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Los golpes recibidos por jugadores de americano alteran su comportamiento

Los golpes frecuentes en la cabeza pueden ocasionar enfermedades con síntomas como ira, agresión, paranoia y pensamientos suicidas
mié 05 diciembre 2012 12:34 PM

Cuando un futbolista profesional muere trágicamente a causa de un dramático y aterrador arrebato suicida, como el que ocurrió con Jovan Belcher, jugador de los Jefes de Kansas esta semana, el enfoque está en saber qué ocurría en su cerebro antes de morir.

No se trata de su estado mental en sí, sino de lo que ocurría en las profundidades de su cerebro: una enfermedad llamada encefalopatía traumática crónica o ETC.

“Cada vez que algo así ocurre, me preocupo por el estado del cerebro del individuo porque el traumatismo puede cambiar a la gente”, dijo Chris Nowinski, codirector del Centro para el Estudio de la Encefalopatía Traumática, o CEET, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston.

Belcher, un joven de 25 años, se suicidó frente a su entrenador en las instalaciones de entrenamiento del equipo.

“Ninguna enfermedad cerebral podría explicar un acto aislado. Sin embargo, debemos estar atentos y ser respetuosos de lo que puede ocasionar un traumatismo cerebral”, dijo Nowinski.

Un estudio publicado el lunes en la revista Brain, el más completo acerca de la ETC divulgado hasta ahora, añade datos a la discusión, en especial en lo que concierne a los jugadores profesionales de futbol americano .

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De los 35 jugadores examinados, de los cuales 34 eran profesionales y de quienes se tomaron muestras de tejido cerebral posmortem para el estudio, todos excepto uno mostraron indicios de enfermedad.

El ETC se desarrolla cuando no se permite que sanen los golpes frecuentes al cerebro. Con cada golpe adicional, el daño aumenta y se acumula una proteína densa y anormal llamada tau.

En las etapas avanzadas, el ETC puede causar ira, agresión, paranoia y pensamientos suicidas.

Así que en las raras ocasiones en las que un jugador se quita la vida —recordemos a Dave Duerson , Shane Dronett y Ray Easterling— la mente busca desesperadamente el sentido de ese acto, a pesar de que estas muertes desafían una explicación simple.

“Es triste que inmediatamente lleguemos a la conclusión de que la ETC es la causa subyacente de una situación tan compleja y terrible”, dijo Robert Stern, uno de los fundadores del CEET. “El suicidio y el homicidio son comportamientos increíblemente multifactoriales en los que la ETC puede ser una de las incontables variables posibles relacionadas”.

David Hovda, profesor de Neurocirugía en la Universidad de California, subraya que miles de personas han sufrido lesiones en la cabeza en el campo de futbol, y durante la guerra, y aún así muchos probablemente no tengan esta enfermedad en específico o presenten comportamiento agresivo.

“Hay muchas razones por las que la gente comete suicidio y asesinato”, dijo David Hovda, director del Centro de Investigaciones sobre Lesiones en la Cabeza de la UCLA, y agregó que lo que la ETC implica conductualmente aún está por determinarse. “No estoy seguro de que podamos culpar a la ETC por esto”.

De las 85 personas de quienes se examinó el tejido cerebral —incluidos los 34 futbolistas profesionales, miembros de las fuerzas armadas y otras personas expuestas a traumatismos frecuentes en la cabeza—, 17 no presentaron indicios de ETC.

La realidad es que no todos los que han estado expuestos a traumatismos frecuentes en la cabeza desarrollarán ETC.

Nowinski advierte que esas 17 personas sufrieron traumatismos en la cabeza menos intensos y con menor frecuencia.

“La buena noticia es que está claro que un par de conmociones cerebrales no siempre llevan a la ETC y esperamos que sea raro”, dijo Nowinski. “Sin embargo, cuando en la base de datos llegas a la gente que se expuso a más de 10 años de traumatismo cerebral frecuente, casi todos tienen ETC”.

Lo que el estudio está empezando a hacer es distinguir la enfermedad que genera tantas dudas cada vez que muere un jugador.

Según el estudio, le ETC empieza en un punto muy profundo y definido del cerebro y se esparce “lentamente a lo largo de varias décadas hasta abarcar regiones amplias” del cerebro y la espina dorsal.

“Al principio, sólo se trata de lesiones pequeñas y discretas esparcidas por el cerebro y conforme progresa, cada vez se destruye más tejido cerebral”, dijo Stern. “Es solo en los estadios más severos que vemos demencia totalmente desarrollada”.

Es en las etapas más severas que los síntomas se profundizan y se vuelven incapacitantes.

La primera etapa se caracteriza por dolores de cabeza y problemas para concentrarse. Para cuando una persona llega a la etapa cuatro, la enfermedad está totalmente desarrollada y se agudizan la explosividad, la agresión, la paranoia y la impulsividad.

No hay una respuesta sencilla para los aficionados al futbol acerca de la serie de muertes recientes, pero es evidente que los traumatismos frecuentes en la cabeza no son buenos.

“Está mal concentrarse en los suicidios”, dijo Nowinski. “La moraleja debería ser que los traumatismos en la cabeza pueden abrir la puerta a muchas cosas terribles y que tenemos mucho por hacer tanto para aprender cómo prevenir y tratar (la ETC) y prevenirla para la siguiente generación”.

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