Con la mira en las 'start-ups'

Las escuelas de negocios atraen cada año a más empresarios con sus redes de mentores y un ecosistema emprendedor donde probar ideas en un entorno con poco riesgo.
'Start-ups' en la mira Espíritu empresarial. (Foto: Ilustración Skinpop Studio)

Nota del editor: Este artículo forma parte del suplemento 'Educación Ejecutiva. Emprendedores a la escuela', de la revista Expansión.

(Expansión) – A partir del próximo año, Sergio Valerio quiere impulsar cambios en su empresa familiar. El ingeniero agrónomo pretende que en el negocio creado por su padre hace 28 años se dedique más tiempo a tareas de planificación, mejora de procesos internos y a ampliar su presencia en nuevos mercados, y no sólo cubrir los aspectos operativos. En busca de ideas sobre cómo realizar estas innovaciones, el ingeniero por la Universidad Nacional Autónoma de Nuevo León recorre desde hace un año los salones de la escuela de negocios Nyenrode, en Breukelen (Países Bajos).

Quiere aprender de otros alumnos, mentores y CEO cómo transformar una empresa familiar, con predominio de ingenieros. “Para hacer modificaciones necesitaba aprender en una escuela, en un ambiente donde puedo mandar un WhatsApp a mi mentor y responde al momento”, una cercanía que no es tan común en una consultora, menciona.

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El ingeniero optó por identificar nuevas ideas para el negocio, que oferta sistemas de irrigación, entre otros servicios, partiendo de una maestría en administración de negocios (MBA), por considerar que las escuelas de educación ejecutiva están reuniendo el ecosistema ‘todo en uno’: consultores de diversas especialidades, directores de empresas y hasta inversionistas a los que exponer sus proyectos para llevar la empresa a otro nivel.

Se concentró en la escuela de negocios y no es el único: 62% de los aplicantes a un posgrado de este tipo elige esta opción para desarrollar habilidades que le permitan administrar un negocio propio, indica la encuesta ‘Entrepreneurs: Who Goes to Business School and Why’ (‘Emprendedores: Quién va a la escuela de negocios y por qué’), de GMAC, organismo responsable del GMAT, la prueba estandarizada para el ingreso a cursar un MBA.

Juan Carlos Calderón, de la Universidad Anáhuac Norte- Sur, señala que los posgrados buscan aumentar su número de estudiantes emprendedores.

Tener la posibilidad de iniciar una start-up, potenciar una empresa familiar, reunirse con inversionistas ángeles y capital de riesgo, además de participar en campamentos de emprendimiento son actividades que las escuelas de negocio ofertan para responder a la demanda creciente de estudiantes, que buscan estrenarse o consolidarse como emprendedores.

Esta vinculación de los MBA con programas de emprendimiento inició hace una década, con la inclusión de materias aisladas, pero hoy son esquemas robustos, que incluyen acciones integradas entre sí. Es común que incluyan campamentos para convivir con interesados en hacer negocios y sesiones de coaching entre iniciadores de star-tups, en los países donde la escuela tiene presencia, explica Vincent Chang, director del laboratorio de Emprendedurismo (E-Lab) de la China Europe International Business School (Ceibs), en Shanghái, China.

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Las razones que han empujado a que haya más iniciativas que respalden el surgimiento de negocios en las escuelas de negocios son varias, empezando por un mercado con apetito por emprender. Latinoamérica, junto con Asia, son las regiones donde más estudiantes contemplan el emprendimiento como una meta posterior a estudiar la maestría. Así lo reconocieron 31% de latinos frente a 35% de asiáticos encuestados por el GMAC. En escuelas de negocios, como Harvard Business School, se estima que 46% de los estudiantes opta por iniciar un negocio en su segundo año.

“Los MBA, de alguna manera, buscan ser un laboratorio para lanzar ideas, recibiendo asesoría de todo tipo, no en un tema concreto como pudiera ser el caso de otras incubadoras. Es más, los programas apuestan a que haya más estudiantes queriendo emprender”, dice Juan Pablo Calderón, director del programa MBA de la Universidad Anáhuac Norte-Sur, donde también opera una incubadora que atiende hoy 50 proyectos.

Actualmente, existen alrededor de 1,250 programas de incubación sólo en Estados Unidos, 32% de ellos cuenta con el patrocinio de instituciones académicas, como escuelas de negocios, de acuerdo con datos de la Asociación Nacional de Incubación de Negocios, con sede en Estados Unidos. En México hay 328 con apoyo de instituciones de educación superior, según el informe ‘Emprendedores de TIC en México’, pero son cifras de instituciones en general, sin distinción sobre escuelas de negocio.

