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Torre Sears estrena balcón transparente

El edificio inauguró un balcón de vidrio en su piso 133, dando la impresión de flotar sobre Chicago; los 37 milímetros de espesor de The Ledge podrían soportar hasta 5 toneladas de peso.
jue 02 julio 2009 03:11 PM
El balcón The Ledge en la Torre Sears se encuentra en Chicago, ciudad famosa por sus rascacielos. (Foto: Reuters)
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La mayoría de los primeros visitantes al nuevo balcón de vidrio de la Torre Sears de Chicago parecen estar de acuerdo: el primer paso es el más difícil. La ciudad estrenó hoy el balcón suspendido a 412 metros de altura, en el piso 133 del emblemático rascacielos. El balcón sobresale 1.2 metros del mirador, ya de por sí impresionante. Las paredes, suelo y techo transparentes causan la sensación de estar flotando sobre la ciudad.

Los administradores del edificio afirman que el balcón es suficientemente seguro: Puede sostener hasta cinco toneladas gracias a sus vidrios de 37 milímetros de espesor.

Para el común de la gente, sin embargo, que está acostumbrada a pensar en las hojas de vidrio como algo que potencialmente se puede romper, poner un pie en el lugar es todo un reto.

"Es como caminar sobre una capa de hielo", dijo Margaret Kemp, una residente de Obispo, California, cuyo corazón todavía latía fuertemente después de salir del balcón. "Con ese primer paso uno piensa '¿Iré a caer?'''.

Kemp fue una de los visitantes que pudieron tener el miércoles un vistazo previo a la inauguración del balcón. El balcón transparente apodado "El anaquel"  ("The Ledge") abrió el jueves al público. Los visitantes pueden tener vistas sin obstáculos de Chicago desde el lado oeste de la torre y una vista que casi provoca paro cardiaco de la calle y el río Chicago, para quienes sean lo suficientemente valientes para mirar por debajo de sus pies.

Los niños son quienes tienen más facilidad para caminar en el balcón.

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"Mira todas esas cosas chiquitas que normalmente son muy grandes", dijo Adam Kane, de 10 años, quien llegó corriendo con sus amigos y hermanos, mientras todos presionaban ávidamente sus rostros contra el piso de vidrio.

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