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Ángel de mi guarda, mi dulce ¿compañía?

Mucha gente cree en los ángeles, ya sea para consolarse o conseguir un lugar de estacionamiento; ¿de verdad existen? ¿son una necesidad psicológica?, descubre que dice la encuesta de Gallup.
sáb 26 diciembre 2009 06:00 AM
Siete de cada diez encuestados confesó creer en los ángeles, de acuerdo con Gallup Group (Foto: Archivo)
angel (Foto: Archivo)

Carmen Ruiz, una mujer española que tiene 67 años, cuenta su propio encuentro con un ángel. Al menos ésa es la explicación que tiene para lo que le pasó hace ya casi 20 años. Estaba en el mar, paseando por la orilla, sola. Y observó que un señor la miraba todo el tiempo. Así que se metió en el mar, con tan mala de suerte que una ola la arrastró. “Sentía que me ahogaba”, relata. Entonces, el hombre que tanto la observaba se acercó y le tendió la mano. Otra ola la zambulló de nuevo, pero él logró sacarla, la llevó a una hamaca vacía, la ayudó a vestirse y le dijo que estuviera tranquila. Cerró los ojos y cuando los abrió, él había desaparecido.

¿Quién la salvó? “Sólo podía ser mi ángel de la guarda. Una presencia benigna y extraña que me cuidó todo el tiempo que estuve en el mar”, relata Carmen.

Una conclusión nada descabellada si nos apoyamos en las últimas encuestas sobre el tema, como el estudio que la prestigiosa compañía Gallup Group hizo en 2007 sobre las creencias de los estadounidenses. Entre las preguntas, una en específico –¿cree en los ángeles? ¿ha sentido alguna vez su presencia?–, dio una sorpresa: 75% de los encuestados confesó que cree en estos seres sobrenaturales. Han sentido alguna vez su presencia y comulgan con la idea de que cada quien tiene un ángel de la guarda desde que nace.

Gallup ha hecho esta encuesta en distintos años y la última refleja el aumento de la población que cree en estos seres benignos. Los creyentes en ángeles subieron de 56% en 1978 a 72% en 1998.

Ver (y oler) para creer
No sólo en Estados Unidos se ha medido el grado de fe en los ángeles. Una teóloga de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, decidió recolectar testimonios de quienes han tenido experiencias o encuentros con algún miembro de la corte celestial.

Durante dos años, Emma Heathcote recibió 450 historias. Según sus conclusiones, casi un tercio de sus confidentes ha visto a estas criaturas con túnica blanca y alas. Un 21% de los entrevistados declaró que los ángeles tienen forma humana. Otros simplemente sintieron su presencia junto a ellos, y algunos vieron acompañado el fenómeno por un aroma determinado o un resplandor luminoso. Un dato curioso es que los testimonios han provenido de protagonistas de todas las religiones, incluso ateos. A todos, los ángeles les revelaron un mensaje, les ayudaron en situaciones de riesgo o les proporcionaron consuelo.

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En septiembre de 2008 salió a la luz otra indagación sobre el mismo tema. El Instituto para Estudios de la Religión, de la Universidad de Baylor (Texas, EU) encuestó a casi  1,700 personas, 55% respondió afirmativamente a la frase: “He sido protegido de algún daño por un ángel guardián”. Entre ellos, gente de diversa escala social, cultural y económica.

“En una época muy sectaria, cuando la gente se está matando por sus diferencias, los ángeles son bienaventurados no sectarios, comunes en el Cristianismo, el Judaísmo, el Islam y el Zoroastrianismo. Ellos son ejemplares universales de gracia e inocencia. Un dulce antídoto contra la grosería de la cultura más popular”, señalaba en una editorial el mismísimo The New York Times.

Espiritualidad sin exigencias
Lynn Clark, socióloga de la Universidad de Denver (EU) y autora de From Angels to Aliens: Teenagers, the Media, and the Supernatural ha indagado en asuntos celestiales. “Se tiende a pensar en los ángeles como seres sobrenaturales accesibles. Nos protegen del daño, nos guían y nos consuelan”, señala en entrevista. Y añade: “De hecho, se ve a los ángeles como espirituales, pero no religiosos; es decir, que no pueden ser controlados por autoridades religiosas”.

