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Baja el caos en el DF

La gente sólo recuerda la capital así de tranquila desde el terremoto de 1985; el temor actual es que no saben hasta cuando se podrá controlar la epidemia.
mar 28 abril 2009 01:59 PM
Ya hay más de 1,000 casos de influenza en México. (Foto: Notimex)
influenza

La populosa Ciudad de México, una de las mayores urbes del mundo, funcionaba a media máquina el martes mientras un virus de influenza porcina se propagaba, obligando cerrar puestos de populares tacos y a muchos quedarse en casa para cuidar a sus hijos ante el cierre de escuelas.

Muchas empresas ordenaron a sus empleados trabajar desde sus casas y oficinas públicas de la ciudad directamente suspendieron actividades para evitar contagios.

"Muy pocas veces he visto la ciudad así, no hay gente", dijo José Luis Hernández, un anciano lustrador de zapatos que esperaba clientes mientras escuchaba un bolero en la radio.

"Sólo recuerdo como algo parecido lo del 85 (el fatídico sismo) pero eso fue rápido, mientras que ahora no se sabe cuándo acabará esto", agregó.

La epidemia de una nueva cepa de influenza -mezcla de varios virus de porcinos, aviarios y humanos- habría dejado 149 muertos en México, la mayoría en la capital, donde viven cerca de 20 millones de habitantes en su área metropolitana.

Por la mañana, cuando normalmente salen de las estaciones del metro racimos apresurados de gente rumbo a sus trabajos, sólo una o dos personas con mascarillas emergían de la estación del Zócalo, la principal plaza pública en el centro histórico.

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"Sigo usando el metro porque no tengo más remedio, pero sí da mucho miedo el contagio. Si esto se pone más crítico, deberían cerrarlo", dijo Eloísa Salazar, una empleada administrativa de 39 años.

Autoridades de varias de las delegaciones en las que se divide la ciudad ordenaron el cierre de cientos de restaurantes y puestos callejeros donde se venden los famosos tacos o frutas. Y los pocos que funcionaban casi no tenían ventas.

"La gente no compra, y es obvio. Yo tampoco compraría comida en la calle, además creo que nos cerrarán de un momento a otro", dijo Rosalía Méndez, vendedora de frutas de 19 años.

Una enorme mayoría de los capitalinos, ya fuera a pie o en sus coches, usaba tapabocas por miedo al contagio.

Museos, bares, discotecas, teatros, cines, estadios y hasta gimnasios y piscinas permanecían el martes cerrados y el usualmente congestionado tráfico de la ciudad había cedido.

Los descontentos eran los taxistas, que atendían a muy pocos clientes.

En el corazón del centro histórico, la Catedral seguía abierta pero no había misas, ni bautismos, ni bodas, aunque unos pocos feligreses rezaban con tapabocas.

A pocos metros, carteles en español e inglés anunciaban el cierre del Templo Mayor, el edificio emblemático de la antigua capital azteca Tenochtitlán, hasta nuevo aviso. Dos turistas, con mascarillas puestas, se sacaban fotos desde afuera del sitio.

Vendedores de periódicos y lustrabotas dijeron que sus ventas se habían reducido a la mitad debido a la baja drástica en la actividad desde que el fin de semana las autoridades pusieran en alerta sanitaria al país, decretando la suspensión de clases y el cierre de estadios de fútbol, entre otras medidas para evitar la propagación del virus.

El Congreso sesionaba el martes a puertas cerradas. Las autoridades del fútbol decidieron continuar el próximo fin de semana con los partidos del torneo local jugándose sin público, pero partidos que quedaban por jugar del campeonato sub-17 de CONCACAF fueron cancelados.

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