stanford, la Universidad de Virginia y la Universidad de Colorado. Las compañías de dispositivos también están financiando varios estudios más.

“Se ve bastante prometedor”, dice Kowalski. “Espero tengamos un sistema en el mercado dentro de cuatro años, y estaré muy decepcionado si no lo hacemos”.

Pálida… y totalmente sola

Fue Elle la que instó a su madre a inscribirla en un estudio para un páncreas artificial.

La familia Shaheen escuchó por primera vez sobre el páncreas artificial poco después de que Elle fuera diagnosticada con diabetes a la edad de 8 años, pero necesitaba tener 12 para inscribirse. Así que el día que cumplió 12 en septiembre del año pasado, comenzó a molestar a sus padres.

“Me recordaba constantemente 'Mamá, necesitas hablar, necesitas hablar’”, recuerda Shaheen.

Su madre estaba muy feliz de cumplirle. Habían ocurrido varios sustos a mitad de la noche, además de situaciones desesperantes en la escuela donde las enfermeras eran responsables de 450 niños y “estaban mal equipadas” para atender las necesidades de un niño diabético, dice Shaheen.

“Elle me llamó una mañana. Estaba en la oficina de la escuela y su voz temblaba, y me dijo 'Mamá, necesito que vengas rápido. No sé qué pasa'”, dice Shaheen. “Llegué y su nivel de azúcar en la sangre estaba bajando. Estaba muy pálida y sudando abundantemente y totalmente sola”.

La visión de un sueño

En enero, Elle entró al Hospital General de Massachusetts para comenzar la prueba. Los médicos le asignaron un páncreas artificial. En el futuro, el dispositivo será del tamaño de un celular, pero por ahora Elle está conectada a una laptop.

Por tres días, el dispositivo hizo el trabajo que el páncreas de Elle ya no puede hacer.

“Nos fue muy bien; el control de su nivel de glucosa en la sangre fue muy, muy bueno”, dijo el médico Steven Russell, profesor de la Escuela de Medicina de Harvard. “Estábamos muy contentos por lo que habíamos visto en Elle”.

El compañero de investigación de Russell, Edward Diamano, un profesor de Ingeniería Biomédica en la Universidad de Boston, dice que el dispositivo aprendió los patrones de glucosa en la sangre de Elle e hizo los ajustes apropiados.

“Hace ajustes cada cinco minutos”, dice.

Durante ese fin de semana, Elle no tuvo que extraerse sangre, y pudo comer cosas que no había comido en largas cantidades desde hace cuatro años.

“Comió espagueti con queso a la parrilla y papas fritas y hamburguesas”, dice Shaheen.

“Comió entre 67 y 100 gramos de carbohidratos al día, y normalmente sólo comía entre 40 y 50”.

Después del experimento, Elle tuvo que dejar el páncreas artificial, y volvió a contar los carbohidratos, picándose cada par de horas. Su madre volvió a poner la alarma del reloj en las noches.

“Estamos impacientes de poder tener el dispositivo”, dice Shaheen. “Creo que revolucionará la manera en la que vive”.

“Fue muy duro”, dice Elle. “Espero un día poder usarlo en casa”.

Pasos pequeños

La semana pasada, Russell y Damiano visitaron las oficinas de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) en Silver Spring, Maryland, para mostrar a los reguladores un prototipo del páncreas artificial.

El dispositivo por sí mismo puede guardarse en el bolsillo o unirse al cinturón. Dos piezas pequeñas van debajo de la piel, una que detecta los niveles de glucosa en la sangre y otra que pasa la insulina y el glucagón, un medicamento usado para aumentar los niveles bajos de azúcar en la sangre.

Los algoritmos determinan cuánta insulina y glucagón necesita el paciente, y si es necesario, el paciente también puede usar el dispositivo manualmente.

Hasta ahora la FDA ha pedido a los médicos mantener a los pacientes dentro del hospital mientras usan el dispositivo.

Los beneficios potenciales son enormes, dije el médico Charles Zimliki, quien dirige la Iniciativa Critical Path para un Páncreas Artificial de la FDA, ante un comité del Senado el año pasado.  Pero “si no está diseñado de manera apropiada, el uso del dispositivo de páncreas artificial en un ambiente ambulatorio puede poner a los pacientes en riesgo”.

Russell dijo que espera que para el otoño, la FDA les dé el permiso para que los pacientes adultos con diabetes dejen el edificio y paseen por todo el Hospital General de Massachussets acompañados por una enfermera, comiendo lo que quieran y usando el gimnasio del hospital.

Entonces para el verano del 2013, espera que el páncreas artificial se pruebe en niños que ingresan a un campamento de verano.

“Todos estos son pequeños pasos hacia lo que queremos hacer, que es darles el dispositivo y decirles ‘Váyanse a casa y vuelvan a revisión en una semana’”, dice Russell.

Shaheen está observando de cerca los procedimientos de la FDA, con la ayuda de su madre, la senadora Jeanne Shaheen en New Hampshire que copreside la Asamblea Partidista de la Diabetes en el Senado.

“Estamos impacientes de poder tener el dispositivo”, dice. “Creo que revolucionará la forma en la que vive”.

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