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Beltrán Leyva, un entierro discreto

Familiares y amigos se mantuvieron alejados del funeral y sólo participaron decenas de mujeres; ‘El Barbas’ fue sepultado en un panteón de Sinaloa, donde están enterrados otros narcotraficantes.
dom 20 diciembre 2009 09:29 PM
En el departamento donde fue muerto Beltrán Leyva se encontraron objetos religiosos. (Foto: Reuters)
Pertenencias de Beltrán Leyva

Uno de los mayores capos mexicanos de la droga, que murió a manos de las fuerzas de seguridad días atrás, fue sepultado el domingo discretamente en una cripta familiar en la norteña ciudad de Culiacán, corazón de uno de los territorios del narcotráfico en el país.

Los dolientes llegaron a una suntuosa funeraria de la ciudad para llevar coronas y arreglos florales que colocaron al pie del ataúd del capo Arturo Beltrán Leyva antes de que partiera el cortejo fúnebre hacia el panteón de "Jardines del Humaya", donde han sido enterrados otros narcotraficantes.

Hombres de la familia y amigos de Beltrán Leyva, líder del cártel que lleva su nombre y es uno de los más violentos de México, se mantuvieron alejados del funeral para evitar ser arrestados como sospechosos de tener vínculos en los negocios del capo, y sólo participaron en el sombrío entierro algunas decenas de mujeres.

Conocido como "El Jefe de Jefes" o "El Barbas", Beltrán Leyva fue asesinado la noche del miércoles durante un operativo de la Marina, con lo que el presidente Felipe Calderón se anotó una victoria en medio de la guerra contra los poderosos cárteles de la droga.

El fallecido narcotraficante, que era uno de los tres hombres más buscados de México según Calderón, manejaba con sus hermanos la organización, que nació de una escisión del cártel de Sinaloa, pero se convirtió en su rival y creció al punto de corromper con cientos de miles de dólares a funcionarios.

Estados Unidos acusa al cártel de los Beltrán Leyva de introducir toneladas de cocaína en el país cada año.

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Violencia

La brutal violencia derivada de los choques entre narcotraficantes y sus rivales y contra las fuerzas de seguridad han dejado en el país más de 16,000 muertes desde que Calderón asumió en diciembre del 2006.

Familiares identificaron a Beltrán Leyva después del tiroteo en el que fue asesinado, que ocurrió en un lujoso complejo de departamentos de la ciudad de Cuernavaca (unos 80 kilómetros al sur de la capital del país) y que le dejó desfigurado parte del rostro.

Un avión comercial fue rentado para trasladar su cadáver desde la Ciudad de México hacia Culiacán, donde vio crecer sus ilícitos negocios junto con otros capos de la droga como Joaquín "El Chapo" Guzmán, un ex aliado suyo y el hombre más buscado de México.

Los dolientes desfilaron desde la noche del sábado por la funeraria en Culiacán, que estuvo resguardada por decenas de soldados, que también vigilaron el cortejo fúnebre en su camino hacia el cementerio.

Ocho hombres cargaron con dificultad un arreglo floral de unos 6 metros de largo elaborado con cientos de rosas rojas que apenas lograron ingresar por la puerta de cristal de la funeraria, donde se ofreció una misa de cuerpo presente.

Los jefes de los cárteles de la droga en México suelen vivir moviéndose entre decenas de lujosas y secretas mansiones donde se hacen acompañar de jóvenes reinas de belleza y contratan a bandas de música que cantan "narcocorridos".

Después de que ellos mueren, sus familias les rinden homenaje con enormes sepulcros sobreadornados, a menudo mausoleos en los que colocan fotografías, flores de plástico, globos y réplicas de armas.

 

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