Félix Cárdenas, líder de Emprendimiento en la EGADE, apunta que la apuesta a futuro es que las empresas entren a financiar más 'startups'.

Lanzar un proyecto y entender cómo escalarlo, pero en un entorno de menor riesgo al estar acompañado por mentores, es la primera razón por la que un estudiante decide iniciar su negocio durante su paso por el MBA, reconoció 91% de los participantes en el informe de GMAC. Acceder a una amplia gama de investigaciones, recibir financiamiento, así como hacer contactos internacionales en beneficio de la empresa son otros factores mencionados por más de 3,500 estudiantes encuestados para el informe.

Sergio Valerio, de 36 años, ya ha encontrado ventajas al planificar una nueva estrategia para su empresa en la escuela de negocios. Como parte del MBA, tomó sesiones especializadas en Beijing, China, sobre cómo mejorar la cadena de valor en las empresas. Platicó con consultores de otras industrias y empresarios agrónomos, con los que trabajó un proyecto para colocar compañías del sector en mercados internacionales, incrementando sus ventas a 30 millones de dólares.

“Tras mi regreso de China, hablé con mi padre sobre lo que vi. Opciones, por ejemplo, para proveer material que permita la conducción de agua. Estamos por hacer una primera importación, estas conexiones con consultores me abrieron los ojos a otro panorama”, relata.

Leela Greenberg, consultora de 'startups', asegura que en los MBA hay muchos recursos para acelerar los negocios.

No es lo único que Valerio probó para su negocio. ‘Meet de CEO’ (‘Conoce al CEO’) es la clase que recuerda con más pasión, pues a través de ésta conoció a otro director de una empresa de semillas. De nuevo, dice, el valor de una red de empresarios que es poderosa. “Escuché al CEO de Rijk Zwaan hablar sobre cómo planificar a 20 años de trabajo. Eso llamó muchísimo mi atención, es algo más que aplicaré en la empresa, en Monterrey”, dice.

Especializados

Al hablar sobre los programas MBA como laboratorio para crear ideas, es importante señalar que las herramientas que utilizan para impulsar la creación de negocios, ha migrado a otros formatos. Hoy se impulsan figuras como el Entrepreneurship Laboratory (E-Lab, por sus siglas en inglés) o laboratorio de emprendimiento, que en resumen es una incubadora a la que se suma mentoreo y otros elementos para entender el “mundo real de la creación de empresas”, dice Vincent Chang.

Este laboratorio es un pase para el “aprendizaje experimental”, explica Chang, respecto de cómo lograr que los nuevos negocios sobrevivan y crezcan. En el E-Lab de Ceibs, donde hoy se desarrollan 50 proyectos y se tiene una red de 10 inversionistas ángeles, los estudiantes no sólo acceden a mentores, también están en continua exposición en cursos y campamentos de emprendimiento y cuentan con terminales del servicio financiero Bloomberg, para estar al tanto de los movimientos de mercados que afectan su negocio.

Nyenrode pone un mayor foco en potenciar e institucionalizar empresas familiares, pero los esquemas para empujar la creación o el posicionamiento de nuevas ideas de negocios llegan al grado de MBA muy enfocados en start-ups y otros modelos.

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La EGADE Business School, del Tecnológico de Monterrey, iniciará en 2017 ‘Innovation & Entrepreneurship’, una especialidad dentro del programa MBA de tiempo completo, que empieza con clases en Silicon Valley y cierra el mentoreo en Tel Aviv, Israel. La escuela mexicana también tiene Enlace E+E, un programa de aceleración de negocios y que se traduce en 19 proyectos consolidados.

Booth, la escuela de negocios de la Universidad de Chicago, impulsa en su laboratorio de emprendimiento proyectos con enfoque en industrias concretas, como bienes raíces. Mientras la de Berkeley, en la Universidad de California, asesora y busca financiamiento para start-ups relacionadas con fuentes renovables de energía.

Los MBA también ven en las compañías otro valor que pueden ofertar a sus estudiantes emprendedores. La Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh, por ejemplo, tiene su instituto de innovación, donde concentra profesores de ingeniería, diseño y negocios, que pone a disposición de los alumnos para que trabajen en proyectos patrocinados por empresas, con los que ganan conocimiento para sus propios emprendimientos.

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Resultado de esa dinámica es un automóvil diseñado en la escuela estadounidense, que incluye un robot para limpiar la unidad y que fue patrocinado por Nissan.

