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Cuando el ejercicio se vuelve adicción

Cuando el ejercicio pasa de un hábito aparentemente sano a una adicción, los signos y síntomas suelen pasarse ​​por alto.
jue 15 junio 2017 04:55 PM
Peligro
Peligro Los signos y síntomas de la adicción al ejercicio incluyen ejercitarse a pesar de una enfermedad o lesión. (Foto: martin-dm/Getty Images/iStockphoto)

Aunque Abby Heugel quería parar, no podía. Tenía que sudar, tenía que sentir su corazón acelerado y sus músculos ardiendo. Tenía que estar en control. Tenía que hacer ejercicio.

Heugel, de 35 años, tiene antecedentes de depresión, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y adicción al ejercicio, lo que la ha dejado por debajo de su peso durante una década. Aunque ve a un terapeuta, lucha con su adicción todos los días.

"Físicamente me siento a punto de estallar si no ejercito cada par de horas. Mentalmente, es una tortura", contó Heugel, una escritora que vive en Michigan.

Heugel ha compartido en el trabajo algunas historias sobre su depresión y TOC, pero dice que rara vez comenta sobre su adicción al ejercicio. Muchas personas no parecen entender cómo el ejercicio puede evolucionar de un hábito saludable a una adicción potencialmente dañina, dijo, y ella quiere cambiar eso.

Lee: ¿Qué tanto ejercicio tengo que hacer en realidad?

"Yo lo definiría como parte de mi ansiedad y TOC. No me excedo con el ejercicio porque crea que estoy gorda y debo perder peso. De hecho, es todo lo contrario... Si pudiera tener 40 libras más, estaría encantada, por eso tantas personas se confunden", comentó Heugel.

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Heugel dijo que tampoco ha sido fotografiada en años porque no está cómoda con su apariencia.

"¿Por qué no comer más? Yo como más que una persona normal, pero todo de una forma muy controlada y obsesiva y no lo suficiente para mantener mi hiperactividad, ¿Por qué no descanso?, porque como el alcohol o las drogas, es una adicción", expuso. "Es lo que hago cuando estoy ansiosa, es parte de mis rutinas, es una compulsión".

La adicción al ejercicio no figura en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, la guía autorizada para definir, clasificar y diagnosticar trastornos de la salud mental. La única adicción asociada al comportamiento incluida en la guía es la ludopatía.

Sin embargo, un ensayo publicado en abril en el British Medical Journal insta a los profesionales de la salud a reconocer y comprender los riesgos de la adicción al ejercicio.

Los síntomas de la adicción al ejercicio aparecen en cerca del 0.3% al 0.5% de la población en todo el mundo, señala Heather Hausenblas, profesora de quinesiología en la Universidad Jacksonville en Florida y principal autora del artículo.

"Es un porcentaje pequeño, pero... si consideras todo el país, son cientos de miles de personas", dijo. "Solemos pensar que el ejercicio es una cosa realmente positiva que debemos hacer, y la mayoría de nosotros no ejercitamos lo suficiente ni aprovechamos los beneficios del ejercicio en la salud ", agregó. "Pero como con cualquier comportamiento, podemos llevarlo al extremo".

Cuando el ejercicio es llevado al extremo, expone Hausenblas, puede manifestarse como una adicción secundaria, secundaria a un trastorno alimentario donde un individuo se está ejercitando solo para controlar o mantener su peso. Pero la adicción al ejercicio también puede manifestarse como una adicción primaria, en la que no hay patología subyacente.

Aunque los hombres y las mujeres corren el mismo riesgo de adicción, más a menudo aparece como una adicción primaria en los hombres y una adicción secundaria en las mujeres, según el citado ensayo.

"La investigación ha sido lenta, pero está creciendo, mostrando claramente que hay grupos de individuos que realizan demasiada actividad física hasta el punto en que la clasificaríamos como una adicción", dijo Hausenblas.

"La mayoría no sabe lo que pasa tras bambalinas"

Para Heugel, los síntomas de la adicción primaria al ejercicio, así como el TOC y la depresión, se hicieron más evidentes a sus 20 años.

En el 2015 necesitó dos transfusiones de sangre porque estaba anémica por el exceso de ejercicio, dijo. Su médico le dijo que tenía que encontrar un terapeuta.

Hoy Heugel ya no es anémica y visita regularmente a su terapeuta, Brendan Kelly.

"Es una lucha de todos los días, a toda hora, y combinada con la depresión, es realmente difícil", dijo Heugel. "Soy una persona altamente funcional en teoría, tengo un gran trabajo, una casa, la gente piensa que soy divertida... pero la mayoría no sabe lo que pasa tras bambalinas”.

