El anuncio que hizo la Administración de Información de Energía de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés) fue contundente: Petróleos Mexicanos (PEMEX) incrementará 48% su producción de petróleo en los próximos 26 años. Esto significa que pasará de los 2.5 millones de barriles al día en promedio que reportó en 2013 a 3.7 millones en 2040.
Habrá que tener cuidado con esta proyección pues el aumento vendrá en el largo plazo. De hecho, se prevé que la producción se estabilizará en el año 2020 con una producción de 2.9 millones de barriles diarios para, 20 años después, alcanzar un poco más de lo que ya se había logrado en 2004 –una cifra de tres millones 383 mil barriles–.
Actualmente, la situación de PEMEX es poco alentadora. De acuerdo con analistas del sector energético mexicano, la producción diaria está en los 2.5 millones de barriles de crudo. De esa cantidad, 1.2 millones se quedan en la refinación local, y los 1.3 millones restantes se destinan a la exportación. Como resultado, México termina por importar 49% de su gasolina, 32% del diésel que necesita y 65% de los petroquímicos que se requieren para el consumo nacional.
Con la entrada de la iniciativa privada en el sector energético, resultado de la aprobación de la Reforma Energética propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto apenas el año pasado, la situación apunta hacia un incremento considerable de la producción de petróleo. Esto sin restar valor a las inversiones ya hechas por la paraestatal ni limitando su liderazgo en los terrenos con reservas 2P (probadas y posibles).
A través de la Ronda Cero, PEMEX logró el 83% de derechos de explotación sobre las reservas 2P, lo que equivale a 1,600 millones de barriles de petróleo. Así se asegura una producción de 2.5 millones de barriles al día durante un periodo de 20 años, según la Secretaría de Energía (Sener). Y si a esta oportunidad sumamos las licitaciones que se otorgarán a empresas privadas nacionales y extranjeras, habrá que esperar inversiones anuales totales de aproximadamente US$12,600 millones.
La llegada de nuevos jugadores a un sector que estuvo bloqueado por más de 70 años significa no solo una oportunidad de negocios para la iniciativa privada mexicana, sino también un reto pues el ecosistema empresarial cambiará drásticamente. Es por eso que contar con la guía de una institución financiera con amplia experiencia en comercio exterior resulta crucial. Llegó el momento de hacer negocio con los grandes. ¿Su empresa está preparada?