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Amazon y Netflix: crecer ‘duele’

Las pérdidas trimestrales de las firmas frustraron a accionistas, que se ilusionaron con sus ventas; ellos no anticiparon que la expansión de las empresas podría significar pérdidas en el corto plazo.
jue 27 octubre 2011 01:11 PM
Amazon y Netflix son conocidas por hacer apuestas audaces que a menudo involucran fuertes gastos. (Foto: Reuters)
netflix

La temporada otoñal de resultados financieros trimestrales está tomando la apariencia de una temporada de caza para las compañías web de renombre: muchas han sucumbido. Primero, las acciones de Netflix cayeron 35% en un solo día el pasado martes, tras reportar importantes pérdidas de suscriptores y advertir a los inversionistas que la compañía podría perder dinero en algunos trimestres del próximo año. Luego fue Amazon: sus ganancias cayeron 73% en el tercer trimestre de 2011. Tras el informe, el valor de sus papeles descendió casi 15%. 

En conjunto, las acciones de Amazon y Netflix perdieron alrededor de 18,000 millones de dólares (mdd) en valor de mercado en el transcurso de 24 horas; lo que equivale a casi toda la capitalización bursátil de Yahoo. Lo más notable es que ambas compañías reportaron tasas de crecimiento en los ingresos que muchas empresas tecnológicas envidiarían: las ventas netas de Amazon aumentaron 44% hasta ascender a 10,900 millones de dólares, mientras que los ingresos de Netflix en el trimestre crecieron 49%, alcanzando los 822 mdd.

¿Por qué los inversionistas castigan las acciones de firmas que están disfrutando de un crecimiento tan veloz? La respuesta tiene que ver con lo que les está costando generar ese crecimiento. Las ganancias de Amazon se desplomaron el trimestre pasado debido a los gastos asociados a su tablet Kindle Fire. Al mismo tiempo, Netflix está esforzándose por añadir nuevos títulos a su biblioteca, a la vez que incursiona en mercados internacionales. Ambas medidas prometen aumentar los ingresos en el largo plazo, aunque reducen las ganancias o incluso generan pérdidas en el corto plazo. 

Como suele ocurrir cuando Wall Street está desprevenida, los analistas responden de una forma dramática. Varios se sintieron decepcionados con Netflix , mientras que el incumplimiento de las expectativas de Amazon preocupó a otros.

Sin embargo, el fondo del asunto es que, si analistas e inversionistas no anticiparon los reportes de ganancias que Amazon y Netflix publicaron esta semana, fue porque en realidad no estaban prestando atención. 

Para cualquier inversionista familiarizado con las historias de estas compañías, los resultados financieros de este trimestre no deberían ser una sorpresa. Tanto Amazon como Netflix tienen antecedentes de realizar apuestas audaces sobre el crecimiento futuro que a menudo involucran fuertes gastos previos. Y ambas compañías también han probado a sus críticos que las juzgaron mal.

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Más aún, los inversionistas debieron haber anticipado las malas noticias. Las dos empresas han comunicado con claridad sus planes de aumentar los ingresos a costa de los márgenes de ganancia. Amazon indicó que la tablet Kindle Fire se vendería a 199 dólares, 20 dólares por debajo del costo estimado de fabricación. Entonces, ¿por qué la gente se sorprendió cuando Amazon dijo que la Kindle Fire posiblemente implicaría una pérdida operativa este trimestre? 

De igual forma, pocos se alteraron cuando Netflix anunció que ampliaría sus operaciones en Reino Unido e Irlanda a principios de 2012, tras haber desembarcado en Canadá y Latinoamérica. El mercado de videos en Internet ya es competitivo en Reino Unido, donde el 60% de los 20 millones de hogares con banda ancha ya se han suscrito a un servicio de video, desde Sky hasta Virgin. Por lo tanto, el crecimiento de suscriptores será comprensiblemente lento al inicio, y le tomará más tiempo a Netflix ser rentable. Pero cuando la firma hizo hincapié en ese punto, muchos se alteraron. 

Desde luego, hay otros factores que influyen en el desplome accionario de Netflix, aparte de los costos que conlleva la expansión internacional. Desde julio, el papel ha perdido tres cuartas partes de su valor en medio de anuncios de alzas tarifarias y la división de sus operaciones de DVD y de streaming, dejando a los clientes bastante molestos, si no es que furiosos. 

Netflix advirtió a los inversionistas que ocurriría una ola de cancelaciones. En julio, la compañía dijo que muchos clientes no tendrían que pagar las nuevas tarifas de suscripción hasta septiembre, por lo que debió ser evidente que habría otra ola de cancelaciones una vez que las nuevas tarifas se reflejaran en los estados de cuenta bancarios. No obstante, muchos analistas se sorprendieron de la deserción de 800,000 suscriptores. 

Pese a ello, en el último trimestre Netflix registró un crecimiento interanual de 42% en el número de suscriptores únicos en Estados Unidos. Esa cifra dista mucho del 64% registrado en el trimestre anterior, pero es comparable con la tasa de crecimiento de suscriptores reportada por el sitio en 2010. ¿Cuántas compañías pueden enfrentar un fiasco de relaciones públicas y aún así aumentar su número de suscriptores?

Otro error fatal cometido por los inversionistas fue regodearse en el aumento sostenido de las acciones de Netflix y Amazon, y perder de vista el riesgo inherente a la generación de crecimiento. En el pico registrado este verano, el papel de Netflix había subido más de 3,000% desde el precio de su debut en 2002. Al cierre de la Bolsa el pasado martes, la acción de Amazon mostraba un alza de 2,700% en el lapso de 10 años.

Dado ese estupendo desempeño, ambas acciones estaban entre las más solicitadas del sector tecnológico. Eso contribuyó a que su valoración se inflara a niveles irracionales: en el pico máximo de julio, Netflix se negociaba a 85 veces las ganancias, mientras que el PER (ratio precio-beneficio) de la acción de Amazon se ubicaba el martes por encima de 100. La ratio promedio de la acción del índice S&P 500 es de 15. 

Esas altas valoraciones no pueden durar por siempre, así que ambas acciones han retrocedido. Lo irónico es que lo que motivó la caída de ambos títulos son los planes que tienen las dos compañías para sentar las bases de mayor crecimiento en los años por venir. Una cosa es vender y obtener una ganancia cuando una compañía avisa que el nuevo gasto afectará los ingresos... y otra es vender por puro pánico. Los vendedores que actuaron con pánico en el caso de Amazon y Netflix esta semana tal vez se arrepientan de su decisión impulsiva, si esos gastos comienzan a dar fruto.

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