Esta prolífica investigadora estudió el impacto del show televisivo Touched by Angel en las creencias religiosas de los estadounidenses y menciona que es interesante ver cómo ha evolucionado la percepción de los ángeles en los últimos 10 años. “Ya no son cursis y sentimentales, como los de las películas Highway to Heaven, Touched by Angel o It’s a Wonderful Life. Ahora son superhéroes, animales que toman atributos sobrenaturales de ángel guardián como Philip Pullman en Harry Potter”.

Así se conciben los ángeles del siglo XXI, aunque muchos tengan la idea de seres etéreos, asexuados, aniñados y gentiles, y otros reclamen el aspecto serio de este ejército celestial. Pero ha habido muchas etapas en la concepción angelical y en la angelología, o rama teológica que estudia a estos seres.

En la Edad Media, los teólogos cristianos establecieron que los ángeles eran los intermediarios entre Dios y la humanidad. Ellos aliviaban el tránsito de la vida corpórea a la espiritual y tenían infinidad de funciones: mover las estrellas, girar los planetas, ordenar el caos, hacer que prevaleciera el bien sobre el mal… Después, en el Renacimiento, se fue perdiendo el interés; los intelectuales consideraron este tema parte de la charlatanería e imaginería popular. Desde fines del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, el auge científico borró del mapa cualquier disertación angelical. Hasta que la Nueva Era redescubrió mantras orientales, se recuperó la Cabalah y el mundo esotérico resurgió con fuerza. Desde entonces, crece el interés y la creencia.

Apariciones sobrenaturales
Muchos se preguntan sobre la apariencia y manera de manifestarse de los ángeles. La Encyclopedia Britannica menciona que en el Antiguo Testamento y el Apocalipsis (Libro de la Revelación) los ángeles se presentan en distintas formas: luz que emana de algún lugar, criaturas divinas que aparecen con forma humana y espíritus incorpóreos. Nada alejado de la realidad si tenemos en cuenta la recolección de confidencias de Emma Heathcote. Ella acota las maneras de manifestación de los ángeles en cinco categorías: “La primera es visual y los ángeles se aparecen con alas o como persona. La segunda es una fuerza inexplicable o aroma dulce, que la mayoría de las veces se percibe en el momento de la muerte propia o ajena. La tercera es la audición de una voz o un coro de ángeles en lugares de oración. La cuarta es un sentimiento físico, que generalmente le ocurre a gente mayor. Por último, una quinta aparición que es un rayo de luz”.

“Los ángeles se manifiestan también a través de la sincronicidad o casualidad”, asegura por otra parte Pere Pascuet, autor junto con Nuria López de libros como Voz de ángel y Amanecer con los ángeles. Y explica el fenómeno: “El trabajo, los compromisos y las citas en las agendas aumentan más y más, así que nuestros amigos celestiales llegan a nuestras vidas llamando nuestra atención y ayudándonos en las pequeñas y grandes cosas. Por ejemplo, ofreciendo un aparcamiento cuando lo pedimos, recibiendo la llamada que esperamos o ayudando en los momentos de enfermedad y soledad”.

Pere Pascuet y Nuria López, que se conocieron gracias a los ángeles, tienen muchas historias. A Pere siempre le acompañaron  manifestaciones de luces, remolinos de aire y aromas que “salían de la nada”, desde niño. “Luego supe que era la forma de expresarse de los ángeles”, señala. Cuenta cómo una vez su auto derrapó e invadió el carril contrario. Dio marcha atrás sin control y quedó enganchado en una barra de contención, con el vehículo colgando sobre un barranco. “En el último momento sentí que una fuerza invisible movía el volante para que el coche girara y la barra de contención no acabara de romperse. Para mí no existe otra explicación de lo sucedido que la intervención de mi ángel guardián”.

Admite que una de las historias más extraordinarias que conoce es la de unos familiares que llevaban nueve años intentando tener hijos, sin conseguirlo. “Un día, en una fiesta que se celebra cada año, platicando les dije: ¿Por qué no hacen hoy su petición a los ángeles? Ese mismo día pidieron su deseo. Al año siguiente no pudieron asistir a la fiesta, pues el mismo día nació Héctor, primero de sus hijos”.

