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El concepto del lujo ha cambiado en los últimos años, a la vez que lo hacían los consumidores. Hoy, más que un precio elevado, la clave está en la experiencia.
Más que un reloj carísimo o exclusivo, para Charles Villoz, vicepresidente y director de Ventas Internacionales de Longines, se trata de ofrecer un producto escaso y de gran calidad en cualquier lugar del mundo, a un precio razonable.
Foto: Felipe Carrasco
Firmas como Quintessentially, empresa de concierge que cerró el puente Golden Gate para una pedida de mano, entendió que el concepto de lujo pasó de la posesión de un bien material a una inversión en experiencias.
Especialmente, explica Jason Palaz, CEO de México y Latinoamérica de Quintessentially, entre las generaciones más jóvenes, que buscan crear memorias, más que poseer objetos.
A esto también ha ayudado la tecnología. Según un reporte de Deloitte, la clave en el cambio está en el smartphone, que se ha convertido en un punto de almacenamiento de toda la vida personal de su usuario.
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La tecnología ha puesto de cierta manera el poder en la mano de los consumidores.Vemos una tendencia de lujo incluso en Uber, con su servicio Black, o de Airbnb, con inmuebles de lujo”,