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Yacimientos transfronterizos, el reto

Para explotar esos yacimientos, hay que permitirle a Pemex asociarse con empresas productoras e Lourdes Melgar, experta en temas energéticos, habla sobre la desidia para entablar algún acuerd
lun 09 junio 2008 06:00 AM
El tema de los yacimientos en el Golfo de México se ha pasad

Los retos en materia petrolera se acumulan: la producción va en caída; las nuevas reservas no reponen todo el petróleo extraído, y los legisladores debaten cómo salvar a Pemex sin siquiera discutir cuál debe ser la política energética del país.

Además, en año y medio se acabará la moratoria que hace ocho años pactó el gobierno de México con el de Estados Unidos para explotar una zona del Golfo de México llamada Polígono Occidental, y sigue sin definirse quién tiene el derecho a explotar el Polígono Oriental, situado en la misma zona entre México, Cuba y EU.

Lourdes Melgar, en la actualidad consultora para temas energéticos, integró la comitiva que en el año 2000 negoció con Estados Unidos los límites marítimos del Polígono Occidental.

Ella tiene formación diplomática, que se complementó con estudios de economía política en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Por eso conoce la relevancia de que haya certeza jurídica entre los países que podrían compartir un yacimiento de hidrocarburos en el subsuelo del Golfo.

Melgar dejó de trabajar para el gobierno en marzo de 2007, y, desde entonces, desarrolla su actual labor. Expansión la entrevistó para saber cuál es su opinión sobre la situación actual de los yacimientos transfronterizos.

¿Cuál es la situación jurídica de los yacimientos del Golfo de México?
Hay tres tipos de yacimientos que podrían existir ahí: los que están en las aguas territoriales de México, que son hasta 12 kilómetros de la costa; los que están en la zona económica exclusiva y que México tiene derecho a explotar; y los que están en la plataforma continental más allá de las 200 millas náuticas, donde tenemos también un derecho de explotación, pero hay que informar a Naciones Unidas y pagarle un porcentaje de las ganancias.

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Entre los yacimientos ubicados más allá de las 200 millas náuticas está el llamado Hoyo de Dona, que comparten México y Estados Unidos con base en un tratado firmado en el año 2000. Hay otra zona, también más allá de las 200 millas náuticas, que es el Polígono Oriental, que podríamos repartirnos entre México, Estados Unidos y Cuba, y que entraría bajo este esquema especial que establece la Convención del Derecho del Mar, mediante la cual los países que reclaman esta zona no son los dueños pero pueden explotarla.

¿Qué ley regula en México a los yacimientos transfronterizos?
No hay una legislación específica mexicana que aplique a éstos. Lo único que se dice al final del artículo 42 de la Constitución, que es el que define el territorio nacional, es ‘…y lo que establezca el derecho internacional’. Esto se repite en el artículo 27 Constitucional en lo que se refiere a los recursos. Esta definición es importante porque deja por sentado, de alguna manera, que los yacimientos transfronterizos pudieran estar cubiertos por lo que establece el derecho internacional.

¿Qué establece el derecho internacional en yacimientos transfronterizos?
Tanto el derecho como la práctica internacionales dicen que, dado que estos yacimientos no son exclusivos de alguien, los países se tienen que poner de acuerdo con la otra parte para explotarlos.

El caso de los yacimientos que potencialmente estuvieran compartidos con Estados Unidos te lleva a dos cuestiones. Una es que ese país vecino está actuando mal porque está iniciando la explotación de una zona en donde pudiera haber yacimientos transfronterizos, como es el caso de la zona de Perdido, y que, por lo tanto, deberían de dejar de hacerlo. Pero ese argumento, si alguien lo lleva a la corte internacional, ésta diría, “te tienes que poner de acuerdo con EU para explotar los yacimientos transfronterizos”. Y si se le dice “mi Constitución no me permite hacerlo”, no es aceptable en términos de la experiencia y el derecho internacional, porque no se está permitiendo que los otros exploten y tampoco lo estás explotando.

¿Qué tan explorada está esa zona?
Es un tema muy interesante y tiene que ver con la repartición de los recursos que ha habido en el Golfo de México. Los mexicanos hemos sido muy afortunados porque tuvimos un megayacimiento, uno de los más grandes del mundo, que fue Cantarell. Y está en el Golfo del lado mexicano. Gracias a Cantarell no hemos tenido la necesidad de ir a explorar más allá. Si se ve la producción de México, toda ha sido muy cercana a la costa.

