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Japón apuesta al espionaje tecnológico

Gigantes tecnológicos de ese país están desarrollando sistemas de vigilancia más sofisticados; además de servir al Estado, las firmas ayudan a empresas a vigilar el rendimiento de sus empleados.
mar 24 diciembre 2013 06:01 AM
Empleados japoneses estarían de acuerdo en ser espiados a cambio de seguridad. (Foto: Getty Images)
tokio

Después de haber cedido la batalla de los gadgets a Corea y Estados Unidos, los titanes de la electrónica en Japón tienen que reinventarse a sí mismos, y esta vez como nuestros protectores, al parecer.

Aprovechando el pánico moral como el miedo a la delincuencia o el terrorismo, las mayores compañías de tecnología niponas están desarrollando e invirtiendo fuertemente en sistemas de comando y control ejecutivo, vigilancia y controles fronterizos. Los resultados son las herramientas de espionaje y vigilancia más sofisticadas jamás concebidas.

"Las compañías japonesas son líderes en la creación e implementación de innovadoras tecnologías de vigilancia", según un informe de la Universidad de Queens en Canadá, publicado en Company/Governmental Surveillance en Japón, una revista sobre estudios de vigilancia. La japonesa NEC, un líder en el campo, ahora dedica el 10% de su gasto en investigación y desarrollo a la creación de estos sistemas.

"Tradicionalmente, los gobiernos del país han sido propensos a proteger y cultivar compañías electrónicas nacionales para convertirlas en la fuerza motriz del desarrollo económico", explica el investigador de vigilancia Kiyoshi Abe de la Universidad Kwansei. "Es fácil para ellos desarrollar e introducir tecnología de vigilancia más invasiva, aprovechando la preocupación pública y el temor en torno al aumento de las tensiones políticas-militares entre Japón y China".

Esta agenda no es exclusiva de las empresas japonesas. Corporaciones en todo el mundo están aprovechando el despliegue de la vigilancia y el espionaje electrónico. El mercado mundial de software de seguridad creció 7.9% en 2012, según un estudio de Gartner, impulsado por "las nuevas amenazas y las prácticas laborales".

Sin embargo, las empresas japonesas parecen estar a la vanguardia en este sector. En una reciente exhibición de tecnología de NEC en Tokio, estuvieron ausentes los monitores de computadora y las laptops que alguna vez caracterizaron a la empresa. En su lugar, se ubicaron stands dedicados a la vigilancia de datos y a los sistemas de reconocimiento de rostro comercializados como "tecnologías para salvaguardar vidas y propiedades".

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Las "soluciones de seguridad" más llamativas son los programas para espiar a los trabajadores -conocidos en la industria como "supervisión del rendimiento"- y una aplicación llamada Mental Health Check Tool. A medida que nos acostumbramos a que las empresas y el Gobierno empleen las herramientas de la era de la información para examinar todo lo que hacemos y decimos, la privacidad ya no es una norma social , afirma el presidente ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg. La tecnología japonesa, al parecer, va un paso más allá: permitir a las corporaciones realizar monitoreos de nuestras emociones.

Evitar suicidios

Actualmente en uso por varias empresas de primer nivel no reveladas en el país asiático, la nueva herramienta de salud de NEC está basada en la PC y puede hacer un monitoreo de la estabilidad mental de una plantilla de trabajadores, a la vez que detecta posibles problemas psicológicos.

Para la gestión japonesa, eso podría resultar indispensable al lidiar, como es su caso, con una de las fuerzas laborales más sobrecargadas de trabajo y más estresadas en el mundo desarrollado. (Japón ocupa el segundo lugar solo por detrás de Corea del Sur en tasas de suicidio entre los países ricos, sufriendo una tasa de deserción de casi el doble que en Estados Unidos).

De acuerdo con un folleto promocional de la aplicación, la herramienta de monitoreo funciona en tándem con los "datos sobre la asistencia" de los trabajadores y cuenta con beneficios que incluyen abordar "la pérdida de productividad y la reducción de costos perdidos".

