Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

Dureza en Tíbet dificulta Olimpiadas

-
dom 23 marzo 2008 11:46 AM

La represión de las protestas tibetanas da al presidente Hu Jintao un aspecto de hombre duro y eficiente para manejar los problemas centrales de mantener la estabilidad del país y asegurar el régimen comunista. El ex jefe del Partido Comunista conoce bien el método: enviar soldados, detener a los revoltosos y declarar que el complot contra el gobierno ha fracasado.

Pero esta vez, la represión complica otras tareas, muy distintas aunque igualmente cruciales, como las de asegurar el éxito de los Juegos Olímpicos de Beijing y obtener concesiones políticas de Taiwán. La torpeza en las relaciones públicas y la acentuada hostilidad hacia el mundo exterior han exacerbado las fricciones.

En los últimos días, miles de soldados chinos se han desplazado a las regiones tibetanas del occidente de China para reprimir manifestaciones y arrestar manifestantes. El envío de soldados se ve acompañado por duros ataques propagandísticos al Dalai Lama, el líder tibetano en el exilio, acusado por Beijing de fomentar los disturbios.

De esta manera, Hu se protege de sus rivales políticos que buscan señales de debilidad, un escudo vital para un ex ingeniero carente de carisma y que todavía está tratando de crearse una base de sustentación política.

Pero la represión ha dado armas a los críticos que usan las olimpíadas para echar luz sobre la falta de libertades de prensa, expresión política y actividades religiosas. En ocasiones, el gobierno ha aparecido aislado y a la defensiva, y Hu ha permanecido fuera de la luz pública.

La reacción ''refuerza la percepción que tiene Occidente de Beijing como un gobierno represivo y la percepción del común de los chinos de que Occidente quiere demonizar a China'', dijo el diario en inglés South China Morning Post en un editorial el viernes.

Publicidad

''Cualquiera que sea la verdad, está claro que la política del gobierno central hacia Tíbet ha fracasado'', añadió el diario, que por ser publicado en Hong Kong está en gran medida exento de los controles sobre la prensa, omnipresentes en China continental.

El rechazo chino de las exhortaciones al diálogo significa aparentemente el fin de las esperanzas de que las olimpíadas alentarían una política más conciliadora por parte de Beijing. Si bien los medios estatales rechazan los llamados a un boicot, el mero hecho de que se haya discutido esa posibilidad probablemente perjudicará el gran evento deportivo.

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad