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Las enseñanzas y consejos de sobrevivientes a tiroteos masivos

Tres niños que sobrevivieron a un ataque en 1999 narran los traumas sufridos y cómo superaron sus problemas con ayuda de sus padres
sáb 22 diciembre 2012 10:51 AM
vigilia_newtown
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En muchas formas, la niñez de Josh Stepakoff terminó abruptamente el 10 de agosto de 1999 a las 10:49.

Ese fue el momento en el que un hombre llamado Buford Furrow entró por la puerta principal del Centro Comunitario Judío North Valley en Los Ángeles, Estados Unidos, y comenzó a disparar. Cinco personas fueron lesionadas, incluyendo tres niños.

Stepakoff, quien asistía a un campamento de verano en ese lugar, tuvo la mala suerte de estar en el vestíbulo. Recibió dos balazos en su pierna izquierda y cadera.

Tenía seis años en ese entonces, y es una de las pocas personas que atestiguaron las terribles imágenes y sonidos de un tiroteo en masa durante su niñez. Como l os niños de Newtown, Connecticut, Estados Unidos , vio sangre, escuchó gritos y temía por su vida.

Tras el tiroteo en masa en la escuela primaria Sandy Hook, los niños de Newtown tienen un largo camino por delante, dice Stepakoff, que ahora tiene 19 años.

Estuvo traumatizado durante años. “Si escuchaba helicópteros, sirenas, sonidos fuertes; cualquier cosa que me asustara, cerraba la casa con llave”, dijo. “Cerraba cada puerta y cada ventana”.

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Incluso cuando todo estaba tranquilo, caminar por la casa podía ser estresante, ya que Stepakoff pensaba que un asesino como Furrow podía esconderse detrás de cada esquina.

“No sólo es que tuviera miedo de que algo pueda atacarme, tenía miedo por mi vida”, recordó Josh en una entrevista desde la casa de sus padres en Los Ángeles.

Ben Kadish, quien tenía cinco años cuando también le dispararon y a sólo unos metros de distancia de Josh hace 13 años, dijo que sentía miedo en la escuela incluso cinco años después del tiroteo, y dormir en las casas de sus amigos era imposible.

“No podía ser un niño normal”, dijo.

La intensidad del trauma se ha aliviado con el tiempo , dijo el joven, pero el tiroteo aún les afecta. Por ejemplo, ambos escogieron ir a la universidad en Los Ángeles para que no tuvieran que estar lejos de casa cuando tuvieran un mal momento.

“Si me encontraba con esos momentos, no quería estar a un vuelo de distancia”, dijo Stepakoff. “No quería estar a una distancia de seis horas en automóvil. Quería estar a cinco minutos de distancia de mi casa, mi zona de seguridad”.

Stepakoff y Kadish tienen ideas y consejos para los padres de los niños de la escuela primaria Sandy Hook, que también pueden aplicar para las familias cuyos hijos han sufrido otros tipos de trauma.

Deja que hablen; o no

“Si decía que no quería hablar de eso, no hablábamos de eso”, recuerda Stepakoff. “Si quería hablar de eso, hablábamos de eso”.

Espera que tu vida cambie

Cuando Stepakoff era pequeño y cerraba con llave su casa, sus padres no podían irse, incluso si tenían que ir a trabajar. Si comían el almuerzo en un restaurante y los policías entraban a cenar, la familia tenía que levantarse e irse, porque la policía le recordaba a los tiroteos.

“Mis padres eran grandiosos”, dijo.

Permite que tu hijo encuentre su camino

Ahora que es adolescente, Stepakoff decidió trabajar con la Campaña Brady para Prevenir la Violencia con Armas, y encontró consuelo al hablar con otras víctimas.

James Zidell, el tercer niño lesionado en el tiroteo en Los Ángeles, se refugió en la naturaleza. También tenía seis años en el momento del tiroteo.

“En la naturaleza estás rodeado de amor y belleza”, escribió en un ensayo para su escuela preparatoria y que compartió con CNN. “Las personas malas no pueden alcanzarme”.

Repite pensamientos reconfortantes

La madre de James Zidell, Francine Zidell, recuerda decirle a su hijo una y otra vez que Furrow estaba en la cárcel y ya no podía lastimarlo. “Eso parecía ser lo que necesitaba escuchar”, dice.

Dile a tu hijo cuán fuerte es

Kadish dice que una de las cosas más útiles que sus padres hicieron fue decirle cuán fuerte era por sobrevivir a un acontecimiento tan horrendo.

“Mi lema era: 'eres Ben Kadish y puedes hacer lo que sea'”, recuerda con una sonrisa.

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