Angelolomanía
Más que nunca, la fascinación por los ángeles dista mucho de un interés teológico. En esta época se acumulan publicaciones, cursos, seminarios, retiros, libros, programas de televisión, boutiques, museos y hasta productos de lujo con la temática ángeles, como la exposición Choirs of Angels: Painting in Italian Choirs Books, 1300-1500, que The Metropolitan Museum of Arts de Nueva York montó de 2008 a 2009. Revistas como Time y Newsweek han dedicado portadas a la nueva era angelical. Hasta un Club de Coleccionistas de Ángeles intercambia todo desde recetas de cocina hasta sellos. La Escuela de Divinidad de Harvard y la Universidad de Boston dan incluso cursos sobre ángeles.

También existe una idea lúdica de estos seres, a veces contamina de un toque mercadológico que hasta los ha puesto de moda en Hollywood.

Robert Wuthonow, sociólogo de la Universidad de Princeton y autor de Alter Heaven: Spirituality in America Since the 1950s, dice que nuestra cultura cree en Dios o algo parecido, pero no sabemos por qué.  “Sirven para poner una cara a algo que no entendemos: por qué estamos aquí”, señala Albert Winseman, responsable de asuntos religiosos en Gallup Group.

Karen S. Vaske defiende la cara evolucionada de los ángeles. Está de acuerdo en que tienen que convertirse en algo accesible al común de los mortales. Por eso convoca a grupos de 10 personas seis días a la semana que pagan 30 dólares por asistir a sus reuniones –Angel Gatherings– donde hace lecturas relacionadas con estos personajes alados. Incluso detecta el ángel guardián de quien se lo pide.

“Tal vez la religión tradicional no da respuestas suficientes y la gente está abierta a nuevas maneras de creer”, asegura Vaske.

“Resulta sencillo comprender la atracción que sentimos hacia los ángeles. En una época de incertidumbre e infortunio, es confortante creer en la existencia de seres esprituales que protegen y animan a los seres humanos”, opina James R. Lewis y Evelyn Dorothy Oliver en Ángeles de la A a la Z.

O como Joan Waster Anderson, autora del best-seller Where Angels Walk: True Stories of Heavenly Visitors y de In the Arms of Angels: True Stories of Heavenly Guardians. Esta angelómana dice que, desde que publicó su primer libro en 1992, el interés ha crecido más y más. “La gente busca las cosas del cielo en placeres terrenales y a veces se dan cuenta de que esos placeres no les satisfacen. Entonces buscan en la relación con Dios y eso incluye a los ángeles, que ahora son más espirituales”.

Lynn Clark no comulga demasiado con la idea de que el boom tiene que ver con los aspectos desastrosos de esta época. “Siempre hemos tenido guerras, enfermedades, etcétera. Lo interesante es ver cómo cambian las creencias respecto a los ángeles con el tiempo. En la Edad Media preocupaban a los teólogos prominentes y artistas famosos, como Rafael o Miguel Ángel. Cuando llegó el Siglo de las Luces, estos seres dejaron de ser plática seria para integrarse a la cultura popular victoriana del siglo XIX o protagonistas del arte kitsch. Y hoy llenan una parte espiritual demandada por el hombre del siglo XXI”.

Desde la ciencia
Según la psiquiatra Marisol Ramírez Abascal, de los Servicios de Atención Psiquiátrica de la Secretaría de Salud, creer en los ángeles pertenece al ámbito de lo espiritual como una estructura de trascendencia que ocasionalmente genera protección y tiene un lado positivo: tener elementos de fe y de creencia constituye un factor protector para la salud mental. “Incluso se fomenta siempre y cuando no se viva con fanatismo, ni que la persona asuma una actitud pasiva, es decir, que todo lo ponga en manos de los aspectos de fe para resolver su vida”, asegura.

Para los escépticos, creer en estos seres celestiales es sólo una manera de enfrentar el mundo que no tiene ningún aspecto racional.

Mario Méndez Acosta, presidente de la Sociedad Mexicana para la Investigación Escéptica, considera que es una especie de moda New Age en la que se busca tener un sostén emocional, “muletas emocionales” en un mundo difícil en el que surge la necesidad de pedir asistencia sobrenatural.

Por otro lado, el psicoanalista Paulo Morfín, de la Sociedad Pscioanalítica  de México, señala que recurrir a la magia es una forma de depositar cierta ansiedad ante situaciones que no son posibles de resolver por el ser humano. “Sin embargo, esta forma defensiva fracasa de alguna manera porque hace que el individuo evite enfrentar situaciones que le causan ansiedad con sus propios recursos”, agrega.

No queda duda. Creer en los ángeles es un asunto de fe.

 

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