La explotación que ha hecho EU ha cubierto casi toda su zona del Golfo de México, con excepción de la zona de Florida, donde no se ha querido meter mucho por cuestiones ecológicas. Les preocupa mucho que haya un accidente  y se eche a perder el negocio turístico. Y es que ahí no sólo es una zona muy turística sino que existen reservas ecológicas. Aparte de que no se ve que ahí los recursos sean tan grandes como en otras zonas.

Si se ve el mapa de lo que EU ha hecho en el Golfo, se puede ver cómo ellos han ido bajando y ahora están prácticamente en la línea de nuestra frontera, particularmente en la zona occidental y central. Del lado mexicano todo está muy concentrado en la costa. Eso tiene que ver con Cantarell.

Para saber qué puede haber del lado mexicano tienes que ver lo que hay del lado de Estados Unidos. Cuando empiezas a ver que allá comienzan a interesarse mucho en la zona de Perdido y que los lotes se están licitando a unos precios extraordinarios quiere decir que ahí sí existe algo interesante.

De lado de Estados Unidos, el Golfo de México está más que estudiado. No dudo que tengan mucha información de lo que hay del lado mexicano. De este lado, Pemex  ha hecho estudios sísmicos de la zona. También ha comprado este tipo de estudios multiclientes que luego se venden en el mercado y que te dan una idea de cómo está la geología de la zona. Y eso te puede dar alguna idea de que ahí hay recursos.

Para poder decir que, potencialmente, vale la pena producir ese petróleo se tiene que perforar. Es la única manera de poder decir que hay reservas probadas.

En el prólogo del libro Cruzando límites, donde usted participó, Lázaro Cárdenas Batel dice que hay expertos que acusan que en la negociación del año 2000 México se quedó con la mayor superficie, pero que Estados Unidos se quedó con los mejores yacimientos. ¿Qué opina?
Creo que muchas veces esas aseveraciones pueden vender bien, pueden sonar muy interesantes pero, realmente, al probarlas son muy cuestionables.

Por ejemplo, en el Golfo de México, el megayacimiento Cantarell está del lado mexicano. En Estados Unidos no ha habido un solo yacimiento de esas características. Para realmente saber cuánto hay se tienen que hacer más estudios. Por dar un ejemplo, ahora se está hablando mucho de los recursos prospectivos, que es una terminología que normalmente no se usa en la industria petrolera y no tienen ningún valor contable. Es un término que usamos para hablar cuando no sabemos cuánto realmente hay, Pemex te da una cifra que es como de 30,000 millones de barriles. Y MacKenzie da una cifra de 45,000 millones. Eso te da una idea de cómo están haciendo esos cálculos.

Usted ha dicho que el incentivo de EU para negociar el tratado de 2000 fue la presión que ejercieron las empresas petroleras con concesiones en el Golfo de México. ¿Cuál podría ser el incentivo que hoy pueda tener para negociar el Polígono Oriental?
El interés que puede tener es, número uno, saber si realmente hay petróleo o no. Número dos, ellos tienen una obligación internacional porque si no entran en la negociación ese polígono acabaría repartiéndose entre México y Cuba. Creo que, en los próximos años, vamos a oír con mayor fuerza de este tema, en especial por lo que está haciendo Cuba. No tanto porque EU tenga miedo de que Cuba se vaya a llevar su petróleo, aunque efectivamente podrían hacer un efecto popote en algún yacimiento transfronterizo, sino que su mayor preocupación es ecológica. Les preocupa pensar qué pasaría si hay un accidente en el lado cubano y no tienen la capacidad para controlarlo y todo ese petróleo emigra hacia las playas de Florida.

¿Qué opciones hay para que Pemex pueda explotar esos yacimientos?
Nuestra Constitución es explícita al derecho internacional y, dado que estamos hablando de yacimientos transfronterizos, lo que hay que hacer es un régimen fiscal para los yacimientos transfronterizos. En estos yacimientos tienes que permitirle a Pemex que se asocie con otras empresas que están produciendo del otro lado. México debe negociar un tratado con el gobierno de EU que tiene que ser ratificado por el Congreso en el cual se establezcan los términos para explotar los yacimientos y se defina a un operador. En el caso mexicano, dado que así lo establece la Constitución, el operador tiene que ser Pemex. En el caso de EU, ellos decidirán quien lo haga. Luego los operadores trabajan conjuntamente.

