Sri Lanka, una joya a la altura del CEO
"Todo es posible", es la premisa en el Amangalla, donde un grupo de mayordomos garantiza que cada idea o antojo que cruce por tu cabeza pueda realizarse. Este hotel es el punto de partida ideal para explorar Galle, en Sri Lanka, una ciudad repleta de fortalezas con una marcada influencia europea (portugueses, británicos y holandeses han pasado por ahí), pero que conserva el espíritu asiático.
Desde la llegada el huésped es tratado, literalmente, como un dios. Ya sea que el estado de ánimo invite a una excursión por las fortalezas, los plantíos de té o algún templo; u obligue a un día de apapacho en el spa.
Los tratamientos ayurvédicos son recomendados a personas que quieren desconectarse del mundo laboral , por lo que son valoradísimos por empresarios y gente con ajetreados ritmos de vida. Por cierto, su spa recibió una mención en la lista de los mejores de 2011 de la revista Condé Nast Traveller.