Todo depende del nivel. El estrés puede ser un vehículo motivacional, ya que estimula el sistema inmunitario, mejora las funciones cognitivas y aumenta la concentración y la proactividad. Pero, en niveles altos, afecta la salud física y mental de una persona y supone la diferencia entre tener una buena o precaria calidad de vida.
“Puede causar problemas como insomnio, burnout e incapacidad para gozar de las actividades que antes se disfrutaba hacer; neurológicos como visión borrosa, pérdida de atención y memoria; digestivos como gastritis, colitis, estreñimiento, o cutáneos como sudoración y alopecia, por mencionar algunos”, advierte Esperanza Martínez, cirujana especialista en cultura e higiene laboral y socia de la consultora Evexia Bienestar Psicoemocional.
En el ámbito laboral, los principales factores de estrés son la carga de trabajo y las jornadas extensas. El 56% de los ejecutivos en México coincide en que las exigencias de su cargo, junto con la cantidad de responsabilidades que tienen, les representa un nivel alto de estrés que afecta su productividad y estado emocional, según datos de la plataforma de diagnósticos y medición de talento evaluar.com, que encuestó a 12,000 empleados, de enero a mayo de 2021.