¿Es verdad que en el año 2000 se firmó un tratado para definir límites marítimos, pero que falta firmar un acuerdo de explotación?
El tratado de 2000 fue un gran logro para México. Por primera vez EU reconoció en un tratado internacional que cada una de las partes podía proteger sus intereses en los yacimientos transfronterizos. Esto es algo que el derecho internacional ha reconocido al menos desde 1958, pero EU, como se ha regido por la regla de captura, no había firmado con ningún país.

El problema que se vio en el momento de la negociación fue ‘¿y ahora cómo le hacemos?’. Sabíamos que teníamos que negociar cómo ponernos de acuerdo para explotar el yacimiento compartido, pero como nuestra Constitución no permite asociarnos, mejor no hablar del asunto. Se supone que teníamos 10 años de moratoria y ese tiempo era para explorar la zona conjuntamente, delimitar las áreas, descubrir los yacimientos, saber en dónde están, cuántos son, y si son viables comercialmente.

Como que se nos quiso olvidar el tema, es tan espinoso que mejor no hablábamos de él. Los legisladores y el gobierno federal han puesto la mira en este asunto porque Estados Unidos ha avanzado bastante y está a un año y medio de iniciar la producción en el cinturón plegado de Perdido, a escasos kilómetros de la frontera con México, en una zona en donde nuestros propios geólogos saben que hay continuidad geológica y que, potencialmente, hay yacimientos transfronterizos.

Desde que se negoció este Tratado Dona sabíamos que sería una simple excusa para establecer una protección de yacimientos transfronterizos, que el problema real estaba en Perdido, pero que era la puerta de entrada para extender este mecanismo a toda la frontera. Uno de los problemas que hubo es que en la administración pasada no se hizo ningún esfuerzo de sentarse a negociar con EU la ampliación de la protección a toda la frontera.

¿Cómo funciona la regla de captura?
El primero que llega es el primero que puede sacar. Así te puedes llevar el recurso del vecino. Y como el que saca primero saca más, le empiezas a extraer y a extraer y arruinas el yacimiento del vecino.

¿Hay yacimientos fronterizos en otras zonas del país?
Si tú platicas off the record con ingenieros de Pemex, ellos saben lo que está pasando en la frontera, sobre todo con Guatemala y Belice. Seguramente sí hay yacimientos transfronterizos y seguramente sí se están llevando petróleo.

Ahí es más complejo el caso porque nosotros, a la luz pública, no sabemos lo que hay en la parte mexicana, pero hay quien dice que Chiapas es un gran reservorio de petróleo pero que hay otro tipo de razones políticas por las cuales no se ha explotado. Son cosas que se dicen pero sin pruebas concretas.

Los únicos dos países de Centroamérica que tienen petróleo, en donde se realiza exploración y producción, son Guatemala y Belice, y esto lo están haciendo al norte de sus territorios, en la frontera sur de México.

Ha dicho que cree que hay oportunidad de que EU extienda la moratoria para explotar esta zona del Golfo. ¿En qué se basa este optimismo?
Siento que si llegamos a 2011 y no hacemos nada con lo del Hoyo de Dona, simplemente, habremos tenido un gran logro diplomático que habremos desperdiciado tranquilamente.

En lo personal me parece que, independientemente de lo que se decida en el Congreso con relación a las iniciativas, la Secretaría de Relaciones Exteriores debería estar tocando las puertas del gobierno de EU para iniciar conversaciones y establecer una negociación para hacer un protocolo o un añadido para el tratado de 1978, específicamente en los yacimientos transfronterizos. La gente del gobierno de EU, del Minerals Management Service, ha venido a México, ha tratado de negociar, mandando memorándums de entendimiento con Pemex y la Sener, y nada.

¿A qué le atribuye el desinterés mexicano?
Uno, porque hay poco conocimiento sobre el tema, o había, creo que ahora hay más. Y dos, porque ha habido un cierto miedo político. Lo ven como algo muy complicado y como que ‘mejor no hagamos olas’, como en el sexenio pasado, en donde prefirieron pasarle el problema a los que siguen. Lo que va a pasar es que en 2011, en pleno año preelectoral, EU va a poder apropiarse de lo que quiera.

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