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Grasas saturadas y poco tiempo, los 'enemigos' de los padres primerizos

La falta de tiempo provoca que los padres coman menos cosas saludables y aumenten la ingesta de alimentos grasosos, según un estudio
lun 13 agosto 2012 10:52 AM
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Cuando las personas piensan en tener hijos, a menudo hablan sobre cómo pueden ser buenos ejemplos a seguir para ellos, lo que incluye mantener una dieta más saludable.

Pero los padres de los compañeros de guardería de Elliot, la hija de 10 meses de Leah Case, a menudo admiten que su alimentación no es saludable y argumentan que no tienen tiempo.

“La vida sí cambia radicalmente cuando tienes hijos”, dijo Case. Además de ser mamá primeriza, dirige un negocio de fotografía de bodas e imparte clases de kick boxing.

“Es un poco más caótico ahora y es mucho más difícil equilibrar todo ”, dijo.

Hace seis años, Case perdió 22 kilogramos con una disciplina estricta, que incluía ejercicio regular y un detallado conteo de calorías.

“En los primeros meses después de que nació mi hija, me volví mucho menos vigilante”, dijo Case. “Sólo quería estar con mi hija”.

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Esto sucede a menudo con los primerizos, según uno de los primeros estudios que observó los hábitos alimentarios de los padres. A pesar de tener las mejores intenciones, la mayoría no mejora sus dietas cuando nacen sus hijos.

De hecho, el estudio encontró que los padres comen más grasas saturadas que las personas sin hijos. Las grasas saturadas son en su mayoría de origen animal y son más difíciles de eliminar del cuerpo. Una dieta alta en éstas puede causar obesidad, colesterol alto, infartos y diabetes.

“Los padres de los niños más pequeños tienden a llevar a casa más alimentos de supermercados”, dijo la médico Helena Laroche, autora principal del estudio. “Eso puede explicar la diferencia en la ingesta de grasas saturadas”.

El estudio de Laroche, que apareció en la revista de la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos, examinó los datos recogidos en el estudio Desarrollo de Riesgo en las Arterias Coronarias en Adultos Jóvenes , que siguió a más de 2,000 adultos jóvenes durante 20 años.

Su investigación se enfocó en los primeros siete años como padre primerizo, comparando qué comían y con qué frecuencia, con los hábitos alimentarios de las personas sin hijos.

Los participantes documentaban cuánta grasa saturada había en su dieta, cuántas frutas y vegetales comían, cuán a menudo iban por comida rápida y cuántos refrescos y jugos consumían.

Con excepción de la ingesta de grasas saturadas, las dietas de los padres eran similares a las de las personas sin hijos. “En última instancia, nadie tuvo la dieta ideal al final de siete años”, dijo Laroche.

Aun así, los padres deben saber que lo que escogen para comer envía mensajes poderosos a sus hijos.

“La gran conclusión de nuestro estudio es que realmente queremos que los padres sean mejores modelos a seguir para sus hijos en lo que se refiere a una alimentación saludable”, detalla Laroche.

“La paternidad es un momento de enseñanza grandioso en el que puedes asegurarte de que toda tu familia coma bien, porque los niños quieren comer lo que tu comes. Si te ven comiendo vegetales, querrán comer eso también. Tenemos que tomar mejor ventaja de nuestra influencia”.

Debido a que no quería que la paternidad la hiciera volver a caer, cuando Case se estableció más en una rutina, decidió dar una alimentación saludable a su familia.

Utiliza una aplicación de móvil para añadir a su lista de supermercado sólo los objetos necesarios y apegarse a ésta, para evitar la tentación de la comida chatarra en la tienda. Ella y su esposo compran casi todo exclusivamente en un mercado de agricultores. También planean menús más saludables.

“Siempre tuve sobrepeso cuando era adolescente, en gran parte debido a que no estaba consciente de mi dieta ”, dijo.

“Hago un esfuerzo deliberado para ahora mantenerme consciente de estos hábitos alimentarios saludables porque no sólo me impactan a mí; impactan a toda mi familia”.

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