Aunque el ejercicio se convirtió en un trastorno compulsivo para Heugel, Kelly advierte que es importante recordar que el ejercicio puede tener un impacto positivo en la salud mental y física para muchos otros pacientes. Una rutina regular de ejercicios puede incluso incorporarse en el tratamiento de ciertas condiciones de salud mental, dijo Kelly, cofundadora de The Well Being, un servicio de terapia ambulatoria en Grand Rapids, Michigan.

Pero para aquellos con adicción al ejercicio, el objetivo de la terapia es ayudar a los pacientes a reconocer su conducta adictiva y reducir las rutinas de ejercicio extremas, según el nuevo estudio.

Lee: ¿Crees ser 'adicto' al ejercicio? Tal vez podrías estar equivocado

Hay escasa investigación disponible sobre el tratamiento de la adicción al ejercicio, pero el ensayo señala que la terapia cognitivo-conductual es recomendable.

"Los pacientes pueden encontrar beneficioso trabajar con profesionales del fitness y psicoterapeutas para diseñar un régimen apropiado de entrenamiento y re-aprender a usar sensaciones internas, tales como el dolor y la fatiga, para diferenciar entre entrenamiento adecuado versus entrenamiento excesivo y motivadores saludables versus no saludables", afirma el artículo.

Con todo, cuando el ejercicio pasa de un hábito aparentemente sano a una adicción, los signos y síntomas suelen pasarse por alto, y el cambio ocurre lentamente, apuntó Paula Quatromoni, profesora asociada y presidenta del departamento de ciencias de la salud de la Universidad de Boston. No guarda relación con el caso de Heugel.

"Al igual que un trastorno de la alimentación, un trastorno del ejercicio es un terreno muy resbaladizo. Por lo general comienza con buenas intenciones: ponerse en forma, perder unos kilos, verse bien para la boda, perder peso después de tener un bebé, entrenar para un primer triatlón ", refirió Quatromoni.

"Cuando el comportamiento se convierte en compulsivo, toma el control y nunca está satisfecho. Se tiene la necesidad de hacer ejercicio, de ejercitarse duro y la necesidad de hacerlo varias veces al día se vuelve más importante que casi cualquier otra cosa. Más importante que estar con los amigos, más importante que ir a trabajar, más importante que dormir, más importante que comer", dijo, añadiendo que la adicción a menudo acompaña a otras enfermedades mentales, como la ansiedad o el TOC.

"Odio cómo me veo y cómo soy"

Los signos y síntomas de la adicción al ejercicio incluyen ejercitarse a pesar de una enfermedad o lesión y tener síntomas de abstinencia cuando no se ejercita, como ansiedad, detalló Hausenblas.

"No es la cantidad de ejercicio. Puedes tener un atleta de élite, y si tiene una lesión por uso excesivo, se toma un tiempo para dejar que su cuerpo se cure, mientras que alguien adicto no podrá hacer esa pausa o le será extremadamente difícil ser capaz de hacerlo", agregó Hausenblas.

Lee: Los atletas olímpicos, ¿adictos al ejercicio después del retiro?

"Una persona que entrevisté había corrido un maratón y tras terminar siguió corriendo, porque sentía que todavía necesitaba hacer más ejercicio", contó. "Otra persona terminó comprando varias membresías de gimnasio, lo que le costaba mucho dinero, compró tres membresías distintas porque no quería que un gimnasio se diera cuenta de lo mucho que ejercitaba, así que por la mañana iba a uno de los gimnasios, en la tarde a otro y luego en la noche al otro".

Los riesgos de la adicción al ejercicio van desde lesiones por exceso, deshidratación y anemia hasta un sistema inmunológico comprometido e incluso la muerte, especialmente cuando se combina con un trastorno alimentario, dijo Quatromoni de la Universidad de Boston.

"Las señales de advertencia no siempre son visibles, ciertamente no para un profesional de la salud que no ve las consecuencias sociales del trastorno, como la falta de relaciones interpersonales, la soledad, el aislamiento", apuntó. "Como sociedad y como profesionales, no estamos acostumbrados a considerar el ejercicio como algo que puede extremarse de una manera que puede afectar negativamente la salud".

Heugel está de acuerdo.

"Deseo que la gente entienda que no se trata de vanidad. Odio cómo me veo y cómo soy, pero es una enfermedad, una combinación de varias cosas que culminan en mi conducta, y es una cosa real, no una excusa o algo que inventamos", indicó. "Es complicado, y no espero que alguien que no lo sufra lo entienda, sólo que sea comprensivo con esta lucha".

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