La tecnología de vigilancia también incluye herramientas para controlar la calidad de las sonrisas de los vigilantes de las estaciones de tren, y tableros de anuncios con reconocimiento facial. Y los minoristas en "el sol naciente" han monitoreado a sus vendedores con tecnología GPS desde 2002.

Estos productos fueron introducidos sin mucho alboroto de los medios de comunicación o protestas entre la población en general. Tal deferencia hacia los empleadores, argumentan algunos, significa que Japón es más maduro ante una sociedad de vigilancia total. (Por el contrario, consideremos la indignación en EU por las revelaciones de que la  NSA había participado en una vigilancia electrónica generalizada de los ciudadanos estadounidenses).

En otro estudio de la Universidad de Queens, los empleados japoneses reportaron sentirse resignados ante el espionaje por parte del Estado, aunque algunos expresaron disgusto por las violaciones a la privacidad por parte de los empleadores, durante discusiones en focus groups. "Realmente no me interesa si el Gobierno recopila datos sobre mí si es por razones de seguridad", fue una respuesta común.

¿Libertad por seguridad?

Esa fe en la autoridad y la falta de debate público, sin duda alentó a un confiado gobierno japonés a convertir recientemente un nuevo proyecto de ley en una ley sobre secretos que restringirá significativamente la libertad de expresión.

La ley, que entró en vigor la semana pasada, convierte en un delito divulgar cualquier secreto que el Gobierno japonés considere vital para la seguridad del Estado. Los funcionarios se han negado a aclarar qué categorías de secretos se están refiriendo, volviendo prácticamente imposible el periodismo de investigación y la denuncia de irregularidades, ya que los infractores enfrentarán penas de cárcel de 10 años. La animada disidencia por parte de la oposición llegó demasiado tarde.

El primer ministro, Shinzo Abe, ha argumentado que las nuevas medidas de seguridad son necesarias para conectar una máquina gubernamental que cuenta con severas fugas, y que evita que Estados Unidos comparta inteligencia con Japón.

Como Abe de la Universidad Kwansei señala, una guerra fría emergente con Corea del Norte y China ha arrojado a Japón hacia un nuevo pánico moral, haciendo que el Estado recurra a la tecnología para conseguir seguridad. Los extranjeros ahora son fotografiados electrónicamente y sus huellas digitales son tomadas en las fronteras de Japón. NEC también está trabajando en una tecnología de control fronterizo que hará ver a la "fortaleza estadounidense" como un juego de niños, según una fuente que no estaba autorizada a hablar públicamente sobre estas cuestiones.

"Así que, el mercado para la vigilancia en Japón es muy atractivo para las empresas de electrónicos como NEC, Sony y Panasonic", dice Abe de la Universidad Kwansei.

Presionados por el miedo a la guerra, el terrorismo o la delincuencia en general, nunca ha habido un mejor momento para vender vigilancia total al que es uno de los países más seguros del mundo. Sin embargo, los japoneses sostienen que tienen mucho que temer, al contrario de lo que indican los hechos. "Japón tiende a evaluar los riesgos utilizando dos escalas de nivel: 'Seguro' y 'No seguro'. A menudo, no hay nada en medio", dice Ivan Poupyrev, un investigador que vivió en el país durante 15 años.

De hecho, la nación asiática tiene una tasa de criminalidad muy baja que ha estado disminuyendo en los últimos 60 años. La marca particularmente exitosa de cohesión social ha dado lugar a ciudades densamente atestadas -como Tokio- donde es común ver a niños tan pequeños como de seis años caminando solos a casa, en aparente seguridad. Aunque esos mismos chicos a menudo son sujetos, como en ningún otro lugar del mundo, a la vigilancia electrónica, seguidos por un software de GPS especial proporcionado por los operadores móviles a los padres ansiosos.

En lugar de ser "fortalecidos por la innovación", como NEC lo diría, Japón podría ser el primer país en ser "esclavo de la innovación" considerando que muy pocos de sus ciudadanos se preocupan por sus derechos. Sin importar las intenciones, ese espionaje abre la puerta a los abusos. No se hace nada por detener este tipo de conducta. El lema de que Japón es una "nación de ovejas gobernada por lobos" nunca pareció tan acertado.

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