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Aaron Rodgers quiere hacer historia con los Empacadores de Green Bay

El pasador estrella de los Empacadores llevó a su equipo a un Súper Tazón después de más de una década
mar 01 febrero 2011 02:12 PM
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La estrella del country Brad Paisley cantaba ante 10 mil personas en el Resch Center en Green Bay el 21 de enero cuando una sonora e inesperada ovación acompañó a su voz. Los aficionados vieron la entrada al escenario de Aaron Rodgers, quien con una gorra y camisa a cuadros, gozaba del trato como el nuevo ídolo de la ciudad.

El quarterback de los Empacadores de Green Bay disfrutaba esa noche de otra de sus pasiones, inmerso en el mundo de la música a unos días de enfrentar a los Osos de Chicago y llevar a su equipo de vuelta al Súper Tazón por primera vez desde 1998, con todas las dificultades que pasó en su incursión a la NFL como meros recuerdos.

Desde que los Empacadores encontraron a su pasador en la distante posición 24 del draft de 2005, Rodgers había sido un maestro de la paciencia aguardando el día que pudiera ser considerado una de las estrellas de la liga.

Aaron se sobrepuso a ser desdeñado por varios equipos hasta que Green Bay hizo una apuesta por él en aquel reclutamiento colegial. Después tuvo que aguardar tres campañas en la banca con muy pocas oportunidades de jugar, situándose atrás de la legendaria figura de Brett Favre, el gran ídolo que le dio el último título al equipo en 1997.

Una vez que el coach Mike McCarthy decidió que era momento de que tomara los controles en la temporada de 2008 y se negara a que Favre siguiera en el equipo, su ascenso fue meteórico hasta convertirse en uno de los mejores pasadores de la liga.

Pero Rodgers parece huir a los reflectores. Su aparición con Paisley le dejó saber las pasiones que despierta porque generalmente sus acciones públicas fuera del campo ocurren sin que tenga una cámara de televisión en frente.

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Así fue cómo un encuentro en el aeropuerto con una aficionada que padece cáncer, cuando los Empacadores regresaron de su victoria sobre Atlanta, no se volvió un escándalo mediático a pesar de que en imágenes pareciera que Rodgers decide no darle un autógrafo. Él explicó que no se percató de la mujer y no escuchó su petición por traer unos audífonos en los oídos.

El joven californiano, que creció en el seno de una familia religiosa, ofreció disculpas y las páginas de aficionados de los Empacadores comenzaron a difundir muchas de las acciones sociales que encabeza sin que trasciendan, como un día de diciembre en el que junto a otros jugadores de Empacadores, llevó a 75 niños del Boys and Girls Club a comer pizza y comprar regalos de Navidad.

Antes, había aceptado invitaciones a reuniones en las que se promueve la lucha contra el cáncer sin pedir nada a cambio e impulsado su propia fundación para apoyar a personas que padecen esta enfermedad.

No hubo reclamación al ídolo, que a la par de su carrera en los emparrillados fundó su propio sello discográfico Suspended Sunrise Recordings, en el cual trabajará de tiempo completo cuando termine su carrera en la NFL.

Adentro del campo, Rodgers ha cumplido esa proyección que algunos caza-talentos hicieron: se convertiría en un gran jugador. Sólo los Empacadores atendieron.

Después de ver cómo Favre hacía del final de su carrera una novela de suspenso en la que siempre decidía regresar , Rodgers aprovechó el momento de ser designado el nuevo titular. Tras tres años en los que sólo jugó por momentos en ocho partidos encontró la oportunidad para reclamar su turno como protagonista.

El impacto fue inmediato. Se convirtió en el primero en superar las cuatro mil yardas por aire como pasador, desde que Kurt Warner lo hiciera al tomar la titularidad con los Carneros en 1999.

El hecho de que tenga de vuelta a los Empacadores en el Súper Tazón es una nueva señal de que su equipo ganó la apuesta que hizo por él cuando había roto varias marcas con los Osos Dorados de la Universidad de California en su época como colegial.

Rodgers, en ese afán de no estar inmerso en el mundo de las especulaciones mediáticas, también zanjó una línea entre el imborrable recuerdo que dejó Favre, quien estableció muchas de las marcas de quarterback (mariscal de campo) en la historia de la liga con los Empacadores, y lo que se podría esperar de él cuando dijo: “si quieren que sea el próximo Brett Favre, no lo voy a ser. Yo soy Aaron Rodgers, ese es quien seré”.

Y con esa consigna ya ha encontrado su propio espacio en el cariño de los aficionados. Ya sea en una cancha, en un concierto o en un evento de beneficencia, Rodgers no es perseguido por los logros de otros jugadores para ser reconocido.

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