Desarrollar una idea de negocio durante el MBA pone a disposición del estudiante una serie de recursos a los que no tendría acceso tan fácilmente de forma independiente, como una red de especialistas que, además, no suelen cobrar por sus servicios, pues se trata de un soporte entre emprendedores. Se trata de un ganar-ganar, ya que se apoyan entre sí compartiéndose estrategias y diferentes formas para escalar el negocio, detalla Vincent Chang.

Redes de contacto

Leela Greenberg, estudiante del MBA en Ceibs, es un ejemplo del creciente apetito en las escuelas de negocio por potenciar las redes de contacto con el foco emprendedor. Ella empezará en 2017 su especialidad sobre emprendimiento y crecimiento de pequeñas empresas en España, pero ya ha sido consultora en diferentes start-ups lanzadas en el programa de negocios, y donde la innovación en tecnología es punto clave. Ella no procede de una carrera de TI, pero apoya con estrategias de mercadotecnia y presencia en nuevos mercados.

nullSer consultora en start-ups con operaciones internacionales, incluyendo una empresa con operaciones en México que utiliza tecnología de drones aplicada al campo, le ayudó a entender mejor el mercado latinoamericano. También a hablar de manera fluida el español, algo importante, dice, en el ámbito de los negocios. Pero, además, le permitió cumplir con algo crucial en cualquier programa de MBA que hoy presuma de impulsar ideas de negocios: la consultoría entre colegas es un ingrediente vital de los nuevos esquemas para promover el emprendimiento en los MBA, afirma Greenberg.

“Esta labor te marca diferencia entre una escuela de negocios y otras incubadoras. En los MBA hay mucho recurso para acelerar tu proceso de hacer negocios. Y otra ventaja: cuando te caes, hay profesores y mentores-empresarios que te ayudan a levantarte y aprender del error”, comenta la consultora.

Aunado a una red de contactos sólida, según dónde se curse el programa, el propio entorno donde operan las escuelas de negocios es un facilitador a la hora de abrir nuevas iniciativas. El gobierno de China, por ejemplo, ofrece exenciones de impuestos a start-ups y dota a empresas pequeñas con préstamos de hasta 100,000 yuanes (aproximadamente 280,000 pesos), según información de la Comisión Estatal de Economía y Comercio.

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En la EGADE, donde 50% de los estudiantes tiene en mente abrir o potenciar un negocio existente, el esquema es asignar a cada alumno un mentor con experiencia en la industria donde se origina el negocio, para atraer inversionistas. Son especialistas que, sobre todo, “ayudan a evitar el ‘valle de la muerte’”, lo que significa tener una empresa que no logra escalar en número de ventas y necesita ajustes sobre su modelo de negocio, explica Félix Cárdenas, líder de Emprendimiento de la escuela de negocios.

Son varias las estrategias de las escuelas de negocios para potenciar su capacidad de atraer alumnos con intención de emprender. Una de las más ambiciosas es lograr que los propios mentores formen parte del esquema de financiamiento de las empresas. “Hoy, cada 13 centavos de dólar a start-ups provienen de corporativos, según datos de Estados Unidos. Ahora no podemos contabilizar eso en México, pero piensa cuántas grandes empresas, en el país, podrían entrar en esa dinámica y trabajar en alianza con las escuelas de negocios”, puntualiza Félix Cárdenas.

Vincent Chang asegura que conseguir más financiamiento es clave, pero hay que tener cuidado con sólo centrarse en el aspecto económico. “No podemos y no vamos a prometer que los estudiantes se conviertan en cash positive (que siempre tengan efectivo en sus empresas). Lo que sí buscamos es que desarrollen un enfoque realista de la actividad empresarial”. Esto, agrega el director de E-Lab en Ceibs, es el corazón del emprendimiento en las escuelas de negocio.

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“Si un tercio de las nuevas empresas no supera el tercer año, el empresario necesita aprender. Y lo hace conviviendo en una incubadora con otros empresarios. Esto sucede por factores más allá de lo económico y lo puede aprender en el MBA”, precisa Chang.

Es en esos intangibles, como conocer buenos modelos de negocios, donde está la razón por la que estudiantes eligen las escuelas de negocio para lanzar sus ideas. “Yo soy ingeniero y pude haber tomado cualquier otro diplomado en agro, eso es obvio. Pero eso no me acercaría a una exposición internacional, mucho menos tener mejores prácticas de negocio, lo que sí he logrado en la escuela”, menciona Valerio.

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