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Kosovo independiente, en crisis

A sólo 48 horas de iniciar su independencia, la nación kosovar presenta problemas financieros; apagones, caminos en malas condiciones y salarios bajos inundan a la población balcánica.
mar 19 febrero 2008 03:29 PM

Es mediodía de un día hábil, y las máquinas de coser de la modista kosovar Krenare Rugova están inusitadamente silenciosas.

Rugova, joven y con estudios en Estados Unidos, desea crear un establecimiento de ropa exclusiva en su tierra natal. Pero no puede trabajar porque la electricidad se fue por segunda vez en la mañana.

''Estos apagones me están matando'', dijo mientras estaba al pendiente de las telas en su estudio en Vucitrn, una localidad monótona y polvorienta con casas de ladrillo de tres niveles sumidas entre muros elevados a 45 kilómetros (25 millas) al norte de la capital, Pristina.

''Me paralizan. Me digo: 'Bueno, voy a tener terminados estos vestidos de boda en una hora', y entonces 'zas'. Es muy frustrante''.

El problema de Rugova refleja los enormes desafíos económicos que enfrenta el nuevo país de Europa —un rincón empobrecido y subdesarrollado del continente que según especialistas podría depender de las dádivas durante años para paliar las privaciones de la población.

Mientras Kosovo busca el reconocimiento internacional a su declaración de independencia, el susurro constante de millares de generadores portátiles de electricidad amenaza con ahogar el estrépito de la celebración. Sus dificultades van más allá de una red eléctrica tan endeble que sólo mantener las luces encendidas sea un problema de todos los días.

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Los caminos están en muy malas condiciones y sin pavimento. El desempleo llega a casi el 50% y una parte considerable de la fuerza laboral carece de preparación. El salario mensual promedio es de unos 150 euros (220 dólares).

Con base en virtualmente cualquier parámetro, Kosovo llega a la comunidad de naciones con la incierta distinción de ser una de las más pobres de Europa.

Ni siquiera tiene un código propio de país en el sistema telefónico internacional: Kosovo comparte el de Mónaco, un vestigio desde cuando el canciller francés Bernard Kouchner era el administrador principal de la ONU en Kosovo.

''Todos saben que va a ser difícil'', dijo Alex Anderson, director de proyecto para Kosovo del Grupo de Crisis Internacional, que tiene sus oficinas generales en Bruselas y observa los puntos conflictivos en los Balcanes. ''Nadie piensa que todo va a estar bien de la noche a la mañana''.

El otrora líder de Kosovo, Ibrahim Rugova, acostumbraba a entregar a los visitantes como regalo cristales y otras gemas como prueba de la riqueza mineral sin explotar de la zona. Muchos se mofaban con discreción, pero Rugova _pariente lejano de la modista_ pudo tener razón, dijo Shpend Ahmeti, director ejecutivo del Grupo Análisis Político, un organismo de investigaciones radicado en Pristina.

Un grupo de geólogos que efectúa un estudio profundo de los recursos naturales de Kosovo dice que la provincia posee una cantidad enorme de carbón tipo lignito de gran calidad. También afirma que tiene yacimientos de níquel, plomo, zinc, bauxita e incluso vetas pequeñas de oro que podrían explotarse en el futuro. ''Kosovo es más rico de lo que pensábamos'', señaló Ahmeti.

Pero las autoridades advierten que antes de nada Kosovo necesita desesperadamente mejorar su pésima infraestructura _arruinada por la guerra de 1998 a 1999 entre las fuerzas yugoslavas y los rebeldes de ascendencia albana_ si ha detener una buena oportunidad de lograr un futuro económico para sus dos millones de habitantes.

El gobierno estudia propuestas sobre un contrato por 4,000 millones de dólares (3,000 millones de euros) para construir una planta eléctrica impulsada por lignito, que de acuerdo con las autoridades acabará con los apagones. Pero la planta funcionaría a toda su capacidad al menos hasta el 2012.

Ocho de cada 10 empresarios señalan que la falta de una energía confiable es su obstáculo mayor, dijo Ahmeti, por encima de los elevados impuestos y la corrupción generalizada.

En un futuro previsible, un Kosovo independiente seguirá dependiendo en gran medida de las dádivas de las Naciones Unidas y la Unión Europea, la cual proyecta convocar a una conferencia internacional de donantes en junio.

Kosovo también podría resentir un duro golpe económico de Serbia, que se opone a su declaración de independencia. Alrededor del 20% del comercio de Kosovo es con Serbia.

Aun así, Anderson sostiene que la historia por contarse está en el potencial de Kosovo, que estima formidable.

El estudio de modas de Krenare Rugoba, que produce creaciones con estilos de Europa y Nueva York y llevan con orgullo la etiqueta ''Hecho en Kosovo'', refleja favorablemente esa visión.

Rugova, de 27 años y graduada en la Escuela de Diseño Parsons de la ciudad de Nueva York, tiene casi una docena de empleados, en su mayoría jóvenes, y espera llegar tener 30 trabajadores. Es de ascendencia albana, pero tiene un par de serbios en la nómina.

''Siempre que sepan coser, no me importa'', enfatizó.

''La independencia solamente vendrá a crear más oportunidades'', dijo. ''Las cosas van a cambiar. Quizás no ahora. Pero en cinco años, habrá un Kosovo diferente''.

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