Empresas
Fotos: Jesús Almazán.
¿Qué puede salir de una infraestructura de 5,200 millones de dólares donde cruzan kilómetros de tuberías que parecen conectarlo todo y, a la vez, no parece que desemboquen en ninguna parte?
La respuesta: bolitas de plástico. El complejo petroquímico Etileno XXI, del consorcio mexicano brasileño Braskem Idesa puede producir 1.05 millones de toneladas de polietileno.
Son piezas del tamaño de piedras de terracería y con la apariencia de los tubos de resina plástica de las clases de manualidades.
La simpleza del producto contrasta con la complejidad y tamaño de la inversión de esta planta inaugurada hace 3 años: 5,200 mdd.
El corazón de este monstruo de acero, el cracker, convierte el etano en etileno, a través de un viaje por sus tuberías para elevar y bajar su temperatura, hasta quebrar su estructura molecular.
El etileno sirve de base para la producción del polietileno, aún dentro de la estructura de Etileno XXI, que necesita la industria del plástico para elaborar desde bolsas hasta componentes para autos eléctricos.