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Las FARC enfrentan su peor momento

Analistas observan divisionismo dentro de la fuerza guerrillera luego de la muerte de su líder; pese al sombrío panorama no se prevé una derrota pero si posibles negociaciones de paz.
dom 25 mayo 2008 12:22 PM

La mayor guerrilla izquierdista de Colombia atraviesa su peor crisis en más de cuatro décadas después de la muerte de su fundador y máximo líder, Manuel Marulanda, agravada por una división interna entre sus dirigentes y una fuerte ofensiva militar, dijeron analistas.

Pese a ese sombrío panorama, al que se suman las muertes de otros importantes comandantes guerrilleros y la deserción de miles de combatientes, el fin de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no está cerca, aunque su difícil situación podría llevarlas a buscar una negociación de paz, de acuerdo con los expertos.

"Yo creo que las FARC están pasando un pésimo momento, eso es evidente, pero de ahí a pensar que están a vísperas de ser derrotadas o de su rendición es pensar con el deseo" dijo el analista Carlos Jaramillo.

El grupo guerrillero llegó a acumular una fuerza de 17,000 combatientes con la que mostró su fortaleza militar a finales de la década de 1990 con asaltos a pueblos, cuarteles militares, bloqueos de carreteras y la ejecución de miles de secuestros, de acuerdo con fuentes de seguridad.

Las FARC, acusadas por el Gobierno de estar activamente vinculadas con la producción y el tráfico de cocaína, tuvieron una capacidad militar y el control de amplias zonas de este país de más de 44 millones de habitantes, por lo que sus máximos líderes creyeron que podrían tomarse el poder por la vía de las armas.

Pero desde que el presidente Álvaro Uribe asumió el poder el 7 de agosto del 2002, después de que ganó la elección con la promesa de derrotar militarmente a la guerrilla en un país en el que la mayoría de sus habitantes no usaba las carreteras por temor a ser secuestrados, la situación cambió radicalmente.

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Mantienen capacidad terrorista

El mandatario, con el apoyo de Estados Unidos, lanzó una ofensiva que incluyó el aumento del número de efectivos, del presupuesto militar y el pago de millonarias recompensas, situación que paulatinamente obligó a los rebeldes a un repliegue estratégico a zonas montañosas y selváticas.

Mientras, las Fuerzas Armadas recuperaron el control de carreteras e incluso pequeños centros urbanos que dominaban los rebeldes, mientras que los grandes golpes reclamados por la opinión pública y los críticos del mandatario comenzaron a llegar en el 2007, un año después de la reelección de Uribe.

Además de la muerte, en condiciones no aclaradas, del legendario "Tirofijo, las FARC perdieron en operaciones militares a sus dirigentes Jota Jota, Tomás Medina Caracas, Martín Caballero y Raúl Reyes, mientras Iván Márquez fue asesinado por uno de sus hombres de confianza para cobrar una millonaria recompensa.

"A pesar de la muerte de los principales cabecillas, sigue teniendo intacta una capacidad terrorista y eso es muy importante para que no se siembre la ilusión de que ya se acabó el fenómeno de la subversión en Colombia", advirtió Vicente Torrijos, catedrático de la Universidad del Rosario de Bogotá.

Pero los expertos coincidieron en que con la pérdida de los principales comandantes de las FARC, incluido Marulanda -un símbolo que mantenía la unidad al interior del grupo rebelde-, podría desatarse una masiva deserción de combatientes al amparo de un programa gubernamental que ofrece beneficios jurídicos.

"Al perder esa cabeza, es probable que las tendencias, la descomposición interna se acentúen", dijo Armando Barrera, quien recordó la deserción de 9.000 combatientes desde el año 2002.

Pero los millonarios ingresos que reciben las FARC del narcotráfico podrían mantener vivo y activo al grupo rebelde por varios años, de acuerdo a fuentes de seguridad.

Evidencias de división

Uribe reveló el sábado por la noche que existe una profunda división al interior de las FARC y que incluso algunos comandantes rebeldes han comunicado su intención de entregarse junto a algunos secuestrados, como la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt.

El grupo rebelde mantiene actualmente secuestrados por motivos políticos a 40 personas, incluida Betancourt, una ciudadana franco-colombiana, y tres estadounidenses, que buscan intercambiar por 500 guerrilleros presos.

"El Gobierno ha recibido llamadas de las FARC, en las cuales algunos cabecillas anuncian su decisión de retirarse de las FARC, de entregar a los secuestrados incluida la doctora Ingrid Betancourt si el Gobierno les garantiza libertad", dijo el mandatario".

"La respuesta es sí garantizamos esa libertad de la siguiente manera: Sería una libertad que pediríamos a los jueces que fuera condicional y para que la puedan disfrutar en el momento en que se desmovilicen y nos entreguen a los secuestrados, de inmediato quedarían en poder de autoridades de Francia", explicó el mandatario.

El Gobierno de Francia ha ofrecido su disposición de recibir combatientes de las FARC que abandonen la lucha armada como parte de un acuerdo humanitario que permita la libertad de Betancourt y de los demás rehenes.

El mandatario ofreció el pago de recompensas con recursos de un fondo de 100 millones de dólares para los guerrilleros que se entreguen con personas secuestradas.

Uribe reveló que al interior de las FARC, que actualmente cuentan con unos 9.000 combatientes en malas condiciones logísticas y con una baja moral, existe una división entre un sector dispuesto a negociar y otro que quiere mantener la lucha armada, liderado por Jorge Briceño, alias "El Mono Jojoy".

"En las FARC hay un grupo que quiere negociar pero el otro grupo, el gran opositor a la negociación, está encabezado por el señor Briceño, a quien se le conoce como el Mono Jojoy", dijo.

"Aquellos que quieran negociar de las FARC, las puertas siempre están abiertas", concluyó el mandatario.

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